Trece años atrás, a Silvia le diagnosticaron cáncer de mama. Fue después de que sus hijos le insistieron para que fuera a hacerse un chequeo: mamografía, ecografía y Papanicolaou. Su médico le habló de carcinoma y le dijo que debía operarse cuanto antes. “Yo no quería saber nada con la cirugía. Hacía cinco meses a mi marido le había dado un ACV. Pero el doctor me dijo: ‘Si vos te dejás estar, no lo vas a poder cuidar’. Y ahí me decidí”.
Silvia hoy tiene 68 años y pasó por tres cirugías de seno para ganarle al cáncer. Pero lo más difícil –asegura– vino después, cuando le diagnosticaron la misma enfermedad a su hija Alicia. “Eso fue un mazazo al corazón. Uno a un hijo quiere dejarle otras cosas de herencia: educación, que sea una buena persona, algún regalito... pero nunca una enfermedad”.
El camino de Alicia, de 52 años, fue más difícil. “En 2012 me palpé un bulto en el pecho, pero como era el cumple de 15 de mi hija me dejé estar. Fui al médico después, cuando ya tenía el pecho muy inflamado y me dolía. La doctora automáticamente me mandó a hacer una punción. A la semana fui a buscar los resultados: carcinoma grado 3 con proyección axilar. Cuando mi médica me confirmó que tenía cáncer, me largué a llorar. Pensé en mis hijas chiquitas. Recuerdo que le dije a mi marido: ‘Este puto cáncer no me va a matar’”.
Y así fue. Tras enfrentar la quimio, una cirugía y 27 sesiones de rayos, hoy Alicia festeja junto a Silvia y el resto de su familia el Día de la Madre. Son dos generaciones que sobrevivieron al cáncer de mama gracias a los avances que se dieron en estos últimos años en diagnóstico y tratamiento.
“La mayor sobrevida de más pacientes se debe básicamente a dos factores: el diagnóstico precoz del cáncer de mama, antes de que sea palpable, y otro factor es el uso racional de la quimioterapia y la aparición de terapias blancos dirigidos en aquellas mujeres con tumores más agresivos, que antes no tenían un tratamiento”, explicó a PERFIL Federico Coló, presidente de la Sociedad Argentina de Mastología y director médico del Instituto Alexander Fleming.
Prevención. El cáncer de mama es la primera causa de muerte por tumores en mujeres de Argentina, según el Instituto Nacional del Cáncer. Cada año se diagnostican 19 mil nuevos casos. Entre los factores de riesgo están la edad, el sobrepeso, la exposición a estrógenos y la predisposición genética. “Los casos de cáncer de mama hereditario son menos frecuentes, y representan entre el 5% y el 10% de los casos de cáncer”, sostuvo Coló.
Beatriz, de 67 años, tuvo cáncer de ovario en 2002 y de mama en 2005. “Me hice un control y, como las imágenes mostraban calcificaciones, el médico me indicó una biopsia. Ahí fue que se dieron cuenta de que era un cáncer de mama. Me hicieron una intervención para extraer esas células cancerígenas. Como lo detectaron a tiempo, no necesité rayos. Mi médico me dijo una frase que me quedó grabada: ‘El cáncer se cura’, y eso me sirvió”, relata.
El caso de su hija Corina, de 43 años, fue más complicado. “Me diagnosticaron en 2008. Mi hija Lola tenía 18 meses y yo estaba terminando de amamantarla. Me toqué un bulto que me llamó la atención y le pregunté a mi obstetra, que me mandó a hacer una mamografía”, recuerda. “Cuando me dijeron que era cáncer no pensé que me iba a morir, pensé más en el corto plazo: cómo atravesar el tratamiento con la nena tan chiquita, si iba a poder tener más hijos...”. A pesar de la quimio y los rayos, Corina pudo quedar embarazada en forma natural dos veces: en 2013 nació Ana, y en 2015, Pedro.
“Me apoyé en mi mamá y en mi familia para superar la enfermedad. Hay que rodearse de gente positiva”, asegura. “Lo importante es prevenir, hacerse una mamografía anual. No hay que tener miedo de ir al oncólogo, se puede seguir adelante. El cáncer no es todo en la vida”, agrega Beatriz.
Para Silvia y Alicia, es clave la contención de la familia y también de otras pacientes que hayan atravesado la enfermedad, por eso son voluntarias en Macma (Movimiento Ayuda Cáncer de Mama). “No hay que tenerle miedo al cáncer, sino respeto. Detectado a tiempo, hoy se cura. Yo soy el ejemplo de que se puede”, concluyó Alicia.