Dan Harkabi hizo una revolución. Es el hombre que en el año 2000 cambió para siempre la manera de guardar archivos digitales y poder transportarlos de un lado a otro. Este israelí de cincuenta años es el creador del pendrive o, como él lo llama, disk on key (“disco en el llavero”). Dan estuvo esta semana en el país invitado por la Organización Sionista Mundial (OSM) y la UTN de Tucumán. También dio una charla en la Universidad de Palermo. La finalidad del viaje fue contar cómo fue el surgimiento de este invento y promocionar el espíritu de vanguardia e innovación que hay hoy en el Estado de Israel, país que lidera el ranking de patentes per cápita en todo el mundo, según la OSM.
“A las grandes empresas les cuesta innovar porque viven en sus propios ecosistemas, pero los países menos desarrollados o alejados somos más creativos, desarrollamos muy buenos start-ups (emprendimientos)”, cuenta Harkabi. Fue 14 años atrás cuando el CEO de la empresa israelí M-systems, Dov Moran, le propuso a Dan crear un dispositivo de almacenamiento que fuera capaz de entrar en un bolsillo, que sirviera en todas las computadoras y que reemplazara al aún no obsoleto disquete. Así fue que en seis meses, y gracias a contar con un primer cliente, IBM, lo lograron: “Marcamos la diferencia gracias a la universalidad del dispositivo, que se la dio el puerto USB. Permitió que el pendrive sirviera en la mayoría de las computadoras sin necesidad siquiera de instalar un software”. Dan recuerda que el primer dispositivo tuvo 8 MB de capacidad y que lo primero que guardó fueron unas fotos de su cámara digital.
Para Harkabi, quien también fue comandante mayor e instructor de vuelo de la fuerza aérea israelí, el pendrive vino a ser algo así como la antigua caja de zapatos repleta de papeles que guardaba su madre debajo de la cama. “Hasta el día de hoy, me pide que no guarde las fotos de sus nietos en el disco duro de su computadora sino en un pendrive que pueda llevar en la mano. Y esos detalles son los que marcan la diferencia: la simplicidad, que la tecnología sea algo sencillo de usar. En eso se basa el éxito”.
Este hombre delgado, de ojos claros, que no usa mucho las redes sociales y que cree que los niños no deben pasar todo el día detrás de una pantalla sino que deben saber usar un martillo, reconoce que el pendrive fue reemplazado por la nube y los smartphones. “La nube ocupa el rol que antes tenía el pendrive, pero a su vez creó nuevos problemas, como la pérdida de la privacidad y la seguridad de la información. Además, la nube no es clara, entonces la gente hasta pierde información. Quizás tengamos que esperar hasta que algo realmente serio pase para que la gente tome conciencia del riesgo”.
—¿El caso Snowden no fue suficiente?
—Es un buen ejemplo. Pero la gente aún no entiende, y creo que algo aun peor puede pasar. Es por eso que hace un par de años empezamos a desarrollar un software que permita trasladar archivos pesados de una computadora a otra de manera segura y bajo el propio control del usuario. Creo que debemos crear algo similar a esa caja de zapatos que mi madre guardaba debajo de la cama.