Pequeño y sigiloso, un asteroide del tamaño de una heladera se acercó a 3.000 kilómetros de la Tierra –sobre la Antártida– el pasado 24 de octubre sin que los astrónomos lo supieran hasta horas después de su desaparición. Desde el punto de vista cósmico, estuvo muy cerca, incluso más cerca que algunos satélites, aunque por su porte no hubiera representado una grave amenaza para la Humanidad.
Según la trayectoria de la roca espacial de un diámetro de 2 metros, conocida como 2021 UA1, se trata del tercer asteroide que más se acercó al planeta. Pasó a una altitud de aproximadamente 3.000 kilómetros, más cerca que los satélites de comunicaciones en órbita geoestacionaria pero más alta que la órbita de la Estación Espacial Internacional (ISS). Si se hubiera acercado un poco más a la Tierra, probablemente se hubiera desintegrado en nuestra atmósfera.
¿Por qué los astrónomos de la NASA no lo vieron? Los científicos no se percataron del asteroide 2021 UA1, porque se acercó al lado diurno de la Tierra desde la dirección del Sol, por lo que la pequeña roca pasó desapercibida hasta unas 4 horas después de pasar por su punto más cercano.
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"La razón por la que el sobrevuelo del planeta fue tan sorprendente fue porque estaba detrás del sol, viniendo del cielo diurno, por lo que no se pudo descubrir antes de la aproximación más cercana", tuiteó Tony Dunn, un astrónomo que dirige el sitio web Orbitsimulator.
Hasta la fecha, la NASA ha identificado aproximadamente 27.000 objetos cercanos a la Tierra, de los cuales unos 9.800 miden al menos 140 m de diámetro y 890 miden 1 km de diámetro, según el CNEOS. Para que un objeto se considere peligroso, debe medir al menos 140 metros de diámetro, según la NASA.
Actualmente, no se conocen amenazas de impacto a la Tierra para el próximo siglo, pero los objetos desconocidos que se acercan a la Tierra pueden provocar impactos imprevistos, como el evento de 2013 en Chelyabinsk (Rusia), que explotó en el aire al ingresar a la atmósfera, liberando de 20 a 30 veces más energía que la de las primeras bombas atómicas.
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El asteroide dañó más de 7.000 edificios e hirió a más de 1.000 personas, y su onda expansiva rompió ventanas a 100 kilómetros de distancia. No fue detectado porque el asteroide vino de la misma dirección y trayectoria que el sol.
Ahora, muchos científicos se están preparando en caso de que un asteroide peligroso se acerque a la Tierra. Ante tal eventualidad, la NASA llevó a cabo en mayo una simulación de una semana de duración, pero llegó a la conclusión de que no hay tecnología en la Tierra que pueda impedirlo.
La única respuesta sería evacuar la zona antes del impacto del asteroide, aunque la zona de impacto abarcara gran parte del norte de África y Europa. Por su parte, investigadores chinos han considerado el envío de más de 20 cohetes que podrían detener un asteroide gigante.
ds