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Defensor de los Lectores

Amanuenses y cómplices hacen de partenaires para el actual proceso

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Owen Jones. “Una operación lenta, pero brutalmente eficaz que condujo a la desregulación de los mercados y la corrupción”. | cedoc

Rosa María Artal es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y con estudios en Sociología y Ciencias Políticas. No es una referente habitual cuando se trata de abordar temas vinculados con el periodismo. Sin embargo, vale la pena recorrer algunas de sus afirmaciones, comentarios, análisis y citas para intentar una mejor comprensión de lo que está pasando en la Argentina con un sector cada vez más amplio de los medios en su relación con el gobierno actual y sus políticas.

Artal escribió en su sitio El Periscopio.com un interesante cuadro de lo que parte de la prensa transmitió acerca de la crisis que vivió Grecia, cuando la Comunidad Europea le dio la espalda ante su derrumbe económico en 2010. En su artículo, que tituló “Periodismo: cómplice del poder o al servicio de la sociedad”, Artal cita una nota de su colega Maruja Torres, ganadora de los premios Planeta y Nadal, autora de varios libros y corresponsal de guerra en el Líbano, Panamá e Israel. Torres comparte palabras del británico Owen Jones, quien al comienzo de su segundo libro, La casta al desnudo, “cuenta por qué se produjo el éxito del thatcherismo, de qué modo trabajaron las fuerzas conservadoras para recuperar un poder que creían haber perdido a partir de una posguerra en la que se abrió mano a los derechos de las clases consideradas como inferiores. La idea de que la revolución conservadora era inevitable, y de que también lo era poner en su sitio a sindicatos y trabajadores para asegurar el bienestar del país, fue penetrando la malla social gracias al trabajo de numerosos think tank de derechas y a un montón de dinero que fue invertido en colocar en puestos clave de los organismos de manipulación de masas a jóvenes despiadados y ambiciosos. Fue una operación lenta, pero brutalmente eficaz que condujo a la desregulación de los mercados y la corrupción. Sugiero a los lectores de PERFIL que no dejen pasar sin análisis comparativo algunos de los dichos de Jones, en particular cuando se refiere a la irrupción de los think tank de derecha y mucho dinero invertido para instalar a “jóvenes despiadados y ambiciosos” en puestos clave de organismos de manipulación de masas.

El economista Juan Torres López se sumó al debate con definiciones que parecen calcadas de la actualidad argentina: los amanuenses periodísticos promueven y reproducen hasta el hartazgo “propuestas sensatas y cargadas siempre de una lógica, que a primera vista suena como indiscutible: hay que moderar los salarios y eliminar derechos laborales –aunque a esto lo llaman flexibilizar– para que se creen puestos de trabajo, hay que reducir los gastos del Estado en servicios públicos o en pensiones porque suponen una carga que no nos podemos permitir, los impuestos son innecesarios y es mejor bajarlos, hay que privatizar las empresas y servicios públicos porque los privados funcionan mejor y todo eso es todavía más imprescindible ahora porque hemos de reducir la deuda por encima de todo”. 

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Reitero, por si no fue claro: esto fue dicho y escrito hace ya casi quince años, referido a una situación de crisis extrema en un país de Europa Occidental, con sistemas de gobierno similares al que hoy ocupa la Casa Rosada. Cito un último párrafo de este trabajo tan revelador como inquietante: “Se ven portadas, editoriales, titulares que sonrojan. Se escuchan y se ven auténticas barbaridades sembradas para hacer un daño devastador”.

En definitiva: o ser cómplices con disfraz de periodistas o hacer periodismo; es decir, poner al descubierto lo que desde el poder se pretende mantener oculto.