CIENCIA
identificó a Leonardo David Sena

La genetista que fue clave para descubrir al femicida de Lola Chomnalez contó los detalles de la investigación

Se trata de Natalia Sandberg, encargada del Registro Nacional de Huellas Genéticas de la Dirección Nacional de Policía Científica del Ministerio del Interior de Uruguay. “Lo que varió fue las configuraciones de búsqueda que se le imponen al software", detalló.

20240418 Natalia Sandberg, genetista que facilitó encontrar al femicida de Lola Chomnalez
Natalia Sandberg, genetista que facilitó encontrar al femicida de Lola Chomnalez | Captura de pantalla

Un tribunal uruguayo, este miércoles, condenó al asesino de la adolescente argentina Lola Chomnalez a 27 años y medio de cárcel. La pena recayó sobre Leonardo David Sena, acusado de haber matado en diciembre de 2014 a la joven, en el balneario uruguayo de Barra de Valizas. Su detención se produjo en mayo de 2022 gracias a una investigación inédita donde se empleó una técnica genetista crucial para identificarlo. Fue Natalia Sandberg la encargada de llevar a cabo el estudio. 

Sandberg, quien encabeza desde hace 17 años el Registro Nacional de Huellas Genéticas de la Dirección Nacional de Policía Científica del Ministerio del Interior de Uruguay, se “conmovió muchísimo” con el caso de Lola y comenzó a investigar el hecho que, a casi 10 años, podía quedar impune. 

Hace casi dos años, a través de una compleja pesquisa de ADN, la médica logró identificar a Leonardo David Sena como el presunto homicida de Lola Chomnalez.

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Ese informe fue crucial para que el juez penal de Rocha, Juan Giménez Vera, condenara a Sena a 27 años y seis meses de prisión, al considerarlo responsable del homicidio agravado de la chica de 15 años. Por este mismo caso ya había sido condenado Ángel Eduardo Moreira Martínez, alias “El Cachila”, por encubrimiento. La Corte Suprema de Justicia de Uruguay confirmó el año pasado su condena a ocho años de cárcel.

“Fue muy emocionante. Lo dejamos todo. Mi sueño siempre fue mirar a la cara a los padres y decirles que lo dejamos todo”, contó la genetista en conferencia de prensa. Dijo, además, que se trató de una investigación compleja que terminó de manera exitosa, y que “siente orgullo” por el trabajo realizado. En esa misma línea, reveló algunos detalles de su tarea y que su método es inédito.   

Lola Chomnalez 20220519

Los detalles de la investigación

“Esto surgió hace dos años. Fue un trabajo incansable de todo el equipo de la Policía Científica, del juez, Juan Manuel Giménez, y de los investigadores. En un primer momento, cuando surgió la idea, que hasta aquel entonces no tenía precedentes, lo consulté con distintos colegas de distintas partes del mundo y todos me dieron su apoyo. Eso me dio la confianza científica para hacer este hallazgo”, detalló Sandberg.

“Nuestro trabajo es hacer búsquedas puntuales, confrontaciones puntuales entre criminales y hechos de casos sin resolver. Lo inédito fue tratar de maximizar ese software que tenemos y buscarle otras patas a la investigación con búsquedas de familiaridad, parentesco y genealogía forense, para poder llegar a los resultados como los que tuvimos”, señaló la encargada del Registro Nacional de Huellas Genéticas de la Dirección Nacional de Policía Científica del Ministerio del Interior de Uruguay. 

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“Básicamente, la línea de investigación primaria surgió basándose en el principio de que hay familias de delincuentes en nuestra base de datos. Al día de la fecha tenemos más de 80.000 perfiles genéticos. Uno puede ver, desde el punto de vista genético, que hay familias enteras de los criminales. Entonces traté de usar eso que me aportaba lo que yo estaba viendo para poder convertirlo en un hallazgo genético”, explicó la genetista. 

Según detalló, desde un principio pasaron por todo tipo de frustraciones, porque no se daban los resultados esperados, sumado a que se trataba de un caso con un grupo familiar complejo en la mira, que lejos estaba de ser una familia tipo, por lo que los perfiles genéticos estaban incompletos. En ese sentido, la científica remarcó: “Lo más destacable es que nunca bajamos los brazos”.

Las muestras, que finalmente terminaron dando con la identidad de Leonardo David Sena, un hombre de 39 años con antecedentes por violencia de género en 2003 y violación en 2009, fueron las halladas en un rastro de sangre que dejó el presunto asesino en una toalla y en el DNI de Lola, encontrados en una mochila que llevaba la adolescente cuando le arrebataron la vida.

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En un principio, las pruebas se cotejaron con la base de datos criminal del Registro Nacional de Huellas Genéticas, y no dieron ningún dato positivo en la comparación. Esto se debió a que la base de datos fue creada recién en 2011, cuando fue promulgada la ley, dos años después del último antecedente delictivo registrado de Sena. Con posterioridad, aquellas muestras testigo se fueron comparando con los perfiles que iban ingresando al sistema.

Durante muchos años, la causa permaneció estancada. Sin embargo, finalmente se introdujo en el registro un perfil genético que parecía tener algún vínculo con este perfil "fantasma". Inicialmente, se intentó identificar a través de la línea paterna con resultados poco satisfactorios. Eso llevó a la genetista a plantear la búsqueda a través de la línea materna. 

De esta manera, los investigadores lograron dar con un perfil femenino, probablemente, de la madre de este individuo. Encontraron en la base de datos a un hombre que estaba vinculado con un triple homicidio de prefectos en el Cerro Pan de Azúcar.

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Una parte de la cadena cromosómica coincidía con el mapa genético desconocido hallado en la toalla y el DNI de Lola. Ese preso tenía la misma madre que el fantasma del caso Chomnalez. Entonces contactaron a la madre de aquel preso conocido, quien aportó voluntariamente una muestra de sangre. El cotejo de ADN con el que dejó su sangre en las cosas de Lola dio positivo.

Finalmente, otro incidente fortuito facilitó el proceso: Sena reportó ser víctima de un delito en el Chuy, en la frontera con Brasil. Aunque la policía lo interrogó y él negó cualquier conexión con el caso, se negó a proporcionar una muestra para un examen genético. No obstante, se inspeccionó su vivienda, se recogieron prendas íntimas y un cepillo de dientes, y se obtuvo material para comparar el ADN. El resultado fue positivo.

En otra línea, la genetista admitió que a lo largo de la investigación se mantuvieron con un “hermetismo total”:  “La idea era no avivar a nadie. Ni siquiera los familiares tuvieron acceso a ciertos temas”, remarcó.

“Esto surgió hace dos años. Fue un trabajo incansable de todo el equipo de la Policía Científica, del juez y de los investigadores. El trabajo durante este tiempo implicó darme la cabeza contra la pared un millón de veces. Hubo de todo. Fue un proceso muy complejo que hoy podemos decir que lo hemos resuelto”, concluyó.

El caso

Lola Chomnalez fue asesinada en la playa cuando iniciaba sus vacaciones con unos parientes con los que había viajado a Uruguay. La adolescente había arribado al día siguiente de la Navidad de 2014 junto con su madrina, el marido de ésta y dos hijos del matrimonio.

En el primer día de la estadía, la víctima salió a dar un paseo por la apacible localidad uruguaya y nunca regresó. Su cuerpo fue hallado enterrado en la playa y cubierto por hojas y ramas, con signos de haber sido golpeada y asesinada por sofocación.

 

RM / Gi