El vehículo espacial Insight de la NASA abrió este martes sus paneles solares, coronando así el éxito absoluto del descenso del dispositivo sobre el suelo de Marte, incluso con el envío de su primera "selfie". La fotografía subida a Twitter en el perfil de la misión comenta: "Aquí hay una belleza tranquila. Miro alrededor para explorar mi nueva casa".
La apertura de los paneles solares le permitirá a Insight tener la energía suficiente para comenzar una larga actividad de exploración del suelo del planeta rojo. Los paneles solares gemelos de InSight tienen 2,2 metros de ancho; cuando están abiertos, todo el módulo de aterrizaje tiene aproximadamente el tamaño de un coche convertible grande de la década de 1960.
Los paneles están inspirados en los utilizados con el aterrizador Phoenix, aunque los de InSight son un poco más grandes para proporcionar más potencia y aumentar su resistencia estructural. Estos cambios fueron necesarios para apoyar las operaciones durante un año completo en Marte (dos años terrestres).
Marte tiene una luz solar más débil que la Tierra porque está mucho más lejos del Sol. Pero el módulo de aterrizaje no necesita mucho para operar: los paneles proporcionan de 600 a 700 vatios en un día claro, suficiente para alimentar una licuadora doméstica y mucho para mantener a sus instrumentos dirigiendo la ciencia en el Planeta Rojo. Incluso cuando el polvo cubre los paneles, lo que es probable que ocurra con frecuencia en Marte, deberían poder proporcionar al menos 200 a 300 vatios.
Our Mars Odyssey orbiter phoned home, relaying news from @NASAInSight indicating its solar panels are open & collecting sunlight on the Martian surface. Also in the dispatch: this snapshot from the lander's arm showing the instruments in their new home: https://t.co/WygR5X2Px4 pic.twitter.com/UwzBsu8BNe
— NASA (@NASA) November 27, 2018
Humanos en Marte para 2030
Es la primera vez desde 2012 que un artefacto logra posarse sobre Marte, después de que lo hiciera el vehículo Curiosity de la NASA, el único actualmente activo en la superficie del planeta rojo. Más de la mitad de los 43 intentos por llevar a Marte robots, satélites u otros -ejecutados por agencias espaciales de todo el mundo- fallaron.
Solo Estados Unidos logró colocar artefactos allí, invirtiendo en estas misiones con el objetivo de preparar una futura incursión con exploradores humanos para la década de 2030. El director de la agencia espacial estadounidense Jim Bridenstine, dijo en una conferencia de prensa posterior que el laboratorio para esa misión, que estimó ocurra "a mediados de los 2030", será la Luna.
"Podemos replicar tanto como sea posible para una misión a Marte", indicó, asegurando que el foco está en hacer estos viajes de manera sostenible, con tecnología que pueda ser reutilizable. "Su nación está realmente comprometida en llegar a Marte y usar la Luna para lograr eso", agregó.
Marte en 3D
Esta sonda de 993 millones de dólares deberá por cerca de dos años escuchar y escrutar el interior de Marte para intentar develar los misterios de su formación, hace miles de millones de años. Conocimientos que podrían permitir posteriormente comprender mejor la formación de la Tierra, el único planeta rocoso del que se estudió realmente su interior.
Elizabeth Barrett, jefa de operación de instrumentos del JPL, dijo que tomará entre dos a tres meses colocar todos los instrumentos en la superficie y otro par para comenzar a recibir la data. El objetivo es construir un mapa en tres dimensiones del planeta, de manera que "podamos entender el interior de Marte tan bien como hemos llegado a conocer el exterior", dijo Bruce Banerdt, el principal investigador del proyecto en el JPL.
InSight está dotada de un sismómetro de concepción francesa, SEIS, que será posado directamente sobre el suelo marciano y escuchará sus más mínimas vibraciones: ondas de choque de meteoritos, movimientos de tierra, crujidos de estratos rocosos, incluso puede ser que movimientos de magma profundos. "He recibido confirmación de que no hay rocas en frente del módulo", dijo "aliviado y muy feliz" el principal investigador del simómetro francés, Philippe Lognonne.
AP/AFP/DS