¿Cómo hacer para publicar? Esa es una de las preguntas que se hacen los escritores inéditos. Muchos empiezan a publicar ganando un concurso que habilita la publicación o le caen bien a algún editor de una editorial independiente o consiguen que lean su manuscrito en las editoriales grandes.
He visto que muchas buenas prosas que se publican por primera vez en editoriales independientes después se debilitan en las editoriales mainstream. Libros agrandados o achicados –y sobre todo apurados– para gustar al gran público que, por otra parte –salvo que seas Paulo Coelho o algún youtuber– no existe.
Está muy mal visto publicarse su propio libro. Cosa que hicieron Rimbaud –que le pidió plata a la madre para editar Una temporada en el infierno–, Juan L. Ortiz, Virginia Woolf y Juan Luis Martínez, para nombrar solo a cuatro grandísimos escritores que prefirieron sin problemas editar por su cuenta.
Está muy mal visto publicarse su propio libro
El martes pasado me encontré en una librería con una chica que me pasó una plaqueta que ella había editado. Me dijo que eran los poemas de anticipo de un libro que tiene en preparación. La poeta se llama Martina Benitez Vibart y empecé a leer los poemas apenas se fue del lugar. La plaqueta se llama I. Sacudir al árbol. II. Con sumo cuidado. Lo que entendí es que hizo dos plaquetas, la primera, no la tenía, la segunda, Con sumo cuidado, era la que estaba leyendo.
Los poemas son breves, casi matemáticos y largos. Con una potencia mineral. Me hizo acordar al largo tranco de Javier Heraud. Me gustaron todos, mucho.
Voy a transcribir uno: “Satisfaction”: “El jefe se convierte en un ser/ exigente y despreciable/ cuando el fin es satisfacer al cliente/ para sacar provecho de él./ Cuando el jefe no es jefe/ –porque no quiere serlo/ pasa lo contrario:/ no manda ni exige./ Quienes trabajan, si no despiertan/ su lado más creativo/quieren que el jefe sea jefe/ y que exija más y más”.