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Catalanes en la historia argentina

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Joan Larreu fue un próspero comerciante catalán afincado en Buenos Aires. Fue el miembro más joven de la Primera Junta, en 1810; había luchado en las invasiones inglesas y, como ministro de Hacienda de Gervasio Posadas fue el responsable de la creación de la flota naval. No sólo de la idea, sino que aportó buena parte de los fondos para llevarla a la realidad. No era un funcionario común, ya que también de su fortuna salió parte del dinero para la formación de la unidad militar llamada Tercio de Miñones de Cataluña y también colaboró en la instalación de una fábrica de armamentos. Cuentan que su apoderado, Guillermo Pío White, hizo de las suyas y lo estafó. Luego de permanecer algunos años en Europa como cónsul argentino, volvió al país. Gobernaba Rosas, quien sospechaba de este catalán, de buenas relaciones con Francia, país que por entonces mantenía bloqueado el Río de la Plata. Su almacén naviero fue objeto de altos impuestos y multas. Para Juan Larrea fue demasiado: pobre y abatido, se suicidó el 20 de junio de 1847 con su navaja de afeitar. Había sido el miembro más joven de la Primera Junta, y el último de ellos en morir.

El otro catalán de aquel gobierno patrio fue el comerciante Domenec Matheu. También había combatido al invasor inglés, y fue uno de los que costeó la expedición al Alto Perú. Durante el Triunvirato, fue director de una fábrica de fusiles. Falleció en 1831.

El catalán más arriesgado fue Felip de Sentenach, un comerciante que tuvo la loca idea de hacer volar por los aires el Fuerte y el Cuartel de la Ranchería, lugares donde se concentraban las tropas inglesas. Pensaba hacerlo a través de túneles, provocando dos explosiones en simultáneo. Hasta llegó a ingresar al Fuerte disfrazado para estudiar el terreno. Sostenía que debía declararse la independencia luego de echar a los ingleses. Con el gobierno patrio, fue director de la Escuela de Matemática. Implicado en la conspiración de Alzaga, fue degradado y fusilado el 11 de julio de 1812.

El autor de la música del Himno Nacional fue Blai Parera i Mont, compositor nacido en Murcia, de padres catalanes. Como sus coterráneos, participó de la defensa de Buenos Aires y se ganaba la vida dando clases de música. Por componer la Marcha Patriótica, en 1813, esto es el Himno Nacional, le pagaron la respetable suma de 200 pesos. Se había casado con una alumna del Hogar de Niños Expósitos. En 1818 regresó a Cataluña, donde murió pobre y sus restos terminaron en una fosa común.

La provincia de Buenos Aires tuvo gobernadores, descendientes de catalanes. Valentín y Adolfo Alsina eran hijo y nieto, respectivamente, de Joan Alsina, quien había venido al Río de la Plata con la expedición de Pedro Cerviño como miembro de la Comisión Demarcadora de Límites. Murió en 1807 peleando contra los ingleses.

Jaume Llavallol también dio un gobernador para Buenos Aires. El hijo de este comerciante, capitán de la tercera compañía de Miñones, fue Felipe Llavallol (1859-1860). Una localidad del sur del Conurbano, lleva su nombre.

Como se notará, los catalanes mencionados combatieron en las invasiones inglesas. Lo hicieron en el Tercio de Miñones de Cataluña, también llamado Tercio de Catalanes o Tercio de Miñones, una unidad de infantería creada en septiembre de 1806 con voluntarios catalanes, incluyendo también a hijos nacidos en el país y otros voluntarios. Tuvo una corta vida militar ya que fue disuelto a comienzos de 1809 por su participación en la Asonada de Alzaga.

Y en religión, eran devotos de “la Moreneta”, virgen negra patrona de Cataluña y cuya festividad es el 27 de abril. En el barrio de Monserrat, uno de los más antiguos de la ciudad, existe desde 1755 un templo consagrado a ella.

*Periodista y escritor.