COLUMNISTAS
FUTURO

A contramano de la historia

En América Latina muchos dirigentes de todos los ámbitos no son conscientes de que vivimos en medio de una revolución vertiginosa que ha cambiado nuestra mente y las relaciones que mantenemos con las otras personas y con los objetos. Los mayores compramos artefactos que apenas podemos manejar y sonreímos ante las actitudes de los jóvenes, sin darnos cuenta de que ellos son el futuro y de que acabó el siglo XX en el que crecimos.

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Marcado contraste. Camioneros bloqueando los centros de distribución de Mercado Libre, un ejemplo argentino de innovación. Las grandes empresas del mundo no son fábricas ni petroleras, sino empresas vinculadas a la Internet y al conocimiento. | cedoc

Avanza un cambio que terminará con la mayor parte de los trabajos de los que vive la gente, pero muchos dirigentes no tienen tiempo para pensar en nimiedades porque se dedican a pelear entre ellos, leen a Weber o Gramsci. O simplemente no leen.

Según los estudios del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), el conocimiento científico y tecnológico acumulado desde el origen de la especie hasta el 1 de enero de este año, se duplicó hasta el 26 de junio. En áreas como la ingeniería genética, la química y la informática se el conocimiento se duplica cada 73 días.

Crece la brecha que existe entre los países desarrollados y los periféricos. En 2019 unos pocos como Estados Unidos, la Unión Europea,  China, Rusia, Japón, Corea del Sur e India produjeron el 94% de los nuevos conocimientos, mientras más de 150 países, entre los que están casi todos los latinos, produjeron un 6%.

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Hay áreas, como la química, en las que el saber se duplica cada 73 días

Educación. Todo esto supone un cambio radical en la educación, que debe fomentar su creatividad para afrontar problemas imprevistos en un mundo en permanente transformación. Siete de cada diez niños que ingresan este año en la escuela trabajarán en profesiones que todavía no existen. Un 70% de lo que aprenden los estudiantes universitarios a lo largo de su carrera estará obsoleto cuando se gradúen.

El mundo que surge de la articulación de la ciencia con la empresa privada produce una cantidad de conocimientos y riqueza mayor de la que nunca se pudo imaginar. Las grandes empresas del mundo no son fábricas ni petroleras, sino empresas vinculadas a la Internet y al conocimiento.

Según el Financial Times durante la pandemia, diez empresas son las que más crecieron en el mundo.  Encabeza la lista Amazon, cuyas acciones subieron de 1.883 a 2.686 dólares, seguida por Microsoft cuyos títulos pasaron de 158 a 198 dólares. En tercer lugar estuvo Apple, sus acciones pasaron de 273 dólares a 354.

El cuarto lugar lo ocupa Tesla cuyas acciones pasaron de 667 dólares a 1.007. Es una empresa que está cambiando el modelo de propiedad de los coches, con flotas de robotaxis automáticos y baterías eléctricas capaces de funcionar en millones de kilómetros. Se aceleraron las investigaciones acerca sistemas de transporte como trenes, subterráneos, aviones, barcos, camiones y taxis robotizados que no necesitarán de un ser humano que los conduzca.

La empresa china Tencent fue la quinta que más creció. Es una proveedora de Internet, videojuegos y plataformas on Line. Sus acciones pasaron de 373 dólares  a 460. Facebook ocupó el sexto lugar a pesar de los serios golpes que sufrió cuando muchas empresas decidieron boicotear su publicidad. La necesidad de comunicarse de más de 2.600 millones de usuarios catapultaron a sus acciones de 169 a 239 dólares.

Están en el sexto y séptimo lugar dos empresas de juegos: Nvidia cuyas acciones pasaron de 245 a 377 dólares y Alphabet, una aplicación de Google Met, cuyas acciones pasaron de 1.114 dólares  a 1.435. Vienen después PayPal la empresa de pagos en red que desarrolló nuevos servicios, como pagos sin contacto en tiendas físicas, cuyas acciones pasaron de 101 a 169 dólares y  T-Mobile la tercera empresa más importante de las telecos estadounidenses. Sus acciones pasaron de 79  a 107 dólares.

Ingresos. Sumado, el valor de estas diez empresas es de 1.328.600 millones de dólares, más de un tercio de los ingresos del presupuesto norteamericano en 2019 que fue de  3.336.000 millones de dólares. La impresión 3D representó el 12,9% del gasto global de la industria global, unos 200.900  millones de dólares en 2019. China tiene la mayor tasa de crecimiento anual de la impresión 3D, 21,6%.

