La Antártida Occidental alberga una de las mayores masas de hielo del planeta, con una superficie de 1,98 millones de km². Sin embargo, científicos alertan que esta gigantesca capa está al borde de un colapso “catastrófico” debido al avance del cambio climático y al aumento sostenido de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera.
Investigadores de la Universidad Nacional de Australia advierten que este debilitamiento podría desencadenar un derrumbe completo de la estructura, lo que elevaría el nivel del mar global en más de tres metros. Según los modelos, un escenario de este tipo tendría consecuencias devastadoras, inundando ciudades enteras y desplazando a millones de personas.
“Ya se ha detectado un cambio rápido en el hielo, los océanos y los ecosistemas de la Antártida, y esto empeorará con cada fracción de grado de calentamiento global”, señaló la doctora Nerilie Abram, autora principal del estudio.
Ciudades bajo el agua: un mapa del riesgo
De confirmarse las predicciones más extremas, el colapso de la Antártida Occidental sumergiría bajo el agua ciudades costeras en múltiples continentes. En el Reino Unido, localidades como Hull, Skegness, Middlesbrough y Newport quedarían completamente inundadas. En Europa, los expertos prevén impactos en los Países Bajos, Venecia, Montpellier y Gdansk, mientras que en Estados Unidos, ciudades como Nueva Orleans, Galveston y zonas de Florida estarían en la primera línea de riesgo.
Una simulación realizada por la organización Climate Central muestra que si el nivel del mar aumenta casi tres metros, cientos de urbes quedarían sumergidas. En Londres, barrios como Bermondsey, Greenwich, Battersea y Chelsea se verían cubiertos por las aguas del Támesis.
La pérdida de hielo marino también genera efectos indirectos que agravan el problema. “La disminución del hielo marino antártico y la desaceleración de la circulación profunda en el Océano Austral están mostrando signos preocupantes de ser más susceptibles al calentamiento climático de lo que se creía anteriormente”, explicó Abram.

Además, la reducción de las plataformas de hielo flotantes aumenta la vulnerabilidad del continente al colapso. Estos cambios podrían volverse irreversibles y generar una reacción en cadena con consecuencias globales para el clima y los ecosistemas marinos.
Los investigadores remarcan que este fenómeno no es hipotético: “Un colapso tendría consecuencias catastróficas para las generaciones futuras”, advierte el estudio.
Impacto en los ecosistemas y en la vida silvestre
El colapso del hielo no solo amenaza a las ciudades humanas, también pone en jaque a la biodiversidad de la región. El profesor Matthew England, coautor del informe, alertó que “la pérdida del hielo marino antártico supone un mayor riesgo de extinción para los pingüinos emperador, cuyos polluelos dependen de un hábitat de hielo marino estable antes de que les crezcan sus plumas impermeables”.
De hecho, ya se observaron colonias enteras de polluelos destruidas tras rupturas tempranas del hielo marino. En la última década, múltiples poblaciones de pingüinos sufrieron repetidos fracasos reproductivos, lo que compromete la supervivencia de la especie.
El deshielo también afecta a la circulación oceánica global, que regula temperaturas y corrientes marinas en todo el planeta. Una ralentización de este sistema podría intensificar fenómenos climáticos extremos en el hemisferio sur e incluso modificar patrones de lluvias en regiones tropicales.
A esto se suma la influencia de fenómenos como El Niño y La Niña, que, según datos de la NASA, aceleran el derretimiento de las plataformas de hielo hasta 25 centímetros por año en determinados periodos. Estos eventos oscilatorios agravan la vulnerabilidad de la región.
Ante este panorama, los investigadores insisten en la urgencia de actuar. “La única manera de evitar más cambios abruptos y sus efectos de largo alcance es reducir las emisiones de gases de efecto invernadero lo suficientemente rápido para limitar el calentamiento global a lo más cerca posible de 1,5 °C”, concluyó la Dra. Abram.