Dan miedo, tiemblan, hacen temblar y además contaminan. Sin embargo, científicos de la Universidad de Southampton, en Reino Unido, descubrieron que además de causaron tantos problemas, los volcanes tienen una función esencial como reguladores del cambio climático: son el termostato de la Tierra, estabilizan la temperatura de la superficie del planeta.
En colaboración con otros compatriotas de la Universidad de Leeds y otros colegas australianos de la Universidad de Sidney y la Universidad Nacional de Australia (ANU), más canadienses de la Universidad de Ottawa, los británicos de Southamptron estudiaron el impacto combinado de los procesos en el suelo terrestre, los océanos y la atmósfera durante los últimos 400 millones de años, en el Paleozoico. Y descubrieron que extensas cadenas volcánicas fueron las responsables tanto de la emisión como de la eliminación del dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, ambas cosas.
Las conclusiones de estos siete científicos fueron publicadas en la revista Nature Geoscience y se oponen a la visión anterior: “son los arcos volcánicos en el tiempo geológico, los que han estabilizado las temperaturas en la superficie de la Tierra, y no fue gracias a un delicado equilibrio entre el fondo marino y el interior del continente”, aclara el abstract de la publicación.
Los volcanes como termostato
La disolución natural de las rocas en la superficie de la Tierra se denomina meteorización química. Este proceso de descomposición hace que el calcio y el magnesio de las rocas llegue hasta los ríos, que terminan transportándolos a los océanos. Una vez que están en el agua salada, forman minerales "refrigerantes" que retienen el dióxido de carbono. Este mecanismo de retroalimentación regula los niveles atmosféricos de dióxido de carbono, y a su vez el clima global, a lo largo del tiempo geológico.
"En este sentido, la meteorización de la superficie de la Tierra funciona como un termostato geológico", afirma el autor principal, el doctor Tom Gernon, profesor de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Southampton y miembro del Instituto Turing.
Martin Palmer, profesor de Geoquímica de la Universidad de Southampton y coautor del estudio, afirma que los volcanes mantienen el equilibrio de la naturaleza. "Por un lado, estos volcanes bombeaban grandes cantidades de dióxido de carbono que aumentaban los niveles atmosféricos de dióxido de carbono. Por otro lado, estos mismos volcanes ayudaron a eliminar ese carbono mediante rápidas reacciones de meteorización".
"Muchos procesos de la Tierra están interrelacionados y existen importantes desfases temporales entre los procesos y sus efectos”, explica Eelco Rohling, catedrático de Cambio Oceánico y Climático de la ANU y coautor del estudio-.
Para desentrañar en parte la complejidad de esos procesos, los investigadores construyeron una novedosa "red terrestre", incorporando algoritmos de reconstrucciones de placas tectónicas. Esto les permitió identificar las interacciones dominantes en el sistema terrestre y su evolución en el tiempo.
Así descubrieron que los arcos volcánicos continentales fueron el motor más importante de la intensidad de la meteorización en los últimos 400 millones de años. Miraron especialmente los Andes en América del Sur y las Cascadas en Estados Unidos, que tienen algunos de los volcanes más altos y de más rápida erosión de la Tierra. Como las rocas volcánicas están fragmentadas y son químicamente reactivas, se erosionan rápidamente y llegan a los océanos.
"La idea de un tire y afloje geológico entre las masas continentales y el fondo marino como motor dominante de la meteorización de la superficie de la Tierra no está respaldada por los datos", afirma el doctor Gernon a Europa Press.
Más volcanes para un planeta más fresco
Por desgracia, los resultados no significan que la naturaleza nos salve del cambio climático -agrega Gernon-. Hoy en día, los niveles atmosféricos de dióxido de carbono son más altos que en cualquier otro momento de los últimos 3 millones de años, y las emisiones provocadas por el hombre son unas 150 veces mayores que las emisiones volcánicas de dióxido de carbono. Los arcos continentales que parecen haber salvado al planeta en el pasado profundo simplemente no están presentes a la escala necesaria para ayudar a contrarrestar las emisiones actuales de dióxido de carbono".
Sin embargo, el hallazgo del equipo universitario aporta una alternativa para combatir el cambio climático: la meteorización artificial de las rocas calcáreas . Si se lograra acelerar su pulverización para esparcirlas por la tierra, también se aceleraría la reacción química que resultaría en más calcio, potasio y sodio, que podrían desempeñar un papel fundamental en la eliminación segura del dióxido de carbono de la atmósfera.
“No se trata en absoluto de una solución milagrosa para la crisis climática: necesitamos urgentemente reducir las emisiones de CO2 de acuerdo con las vías de mitigación del IPCC, y punto”, aclara Gernon, por las dudas. Como portavoz del equipo, sostiene que su descubrimiento puede ayudar a diseñar planes de meteorización mejorados a gran escala, un aporte más para contrarrestar el cambio climático global.
mm / ds