CIENCIA
los riesgos de correr sin tecnica

Por el furor del running, hay más lesiones en pies y piernas

Médicos advirtieron que con la masificación de este deporte se duplicaron en tres años las consultas por problemas musculares. Consejos.

Fenomeno. Cada vez más personas participan de carreras. Pero muchas lo hacen sin un entrenamiento adecuado, lo que conlleva riesgos.
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Correr ya no es lo que era. Ahora se llama running y es moda entre mujeres y hombres por igual. Abundan las carreras en el calendario y todas atraen multitudes, que peregrinan en camisetas flúo hacia la meta. Lo que seguramente muchos desconocen es que a correr se empieza paso a paso. Largarse a participar de los 5K sin guía ni entrenamiento puede provocar serias lesiones.
Jorge Mastrángelo, profesor de kinesiología en la UBA, le dijo a PERFIL que “las lesiones entre quienes comienzan a correr espontáneamente aumentaron un 200% en siete años y se duplicaron en los últimos tres”. Mastrángelo observó, además, que las consultas tienen dos picos en el año: “En las vacaciones, porque la gente sale a correr todos los días y en la pretemporada de febrero y marzo, porque se hace trabajo de fondo: 10 o 15 kilómetros, dos a tres veces por semana”.

Hace falta más que un par de zapatillas sofisticadas para salir a correr. “De caminar, la gente empieza a trotar y a correr, desorganizadamente, sin capacitación ni guía”, señaló Jorge Franchella, director del Programa de Actividad Física y Deporte del Hospital de Clínicas. ¿El resultado? Desde ampollas en los pies, hasta lesiones en músculos, articulaciones y huesos.

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Mastrángelo clasificó los problemas de los corredores en dos grupos: aquellos que practican la actividad tres o más veces por semana suelen presentar síndrome de la cintilla iliotibial –un dolor en la cara lateral externa de la rodilla, que aparece generalmente después de haber corrido un rato y que tiende a empeorar–; y tendinitis de Aquiles, un dolor en la parte final posterior de la pantorrilla, que, a la inversa del caso anterior, duele cuando comienza la actividad y una vez que se entra en calor disminuye, “hasta que llega un momento en que no desaparece”, señaló el kinesiólogo. En runners menos frecuentes, que salen a correr una vez por semana, Mastrángelo indicó que son comunes los dolores en los músculos aductores, esto es en la cara interna del muslo. “El riesgo es que derive en una pubalgia, lesión crónica de difícil tratamiento”, señaló.

Riesgos. Otro problema común son los dolores en la planta del pie, relacionados con el calzado. Detrás de las lesiones se ocultan varios factores de riesgo. Uno de los principales es el exceso de esfuerzo. “La gente no respeta los tiempos del cuerpo. No conocen la técnica para correr, ni planifican su entrenamiento. Cuando corrés, soportás cuatro veces o más el peso de tu cuerpo en cada salto. Es un martilleo para los músculos y las articulaciones. Si tenés técnica, sabés apoyar el pie, la caída es más suave y tenés menos lesiones”, sintetizó Franchella y agregó: otro error común es acumular carreras, sin darle respiro a las piernas.

El calzado, la pisada y la superficie en la cual se corre también atentan contra la salud. “Cuando el piso es demasiado duro, las chances de lesionarse aumentan. Si es muy cambiante o irregular, también”, destacó Franchella. En cuanto al calzado, el médico sostiene que es clave hacerse un estudio de pisada para elegir las zapatillas adecuadas. Y aporta un dato: las zapatillas “duran de 800 a 900 kilómetros. Después empiezan a perder la estructura que contiene bien el pie”.

Para Mastrángelo, la compañía también influye y no siempre para bien. “No es conveniente trotar en grupo, primero porque es difícil que todos tengan el mismo ritmo; segundo, porque el diálogo causa fatiga precoz, porque no se respira con un ritmo homogéneo”. Para prevenir los peligros, los especialistas sugieren planificar el entrenamiento y cumplir con el precalentamiento y la elongación. Un chequeo médico integral tampoco está de más. Por último, para Franchella el secreto es escuchar el cuerpo: “Hay que prestar atención a cualquier dolor o molestia. Son avisos del cuerpo de que algo va mal”