Un grupo de investigadores reveló el rol de una microalga en la captura de dióxido de carbono en el océano Antártico, ubicación que ocupa un lugar central en el equilibrio climático. Según una investigación de la NASA, “absorbe mucho más carbono de la atmósfera del que libera”.
Pese a que este proceso resulta esencial para el ambiente, la función exacta de los distintos organismos marinos y las condiciones ambientales en el secuestro de carbono aún son objeto de investigación científica.
El equipo de científicos publicó en Nature Geoscience un estudio que emplea tecnologías de ADN antiguo para reconstruir la historia reciente de la productividad marina. La investigación se centra en el impacto de las floraciones algales en la reducción del CO₂ atmosférico durante la llamada Antarctic Cold Reversal (ACR), un episodio de enfriamiento ocurrido hace unos 14.000 años.
Los investigadores aportaron evidencias inéditas sobre el papel de la microalga Phaeocystis antarctica en el proceso de captura de carbono en la atmósfera. De acuerdo a los resultados, este ser vivo realiza sus funciones mediante la fotosíntesis y supera en importancia a otros grupos como las diatomeas.

Encuentran restos fósiles de una milenaria especie de cocodrilo carnívoro en Santa Cruz
En palabras de los autores: “La haptofita P. antarctica domina la comunidad fotoautotrófica durante el ACR, comprendiendo más del 60%” y, aunque señalan el acompañamiento de otros grupos, su presencia fue considerablemente menor. La investigación mostró que cuando había más Phaeocystis antarctica en el océano, los niveles de CO₂ en la atmósfera tendían a bajar, es decir, existía una relación inversa entre la presencia de esta microalga y el gas de efecto invernadero.
Al mismo tiempo, se detectó que, a mayor cantidad de estas algas, más carbono era retirado de la atmósfera y almacenado en el océano, lo que hacía más eficiente este proceso natural de limpieza de aire. El estudio resalta que “P. antarctica exhibe una absorción y exportación significativamente mayor de CO₂ en comparación con las diatomeas y puede lograr una tasa fotosintética casi máxima con baja irradiancia, como bajo el hielo marino”.
Tecnologías de ADN antiguo
El análisis se centró en un núcleo de sedimento recolectado a casi 2.000 metros de profundidad en el Estrecho de Bransfield, al norte de la península antártica. Mediante la técnica de ADN antiguo marino, los científicos identificaron las especies y variaciones en la comunidad biológica marina.
8 especies de animales fueron declaradas Monumentos Naturales en Córdoba
Para fortalecer sus conclusiones, el equipo integró la secuenciación masiva de ADN con análisis químicos de los sedimentos, midiendo niveles de bario y hierro. Un aumento en la relación entre estos elementos se reconoce como señal de mayor productividad biológica y captura de carbono en la columna de agua, datos cruciales para interpretar los cambios históricos en el océano Austral.
Gracias a esta combinación de técnicas, el estudio demostró que los períodos con abundancia de Phaeocystis coincidieron con condiciones que favorecieron una mayor actividad biológica y una captación más eficiente de CO₂.
No obstante, el trabajo dejó otras conclusiones más profundas sobre la actualidad de la Antártida. El equipo advierte que la tendencia actual hacia una menor extensión de hielo marino, debido al aumento de las temperaturas globales y al cambio climático, representa una amenaza para esta microalga.

La desaparición de estas floraciones marítimas podría alterar los ecosistemas marítimos de la región. Esta posibilidad podría llevar a una menor retención de carbono en el océano y una mayor acumulación de carbono en la atmósfera.
Además, el trabajo enfatiza que Phaeocystis produce dimetil sulfuro (DMS), un gas responsable de promover la formación de nubes y, por consecuencia, aumentar la reflexión solar. La desaparición de estas algas reduciría la formación de nubes y dificultaría la regulación del clima, lo que podría intensificar aún más los efectos del cambio climático.
BGD/ML