Cabildo abierto ¿para quiénes?: La contratapa del domingo de Fontevecchia anuncia un encuentro de periodistas y responsables de carreras de periodismo al que llama "Cabildo abierto" para significar su amplitud y pluralidad democrática. Comienza precisamente refiriéndose al histórico Cabildo abierto del 22 de mayo de 1810.
No sé si es la mejor analogía. El cabildo virreinal y el cabildo revolucionario se parecían en no considerar "vecinos" a los índígenas, a los afrodescendientes y a las mujeres. Y en esto semejaba a la inspiradora Revolución Francesa que no les concedía tampoco ninguna condición de ciudadanía.
El famoso "contrato social" fue excluyente y elitista. Entonces, además de saldar grietas, debemos replantear quiénes son los sujetos de esos pactos y qué privilegios comparten. El objetivo del encuentro al que se convoca es loable. Ojalá el periodismo actúe de modo que pueda inspirar en la sociedad una nueva visión igualitaria de la política. Las nuevas generaciones, y sobre todo las mujeres de las nuevas generaciones, no aceptarán un “todos” que no las incluya.
Guarderías: La sección Sociedad del sábado destaca la intervención de la Justicia en una demanda de dos estudiantes secundarios para tener una guardería en la escuela. La falta de salas maternales y guarderías es una sistemática deficiencia de las políticas sociales de la Ciudad de Buenos Aires. Afectan la posibilidad de armonizar la vida familiar con el estudio y el trabajo de todas las personas, pero tienen un enorme impacto diferencial sobre las mujeres.
Un básico concepto de igualdad en el acceso a los derechos muestra que ésta es una prioridad que debe ser satisfecha. Es destacable la intervención del Ministerio Público y la recomendación de la jueza porteña Romina Tesone de implementar un dispositivo de apoyo para el cuidado de los hijos e hijas de quienes cursan. Muy buena la cobertura de Josefina Hagelstrom proporcionando a la vez datos y experiencias.
Varones Antipatriarcales: En la sección Sociedad se anuncia el Encuentro Latinoamericano de Varones Antipatriarcales. Este movimiento lleva varios años de activismo, acompañando y siendo acompañado por el feminismo en la reflexión sobre los modos y valores con que se construye la masculinidad.
El patriarcado no solo proporciona ventajas, y por cierto no se las proporciona a todos los hombres por igual, pero sin duda garantiza privilegios que el colectivo de los varones preserva a veces de manera violenta, incluso entre pares que amenazan quitárselos.
Compartir experiencias, detectar los micromachismos en la vida cotidiana, percibir las estructuras de poder desiguales, proponerse otra construcción de la masculinidad, son objetivos que de lograrse impactarán fuertemente en la sociedad. Las mujeres hemos hecho avances enormes en la conciencia sobre los estereotipos de la feminidad, sabemos por experiencia que no será una tarea fácil.
Y para mostrar que no es fácil, basta asomarse a la enternecedora columna de Fabián Casas en la sección Escritores (sección que suma la excepcional presencia de Pola Oloixarac, pero no deja de denominarse en masculino). La columna está dedicada a ese ícono de la masculinidad ruda que es Chuck Norris, sobre quien circulan exageraciones admirativas como “¿Sabías que las lágrimas de Chuck Norris curan el cáncer? El problema es que él nunca llora”. La columna relata que Chuck, octogenario, sintió un dolor en el pecho mientras se duchaba, se secó, se vistió y fue caminando a la clínica donde le dijeron que había sufrido dos infartos. Tremendo ideal del yo el de los varones. Sufrir en silencio, resistir o acaso ni sentir el dolor, no derramar una lágrima. ¿Y si Chuck hubiera llorado...?