“Se hinchó las pelotas”. Lejos del academicismo, un estrecho colaborador del Presidente explicó el disparador de su decisión de golpear al Grupo Clarín donde más le duele: su facturación.
Cierto es que el DNU donde Alberto Fernández estableció que pasan a ser servicio público la telefonía celular, internet y la TV paga –y vuelve a congelar sus tarifas hasta fin de año– impacta en toda la industria comunicacional, con protagonistas locales y globales diversos.
Pero hay un solo actor que participa en forma preponderante de cada una de las actividades sobre las cuales el Gobierno resolvió intervenir. No es casualidad. Sí una sorpresa tanto en un sector del FdT, el kirchnerismo, como en el propio Clarín.
“Muy bien por Alberto, nunca pensamos que se iba a animar”, reconoce un allegado a Cristina Fernández de Kirchner, quien esta semana tuvo el anticipo de la novedad por parte del Presidente.
El sector K más duro mantenía hasta ahora no pocos resquemores hacia Alberto F, en nombre de viejas historias y no tanto sobre su relación con el Grupo Clarín.
Al frente de la Jefatura de Gabinete, fue el puente de plata entre Néstor Kirchner y Héctor Magnetto tras el triunfo de 2003. En ese período, Clarín fue una voz oficialista y Kirchner autorizó la compra de Cablevisión por parte de Multicanal.
En la presidencia de CFK, la crisis con el campo detonó la sociedad. El kirchnerismo atribuyó esa ruptura a que Magnetto no quería a Cristina en la Casa Rosada y a la negativa de permitirle su ingreso a Telecom (lo que sí hizo Mauricio Macri). Clarín rechaza que hubiera tal asociación y solo se limitó a mantener su independencia.
Tras la caída de la 125, los K comienzan a dar aire a lo que se conoció como la Ley de Medios, cuya aplicación final básicamente fue intentar desmembrar a Clarín. Alberto F dejó el gobierno antes de esa ofensiva.
Desde entonces, fue señalado como el lobista del Grupo. Ni siquiera su vuelta a CFK y su entronización como candidato presidencial disiparon ese viejo rencor.
Todo lo contrario. En una muestra de autonomía provocadora, en mayo del año pasado Alberto F planteó en una entrevista nada menos que con Tiempo Argentino que “la comunicación es un negocio”, que Clarín “deje de disparar, que conmigo la guerra se terminó” y que el ingreso del Grupo a Telecom ya era “un derecho adquirido”.
Como la jefa lo había elegido, el kirchnerismo se tragó ese sapo y los que vinieron después. Tras el aplastante triunfo en las PASO, Alberto F asistió a un seminario de Clarín en el Malba, con Magnetto y la cúpula de la compañía sonrientes y en primera fila.
Antes de asumir, aclaró algunos tantos en encuentros privados con el propio mandamás del Grupo (tal como reveló PERFIL) y con otros interlocutores, como los influyentes Pablo Casey (sobrino de Magnetto) y Jorge Rendo.
Según fuentes muy cercanas al Presidente, él apostaba a gobernar con el apoyo de Clarín o con su neutralidad, como mínimo. Pegarle a CFK y al kirchnerismo parecía aceptable a cambio de que no se lo cuestionara a Alberto F, barruntan en Olivos.
Sin embargo, según esa lógica oficial, la patinada con Vicentin y la reforma judicial dinamitaron esa suerte de tolerancia implícita, que voceros de Clarín desmienten de manera tajante.
Incluso, por estos días se azuzó como parte de la furia gubernamental con Clarín la supuesta compra de dólares por el mecanismo de Contado con Liquidación, vía 44,5 millones de Bonar 2024.
“Eso es una barbaridad”, se ofusca un alto directivo del Grupo. Y envía un comunicado de Telecom al respecto: “En lo que va de 2020, Telecom Argentina no ha efectuado operaciones de Contado con Liquidación, aun cuando se trata de una operación absolutamente legal y que la compañía podría llevar adelante sin ningún tipo de impedimentos. Por el contrario, Telecom Argentina ha ingresado al país US$ 250 millones provenientes tanto de fondos propios depositados en el exterior, como de liquidación de desembolsos de financiaciones de entidades internacionales”.
En Clarín admiten que no vieron venir la medida y que ya analizan la viabilidad para algún tipo de presentación judicial que resguarde sus derechos frente al DNU. No es la única compañía del sector afectada que pasó el tema a sus asesores legales.
Una nueva batalla comienza. Como si no hubiera otras más necesarias para dar.