COLUMNISTAS
¿Nueva etapa?

Coaliciones con días complicados

Mauricio Macri y Gerardo Morales 20220606
Mauricio Macri y Gerardo Morales | Cedoc Perfil

Los últimos días fueron a pleno vértigo en dos coaliciones que, ensimismadas en sus propios conflictos, dan un lamentable espectáculo. El jefe de la oposición, Mauricio Macri, cree que Yrigoyen fue el fundador del populismo en América Latina, se ve que de historia latinoamericana leyó poco. O  quizás entiende por populismo la integración de sectores civiles y sociales a la vida democrática de los países. Hipólito Yrigoyen no es justamente recordado por su populismo ni por su antiimperialismo, como sí lo fueron otros movimientos de América Latina, sino por la lucha de lo que él llamaba la causa –de la gente– contra el régimen –la oligarquía–. Un poder concentrado que no dejaba espacio para la emergencia de las nuevas capas medias.

El radicalismo logró integrar a los sectores medios a la vida política y a la concreción del sueño “mi hijo el doctor”. Paralelamente se desarrollaban la Revolución Mexicana, emergía Sandino en Nicaragua, el APRA en Perú. Recordemos que en esa época en nuestro país el anarquismo y el socialismo eran quienes activaban fuertemente entre los sindicatos. La semana trágica ocurrió en pleno gobierno radical. Y no lo decimos como cargo, sino como un modo de recordar que no había en Yrigoyen un sesgo proizquierda o populista en el sentido que se lee hoy. Finalmente, la huelga que desencadena la represión llevaba como bandera conseguir reivindicaciones que hoy no se discuten,  como jornada laboral de ocho horas.

Cuando Gerardo Morales contrasta a Macri  y le pregunta si quiere romper Juntos, el ex presidente contesta que no, que sus palabras fueron sacadas de contexto y lo hace por prudencia política. Pero si Macri acepta que piensa igual que Milei, en realidad, no hace más que reafirmar que no puede pensar la sociedad del mismo modo que sus socios políticos radicales. Enfrente Facundo Manes le contesta: “Las alianzas deben ser por ideas, no por encuestas, modas o contactos personales. Después en el gobierno se nota”. 

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Y como no se va a notar, porque el problema no es qué se piensa de Yrigoyen, sino cómo se concibe a la sociedad. Y en eso está claro que hay un sector importante del radicalismo que no coincide con el PRO. Las palabras de Macri en la presentación del programa de gobierno de Patricia Bullrich, diciendo que la gente no es tonta y que cuando hay peleas las diferencias se notan, no hace más que hacer una exacta descripción de la realidad... 

Ante una opinión pública que demanda coherencia, las diferencias explícitas en la oposición golpean su potencia electoral. Podríamos apuntar además que la posibilidad de que se apruebe la boleta única, no hace más que beneficiar a Javier Milei y a los partidos minoritarios que no precisarán quién les cuide las boletas, ni garantizarse fiscales. Pero si las peleas en la oposición hacen ruido, ni hablar de lo que sucede dentro del oficialismo. 

En una secuencia en donde Cristina Kirchner reta al Presidente por no ponerse firme con Techint, y un ex soldado del Presidente como fue Matías Kulfas, le echa la culpa de lo sucedido a los soldados de la vicepresidenta, y finalmente termina fuera del Gobierno, estamos ante una comedia de enredos a la que encima se suma la oposición denunciando una posible corrupción en la adjudicación del laminado, cuando la que preguntó por qué se aceptaron las condiciones de Rocca fue Cristina.

Mientras Buenos Aires es nuevamente sitiada por los movimientos piqueteros escenificando que entre quienes trabajan y quienes reciben planes sociales, hay imposibilidad de compartir una geografía común, como si unos y otros se excluyeran mutuamente, Alberto mueve sus fichas. Incorpora  a Daniel Scioli y a Agustín Rossi y le da protagonismo a Sergio Massa, subiéndolo al viaje a Los Ángeles. 

Debemos preguntarnos si esto  preanuncia una nueva etapa de armonía y coherencia en la gestión del Frente de Todos, o es solo un capítulo más de disputas. En qué medida serán toleradas las declaraciones de Massa respecto a la no democracia en Venezuela, Cuba y Nicaragua, se le permitirá a Scioli el protagonismo que sin duda intentará desde su Ministerio, y cuál será el futuro de Martín Guzmán, son interrogantes abiertos respecto no  solo a si continuarán las discusiones internas, sino si éstas seguirán siendo públicas y estrepitosas o se pasará a un momento de sordina.

*Consultor político.