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¿A quién apunta el Aukus?

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Submarinos. De propulsión nuclear se construirán por el acuerdo entre Australia, Reino Unido y EE.UU. | cedoc

En la tercera semana de septiembre de este año, Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia anunciaron la firma de un pacto militar que incluye intercambios de alta tecnología y, en especial, la provisión de submarinos nucleares a este último país. Australia no es una potencia nuclear pero la disponibilidad de estos submarinos podría contribuir a su capacidad de desarrollar armamento nuclear en el futuro. El acuerdo, bajo la denominación de Auku, ha generado reacciones diplomáticas de diversos países y ha incidido sobre el equilibrio geoestratégico en el ámbito de Asia Pacífico y en particular, en el llamado Indo-Pacífico. 

La retirada de los Estados Unidos de Afganistán pocas semanas antes del anuncio del acuerdo ya había impactado en el ámbito euroasiático, generando un vacío geopolítico, tensando las relaciones de Washington con sus aliados de la OTAN y contribuyendo a una salida de los actores occidentales de Eurasia y a un reacomodo de los actores euroasiáticos y de los entramados multilaterales en este espacio. Pero la tensión con los aliados transatlánticos se acentuó por la reacción de Francia, con el respaldo de sus socios de la UE, ante el Aukus que, de hecho, cancelaba la provisión de submarinos convencionales que Paris debía proporcionar a Australia. Y a la vez, agudizó la tensión con China que, luego de una escalada de tensiones con Australia, denunció el acuerdo por ser un factor de desestabilización de la región, pero principalmente, por amenazar su creciente proyección e influencia en el Indo-Pacífico.

Unos días después del anuncio del Aukus, se realizó la primera cumbre presencial de los mandatarios del Quad, el Diálogo Cuadrilátero de Seguridad entre los Estados Unidos, Australia, India y Japón en el Indo-Pacífico, en Washington. Durante la cumbre se abordó una amplia agenda, incluyendo la colaboración entre los cuatro países para enfrentar la pandemia y los desastres naturales que acompañan el cambio climático, pero la reunión, aunque implícitamente orientada a consolidar una estrategia del Indo-Pacífico “libre y abierto” y, eventualmente democrático, para contrarrestar la proyección de China, paradójicamente no dejó en claro cuál sería la relación entre el Quad y el Aukus que agrupa a tres de las naciones anglófonas del acuerdo de colaboración en inteligencia, el Five Eyes, conjuntamente con Nueva Zelandia y Canadá.

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En la región, Japón, que actualmente vive una transición política, podría beneficiarse de este acuerdo en tanto le da un mayor alcance a un aliado como Australia en las aguas de su entorno, pero la India puede ver afectada su histórica posición de no-alineamiento en una coyuntura de crecientes tensiones con China. Ambos países mantienen una fuerte interdependencia económica con Beijing, pero a la vez perciben una seria amenaza en su creciente proyección geoestratégica. Y los países miembros del Asean, en su aspiración de mantenerse como el centro de gravedad que equilibra la región, se ven en la misma situación y reaccionan con cautela frente al Aukus. 

Más allá del efecto sobre los acuerdos de no-proliferación nuclear, es evidente que el Aukus tiene un impacto significativo sobre el equilibrio de poder y los alineamientos de los diferentes actores asiáticos frente a China, aunque esta, en la actual coyuntura, presente sus propios problemas para dar sostenibilidad a su proyección militar debido a la crisis inmobiliaria de Evergrande y a la crisis energética que impactan en su economía.

El punto fundamental es que el Aukus no sólo abre interrogantes sobre el compromiso de la administración Biden con la no-proliferación a la hora de calibrarlo en el marco de su disputa geoestratégica con China, sino también sobre el alcance y la importancia de las alianzas de Washington,  tanto transatlánticas como asiáticas. Pese a que Biden prometió restaurar y revitalizar, en un marco multilateral, las alianzas que habían sido afectadas por la administración Trump, parece que en este proceso existen jerarquías claras y desigualdades evidentes a la hora de establecer qué socios son prioritarios para la política exterior de los Estados Unidos.

*Presidente de CRIES y autor de “Eurasia y América Latina en un mundo multipolar” (2019) y de “La estrategia del Indo-Pacífico” (2021).