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MACRI - ALBERTO F

Cambio de roles

Las campañas pasaron del big data a los actos de calle. Temas que son contrapuntos.

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“Los muchachos hedonistas...” Mauricio Macri. | Pablo Temes

La campaña del oficialismo contra reloj ha marcado una mutación en el formato que hacía gala del big data y la comunicación digital para volver a las raíces de las contiendas electorales, en el espacio público real. La estrategia de Juntos por el Cambio apunta a fortalecer la imagen del Presidente haciendo actos públicos en un recorrido federal, bajo el paraguas convocante del “Sí, se puede”. A pesar del rechazo que ha cosechado en grandes sectores sociales, se lo muestra a Macri en la tarea napoleónica de dar vuelta el resultado de las PASO, y es que después de octubre, el nuevo gobierno también deberá tener una oposición. Quién sabe si tal vez ese rol de líder de la oposición no le sienta bien al Presidente.

El candidato del Frente de Todos se puso el traje de presidente y salió a la calle a reunirse con diferentes actores y sectores sociales, en una postura más transicional que de candidato; si bien hay cierta tranquilidad, aún queda atravesar el 27 de octubre. Más allá de los vaticinios de las encuestas que le son favorables, con un crecimiento de la brecha que sacó en las PASO, la gran incógnita es el número final. Dado que la economía se mantuvo ceteris paribus con indicadores negativos, algunos más profundizados, no pareciera que pueda haber grandes variaciones en el resultado de las elecciones respecto de agosto.

Las agendas de Macri y Fernández transitan diferentes caminos.

Macri ha perfumado su campaña con esencias peronistas, eligiendo territorio y acto, tradición que le era bastante ajena. Escenas decoradas con algunas imágenes dantescas, como el beso en los pies. Por su parte, Fernández proyecta un mapa post 27 de octubre dedicando tiempo a reunirse con diferentes sectores, en la búsqueda no solo de apoyo sino de consensos. Algo que emergió también fue la comunicación de propuestas, que había estado ausente en parte de la campaña; convengamos que ésta ha estado teñida por la crisis económica y el simbólico contraste de los candidatos, que ostentan versiones ideológicas muy distanciadas.

Esta semana, la gira de Mauricio Macri llevando su campaña “Sí, se puede” a modo de running incluyó la ciudad de Pergamino y la provincia de Córdoba –primero Río Cuarto y luego Carlos Paz, lugares amigables para el Presidente dados los resultados, donde Juntos por el Cambio alcanzó los 55 puntos en agosto, y la diferencia más grande de todo el país–. También visitó Santa Fe, Chaco y Corrientes. Macri se ilusiona con la marcha en el Obelisco de este sábado, la llamada “marcha del millón”, previo al segundo debate presidencial, y se habla de que tendría convocatoria desde treinta puntos para llegar a la Ciudad de Buenos Aires.

La agenda de esta semana de Alberto Fernández parece más en modo caminata: esta semana tomó examen a sus alumnos de la UBA, se reunió con Cristina Fernández para festejar el Día de la Lealtad y también dedicó tiempo a reuniones políticas. Tuvo actividades en Santa Fe, donde se reunió con el gobernador electo, Omar Perotti, y también participó en Rosario del cierre del “Foro de ciudades: hábitat, federalismo e identidad”, organizado por intendentes peronistas.

Otra parte de su agenda estuvo marcada por reuniones con empresarios de las cámaras agrícolas y ganaderas en el marco de su proyecto “Argentina contra el hambre”, donde se propone que las empresas alimentarias donen el 1% de su producción para combatir el hambre. En otra clara señal de que Alberto está pensando más allá del 27 de octubre, la danza de nombres para integrar su futuro gabinete es otra realidad. De hecho, en su visita a Rosario el candidato estuvo con María Eugenia Bielsa, quien también suena para integrar su gobierno al frente del Ministerio de Vivienda en caso de ganar las elecciones. Las señales también se manifestaron en cuanto a la política exterior: crítico con la gestión actual, manifestó interés en revisar los llamados acuerdos bilaterales conocidos como el paraguas de la soberanía en relación con Malvinas.

Contrastes. En otro orden, pero atento a los temas de agenda, en medio del fervor que dejó días atrás el multitudinario Encuentro Nacional de Mujeres en la ciudad de La Plata, también ambos candidatos tienen contrapuntos. La demanda de los colectivos feministas en búsqueda de expandir derechos y acceder a una igualdad efectiva es imposible de invisibilizar. Alberto Fernández lo entendió: entre sus propuestas figura crear un Ministerio de la Mujer, y también lo incorpora el Frente de Todos. Fue Daniel Filmus quien expresó el proyecto de crear un cupo del 30% para mujeres en los festivales musicales.

Por su parte, el Presidente llegó tarde a esta agenda, ya que el proyecto de extender la licencia por paternidad a veinte días, o el que habilita a familiares o amigos de una víctima de violencia de género a hacer la denuncia, son leídos como oportunistas porque no se realizaron antes, y porque los hechos muestran que la ejecución en esta área durante 2019 no llegó al 10%, un presupuesto que asigna 11 pesos por mujer para prevenir este flagelo. Para rematar este cuadro, esta semana Macri también comparó al populismo con una mujer que gasta con la tarjeta de crédito.

La campaña comenzó para ambos candidatos apuntando a una emoción poderosa, el miedo. Las campañas son esencialmente emocionales. El oficialismo echó mano del miedo para hablarles a sus votantes, activando el temor de que el pasado vuelva. Pero tuvo errores gramaticales y espaciales, porque profundizar un cambio de matiz tan negativo y sin resultados económicos para mostrar no inyectó nada positivo.

El futuro supo capitalizarlo la oposición, que ahondó en el miedo de avanzar en una crisis profunda y sin solución cercana. Después del 11 de agosto, el miedo también dio paso a un cisma en sus estrategias. Mientras Alberto empieza a caminar y proyectar la transición acompañado, Macri se ve solo y a la espera de un milagro, diría Patricio Rey en uno de sus mejores álbumes, Bang bang estás liquidado.

Sin embargo, aún quedan el debate, los cierres de campaña y el 27 de octubre, mientras la historia se sigue escribiendo.

 

*Politóloga. Magíster en Relaciones Internacionales. Consultora en comunicación política.