En esta época, muchas familias comienzan a transitar con sus hijos el último año del colegio secundario. Son instancias que generan grandes interrogantes y, muchas veces, el grupo familiar se encuentra desorientado sobre cómo acompañar al adolescente en la construcción de su proyecto de vida. Todo un desafío para el que, por lo general, no está listo para asumir la responsabilidad y el compromiso que exige decidirse por una carrera.
Es entonces cuando el asesoramiento de un profesional puede ser la opción más recomendable mediante un proceso de Orientación vocacional, que tiene tres actores fundamentales: el joven, los padres y la escuela, y que presenta tres grandes momentos. El objetivo será facilitar y encaminar la búsqueda de información sobre el universo de carreras, que cada día crece en oferta y variedad de especializaciones. En una primera etapa, se busca que el estudiante tenga un rol activo, motivándolo a que concurra a charlas y conferencias, visite distintas universidades, y se entreviste con profesionales y alumnos de los últimos años de las carreras de su interés. A su vez, se recomienda que, no solo navegue en internet y conozca las distintas propuestas educativas con sentido crítico, sino también que realice pasantías con el fin de experimentar de cerca el ámbito laboral que le atrae.
En una segunda instancia, se evalúan las habilidades e intereses del estudiante por medio de diferentes técnicas, para lo que resulta clave contar con el compromiso de los jóvenes, dado que no existen resultados “mágicos” en los tests. Puede suceder, por ejemplo, que las habilidades no coincidan con los intereses del joven, lo que plantea un desafío para él y su familia, que juega un papel protagónico.
Las expectativas que los padres tienen sobre sus hijos suelen ser decisivas y resulta difícil seguir un camino diferente al esperado por el entorno familiar. Aquí, el estudiante deberá discernir cuáles son sus opciones y qué camino seguir. La escuela y la familia deben acompañar al adolescente para que pueda alcanzar las metas que se propone al buscar una formación profesional. Este es un proceso dialéctico a través del cual se nutre de información, la confronta con sus habilidades e intereses, toma los datos de su entorno, vuelve a direccionar la búsqueda y continúa en forma espiralada acercándose a sus objetivos.
Finalmente, llega el momento de la elección de una carrera terciaria o universitaria. Habrá que saber comprender que muchos jóvenes pueden cambiar de opción luego de comenzar a cursar, a veces después del primer cuatrimestre, o al finalizar un primer año o ciclo introductorio. Vuelve a ser importante el apoyo familiar porque el joven se encontrará desorientado, frustrado y probablemente enojado consigo mismo, considerando un fracaso el abandono. Sin embargo, son muchos los casos en que después de un primer replanteo, surge la verdadera vocación, en la que el joven puede finalmente desplegar toda su potencialidad y riqueza. Toda trayectoria conlleva en sí un aprendizaje valioso.
La palabra clave es “tiempo”. Cada estudiante necesitará un tiempo distinto al del otro.
Tiempo en el que transitará distintas experiencias, conocerá lugares o podrá viajar. Tiempo en el que recorrerá instituciones y se relacionará con profesores y compañeros. Poco a poco, tomará conciencia de que necesitará reorganizar su tiempo, su modo de estudiar y de trabajar. Y, de ser necesario, ordenarse y volver a empezar.
Lo fundamental será siempre el respeto de la familia y el saber esperar el tiempo de cada uno.
*Profesora de la carrera de Psicología de la Facultad de Ciencias Biomédicas de la Universidad Austral.