COLUMNISTAS
Encuesta en Argentina

Creer y dejar de creer

default
default | CEDOC

La Segunda Encuesta sobre Creencias y Actitudes Religiosas en Argentina realizada por el Programa Sociedad, Cultura y Religión del CEIL-Conicet nos muestra un paisaje variado y complejo, en el que se combinan pertenencias religiosas cada vez más diversas, prácticas cada vez más íntimas, y opiniones sobre la sociedad controvertidas. La Primera Encuesta, realizada en 2008, nos permitió saber que en Argentina el 76,5% de los habitantes eran católicos, el 11,3% sin religión y el 9% evangélicos. Hoy podemos afirmar que el número de católicos ha descendido al 62,9%, los sin religión han crecido hasta constituir el 18,9%, y los evangélicos han alcanzado el 15,3%.

Los jóvenes son menos católicos que los mayores: entre los que tienen de 18 a 29 años, los sin religión son el 24,7% y los evangélicos el 19,9%, mientras que quienes tienen 65 años y más el catolicismo llega al 81,5%, 1 de cada 10 es evangélico y el 7,7% no adscribe a ninguna religión. A medida que aumenta el nivel educativo crece también la proporción de personas sin religión, que entre los universitarios llegan al 27,2%, y a medida que baja aumenta el número de los evangélicos, que llegan entre los sin estudios al 26,2%.

Es interesante pensar también la diversidad regional: la Patagonia es, como en 2008, la región menos católica, y la proporción de católicos descendió desde 2008 de 61,5% a 51,3%. Junto con el NEA son, además, las regiones que cuentan con mayor porcentaje de evangélicos (23,1% en el NEA, 24,4% en Patagonia). El crecimiento de los evangélicos es notable en el NOA, en donde pasaron de 3,7% al 16,9%. El crecimiento de los sin religión se destaca en AMBA (26,2% vs. 18% en 2008), en la región Centro (18,6% vs. 9,4% en 2008) y en Cuyo (13,2% vs. 5,3% en 2008).

Esto no le gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Los habitantes de Argentina creen siguiendo un sustrato cristiano que permanece: Jesucristo y Dios son los dos primeros en el ranking de creencias. Luego aparece la energía, marcando el avance de una creencia que sugiere realidades nuevas, complejas y plurales. Si comparamos con 2008, la energía es una de las pocas creencias que crecen, mientras bajan la creencia en Jesucristo, en Dios y en la Virgen, siguiendo las transformaciones en el paisaje de las pertenencias.

Los procesos de individuación parecen marcar la relación con las prácticas religiosas: la mayoría (59,9%), como en 2008, se relaciona con Dios por su propia cuenta, asiste al culto en ocasiones especiales (43,3%), y 3 de cada 10 personas no van nunca a las ceremonias de su culto. Más allá de la asistencia al culto, vemos que las prácticas religiosas más frecuentes son las que se realizan en la intimidad, como rezar u orar, leer la Biblia o algún libro sagrado, hablar con los seres queridos difuntos. Las prácticas colectivas son menos frecuentes: 3 de cada 10 personas peregrinan, uno de cada diez hace yoga o meditación. Las prácticas religiosas tienden a la baja si consideramos el arco 2008-2019.

En cuanto a las relaciones entre la religión y el Estado, los y las habitantes de Argentina prefieren la distancia: 6 de cada 10 personas consideran que el Estado no debe financiar a las confesiones religiosas (contra el 41,7% de 2008), el 46,2% considera que no tiene que haber enseñanza religiosa en las escuelas públicas (contra 26,9% en 2018).

Los habitantes de Argentina se relacionan de manera autónoma y con sus creencias y sus prácticas religiosas: creen en un amplio rango de entidades, se relacionan con las divinidades de formas íntimas y personales, y consideran que los cultos religiosos y Estado están mejor en espacios distintos. Sociedades diversas en una región compleja, nos dicen los datos.

El informe completo puede descargarse aquí: https://bit.ly/2PpXNxw

*Doctora en Sociología. Investigadora del CEIL-Conicet.

**Doctora en Ciencias Sociales.

Investigadora adjunta del CEIL-Conicet.