CIENCIA
Consenso de tres sociedades cientificas

Confirman que se puede tratar la diabetes 2 con una cirugía gástrica

Médicos aseguran que la intervención, similar al by pass, es una opción para normalizar los valores de glucosa. Es clave la selección del paciente.

Quirófano. Tras pasar por esta operación, el diabético puede llegar a prescindir de la insulina.
| Cedoc

Tras varios meses de trabajo, tres sociedades científicas argentinas firmaron un consenso por el cual se reconoce la cirugía metabólica como una alternativa más para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Se trata de la Sociedad Argentina de Cirugía de la Obesidad (SACO), la Sociedad Argentina de Nutrición (SAN) y la Sociedad Argentina de Diabetes (SAD), quienes presentaron el acuerdo ayer en Mendoza, en el marco del IX Congreso Internacional de Cirugía Bariátrica y Metabólica.
“Gracias a la cirugía metabólica podemos lograr la resolución de una enfermedad grave como es la diabetes tipo 2. No estamos hablando de cura, sino de remisión. Es decir, de la posibilidad de prescindir de las inyecciones de insulina e inclusive la medicación oral, mejorando notablemente la calidad de vida y controlando los factores de riesgo asociados, como la presión arterial, el colesterol elevado y la obesidad, entre otros”, aseguró a PERFIL Oscar Brasesco, presidente de la SACO.
“El Primer Consenso Argentino de Cirugía Metabólica definió el tratamiento, la técnica quirúgica –by pass gástrico por laparoscopia–, los equipos multidisciplinarios que tratan al paciente, el seguimiento posoperatorio a mediano y largo plazo, la realización de una base de datos y, por supuesto, los criterios para la selección de los pacientes por parte de diabetólogos o endocrinólogos”, agregó el especialista.
Respecto de esto, son “candidatas” a operarse las personas con diabetes tipo 2, preferentemente con menos de diez años de enfermedad y dos de tratamiento infructuoso; es decir, que no pudieron controlar su patología exitosamente. Además, los pacientes deben tener 65 años o menos, y un Indice de Masa Corporal (IMC) de entre 30 y 35 (no hace falta tener obesidad mórbida). Por último, debe tratarse de pacientes con factores de riesgo, como hipertensión o colesterol alto.

Efectos. “La cirugía produce un aumento de la hormona GLP-1, que pertenece a la familia de las incretinas y aumenta la secreción de insulina. Además, tiene efecto trófico de las células betapancreáticas. Además, al ‘saltear’ el duodeno, aparentemente se produce menor cantidad de sustancias tóxicas para el páncreas. Como beneficio final, al descender de peso, el paciente mejora su insulinorresistencia y eso también es crucial para la diabetes”, explicó León Litwak, miembro de la SAD e integrante del consenso.
“Adicionalmente, siempre que se normalizan los niveles de glucemia, mejoran y detienen su progresión las complicaciones asociadas, como por ejemplo la retinopatía. Este es el principal objetivo de la cirugía metabólica que no busca un descenso de peso masivo, sino el control de los criterios de descompensación. Eso se logra, porque inmediatamente después de la operación mejoran la presión, el colesterol y todos los otros indicadores de riesgo cardiovascular”, sumó Litwak. En Argentina, el 9,8% de la población mayor de 20 años tiene diabetes y de ellos el 90% padece el tipo 2. Esto son  dos millones y medio de personas.
Para los especialistas, es necesaria una legislación que enmarque la cobertura de la cirugía metabólica en el Plan Médico Obligatorio (PMO), ya que hasta el momento se accede a ella en el ámbito privado o bien en hospitales públicos, en el marco de protocolos de investigación. “Hay que trabajar con los entes financiadores para que vean que el costo de un paciente diabético con problemas metabólicos es muy elevado en comparación al tiempo de recupero de la inversión tras operarlo”, añadió Eduardo Babor, cirujano bariátrico e integrante de la SAN y la SAD.
En cuanto a la visión del paciente, el especialista refirió que “no hay que pensar la cirugía como una solución mágica. Una operación de esta envergadura requiere preparación y seguimiento, porque los pacientes pasan de estar enfermos a ser sanos, y de tener sobrepeso y un tratamiento a cuestas a tener que ‘amigarse’ con una imagen diferente que les muestra el espejo. Ese es un punto que no hay que descuidar”. Por su parte, la presidenta de la SAN, Zulema Stolarza, concluyó que “el paciente debe ser visto como un todo, con sus factores de riesgo, su historia clínica, su recorrido por la enfermedad y sobre todo tener en cuenta qué espera de esta alternativa que es la cirugía”.

 

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“Gracias a la intervención,  la calidad de vida mejoró”

Eva Perfumo se mostró elocuente. Para ella, el 27 de noviembre de 2011, empezó otra vida. O regresó, porque sus sensaciones volvieron a ser las de antes de la diabetes, el sobrepeso y el hígado graso que la dejó al borde de la cirrosis. “Cuando me operaron no utilizaba insulina pero estaba a punto, por mi diabetes con antecedentes familiares. Además, no podía ni resfriarme tranquila porque sentía que ponía en riesgo mi salud. Hoy, a punto de cumplir 55 años, siento que los doctores que me operaron me devolvieron la vida.
No sólo desaparecieron 17 kilos y el hígado graso sino que además no tomo nada para la diabetes, y en los controles que me hago dos veces por año todo da excelente”, dijo mientras recordó que “sólo veinte días después de la operación ya estaba trabajando”. Perfumo fue operada en el Hospital Evita Pueblo de Berazategui por el equipo que integra Susana Fuentes, coordinadora del consenso por parte de la SAD. Como Eva, también fue operada Rita Prieto, de 53 años. “No estamos curados, sino que la enfermedad está como en stand by”, resumió Rita. Las pacientes dicen que con la cirugía metabólica ganaron calidad de vida.