El 1 de Julio Redefine Meat anunció que ingresará el próximo año al mercado, con impresoras de carne vacuna que podrán imprimir 20 kilos por hora. Hay otros impresores de carne: “Impossible Burger” es la hamburguesa de Impossible Foods empresa dirigida por Pat Brown, profesor de bioquímica de la Facultad de Medicina de Stanford, que usa su experiencia científica para fabricar carne sin matar animales. Cuando estuvo de visita en Buenos Aires trajo hamburguesas impresas que se confundieron con otras, elaboradas con carne de animales argentinos. Fue imposible distinguir unas de otras.

Nova Meat permitió superar problemas provocados por el Covid-19 imprimiendo carne de cerdo de primera calidad. China, el país con mayor desarrollo en la impresión 3D, seguramente  adoptará esta tecnología en pocos meses. La mayor parte de la soja argentina se exporta para alimentar vacas y cerdos. La impresión 3D puede ser su fin.

Obstáculos. ¿Podría detenerse esta espiral vertiginosa de éxito económico de Estados Unidos? Sí, podría, si se permite que los camioneros norteamericanos bloqueen los locales de estas empresas obligando a sus trabajadores a que se afilien a su sindicato. Si se creara una empresa aérea estatal, que en vez de pagar impuestos como las demás, viviera de subsidios. Y la manejara un racista del White Power que exigiera que en los Estados Unidos vuelen solo pilotos norteamericanos. Y hostigara a las empresas privadas de aviación para llevarlas a la quiebra, dejar en el desempleo a miles de trabajadores y tomar sus aviones para que crezcan los subsidios. También se detendría si se hiciera una reforma al código penal para perseguir a la prensa independiente a la que tanto odia Trump. Persiguiendo a los ricos se podría lograr que se vayan del país, para que multitudes de pobres traten de huir a Canadá. También se podrían abandonar las alianzas económicas con países imperialistas como Canadá, México, China y la Unión Europea, y reemplazarlas con un mercado común con Venezuela, Nicaragua y Cuba.

Para rematar la carrera de Estados Unidos al subdesarrollo, se podría declarar a Internet de interés público, un servicio sujeto a tarifas que establezcan los políticos. Las empresas no harían las inversiones billonarias que necesitan para mantenerse en la carrera del progreso. Se detendría el crecimiento del conocimiento y los norteamericanos  gozarían de una red barata y anticuada que dejaría de ser el dínamo de progreso del mundo. Llegaría la oscuridad. Irían a contramano de la historia.

Felizmente estas locuras no ocurrirán porque Estados Unidos es un país con instituciones, con gobernadores que se enfrentan a Trump cuando es necesario, con una justicia independiente, con una red de medios poderosa, con unas Fuerzas Armadas que cumplen con la Constitución.

Después de la pandemia va a ser más difícil atropellar a la gente: es más rebelde

Cambio. Después de la pandemia va será más difícil atropellar a la gente. Se ha informó más y se hizo rebelde. Se aceleró el cambio que venían estudiando autores como Thomas Friedman, Alex Pentland, Malcolm Gladwell, Raymond Kurzweil, Pekka Himanen, Jeremy Heimans, Clay Shirks. Artículos publicados en The New Yorker y decenas de papers escritos estas semanas a propósito del conflicto en Líbano y las movilizaciones  por el asesinato de Floyd o Blake, confirman que las manifestaciones espontáneas serán el principal protagonista de la protesta en los próximos años.

Las ideas antiguas tienen poco éxito. No se han organizado reuniones para convencer a la gente de lo lindo que es ser pobre y evitar el consumo. Los monjes de Monte Athos seguirán creyendo que las mujeres son fuente del mal, pero la mayoría de los occidentales están en contra de esas teorías, quieren vivir bien, rechazan las discriminaciones por género, preferencias sexuales o condición étnica. La nueva cultura alienta el uso de ciclovías, nuevas formas de transporte y la producción de energía renovable.  Prefiere imágenes de animales que simbolizan a la vida. El odio a los ricos pierde sentido en un mundo en el que los empresarios y los científicos son los pilares del progreso incluso en países como China y Vietnam.

No hay remedio milagrosos, debemos usar el sentido común, que es el menos común de los sentidos. Rubén Cherñajovksy, empresario cercano al gobierno, pidió que existan reglas claras, seguridad jurídica, política estable, relación lógica con el mundo, lo elemental para que se desarrolle el país. Le faltó hablar de la incorporación a la revolución de la inteligencia.

Eduardo Duhalde habló de la posibilidad de un golpe militar. Ex presidente con enorme experiencia, seguramente quiso llamar la atención sobre algo que es un secreto a voces: la región está al borde del abismo. La pandemia hizo que nos miráramos los rostros y creciera un sentido de solidaridad con los que tenemos cerca. La gente común cobró poder, tiene en el bolsillo el arma más poderosa que existe para evitar que le atropellen: el celular.

*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.