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“Cuasimonedas”: ¿una alternativa en tiempos de crisis económica?

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Bono. El Gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela fue el primero en anunciar una cuasimoneda. | cedoc

En el complejo escenario de la actual emergencia económica, las cuasimonedas emergen como una solución innovadora para las provincias argentinas. Estos bonos locales, utilizados en el pasado como respuesta a problemas de liquidez, podrían ofrecer un camino hacia la estabilidad financiera. Exploraremos su historia, funciones y experiencias internacionales para entender si estas cuasimonedas podrían ser clave en la recuperación económica actual.

Las medidas de austeridad, diseñadas para equilibrar las finanzas públicas, han desembocado en la finalización de obras públicas y la reducción de transferencias a las provincias, generando un impacto considerable a nivel local. La conclusión de proyectos de infraestructura y la disminución de las transferencias han desencadenado una serie de efectos negativos en las provincias, desde la reducción de la inversión y el empleo hasta la amenaza a programas esenciales y servicios públicos.

El desdoblamiento de salarios, como respuesta a la inminente iliquidez, evidencia las presiones financieras a las que se enfrentan las provincias, creando incertidumbre económica y afectando el consumo y la demanda agregada. Vale decirlo, muchos gobiernos subnacionales parecen tener simpatía por la desprolijidad financiera.

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En este contexto, surge la necesidad de una coordinación efectiva de los gobiernos provinciales para abordar los desafíos económicos a corto plazo. Simultáneamente, se hace imperativo considerar reformas estructurales a largo plazo para fortalecer la autonomía financiera de las provincias

En este informe, exploraremos una alternativa que ha sido utilizada en circunstancias similares: las “cuasimonedas”. Éstas representan bonos emitidos por las provincias como respuesta a problemas de liquidez y escasez de moneda nacional.

Cuando hablamos de cuasimonedas, nos referimos a los bonos emitidos por las provincias argentinas utilizados como una forma de pago para cumplir con obligaciones cotidianas. Estos bonos, que tuvieron su auge entre 2001 y 2004, representaron una tercera parte del dinero en circulación en ese período, desempeñando funciones de medio de pago y unidad de cuenta.

En Argentina, varias provincias, como Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, entre otras, recurrieron a estas cuasimonedas para enfrentar limitaciones financieras. El Patacón en la provincia de Buenos Aires y el Cecacor en Corrientes son ejemplos de emisiones locales destinadas a cubrir déficits provinciales.

Lecop

Las Lecop surgieron como herramientas financieras emitidas por el Banco de la Nación Argentina para abordar problemas fiscales derivados de las limitaciones impuestas por las reglas de la convertibilidad. Estos instrumentos fueron bonos emitidos entre 2001 y 2002, creados en nombre de las jurisdicciones provinciales, con un plazo máximo de vencimiento de cinco años, aunque tenían la opción de ser rescatados anticipadamente. Su característica más notable era la ausencia de generación de intereses, lo cual es relevante porque esto las hacía funcionar más como una moneda paralela que como bonos.

Las Lecop asumieron funciones de moneda gracias a diversas medidas de estímulo. Éstas incluyeron la autorización para utilizarlas en el pago de impuestos nacionales, así como acuerdos que permitían a los empresarios aceptarlas en transacciones de bienes y servicios.

Patacón

El Patacón surgió poco antes que el Lecop, a través de la ley de emergencia administrativa 12.727 en la Provincia de Buenos Aires. Tenía características similares al Lecop, pero con la diferencia de que pagaba intereses del 7% anual hasta su rescate. A pesar de esto, se consideraba más como un medio de pago que como un título financiero, según repetía el ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires.

La intención era que, del financiamiento total necesario, un tercio sería aportado por entidades financieras, otro tercio se cubriría con la primera serie de bonos y el tercio restante sería resultado de un ajuste fiscal de la Provincia. Desde la política se logró que los patacones fueran aceptados para el pago de impuestos nacionales, una condición considerada crucial para el éxito de esta cuasimoneda.

El Patacón fue visto como una solución no deseada a los problemas excepcionales de iliquidez causados por las restricciones de la convertibilidad en la economía.

Teóricamente, cada patacón equivalía a un peso o a un dólar, pero la población pronto percibió que estos billetes carecían de respaldo y los aceptaba a un valor menor. En otras palabras, se estableció de facto un tipo de cambio Patacón/Dólar. Los precios medidos en patacones comenzaron a aumentar, lo que redujo el poder adquisitivo de quienes poseían patacones.

La experiencia internacional también ofrece ejemplos de “monedas sociales” utilizadas en situaciones de crisis, como los IOUs en California o el Bristol Pound en el Reino Unido. Estas monedas locales buscan estimular la economía y apoyar a las empresas comunitarias.

En conclusión, las cuasimonedas pueden surgir como una alternativa interesante en tiempos de crisis económica. Su historia en Argentina muestra que, cuando se administran adecuadamente, pueden mitigar los efectos negativos de la recesión, favoreciendo la recuperación económica y la reducción de la deuda pública. Ante los desafíos financieros actuales, es crucial considerar opciones innovadoras que puedan impulsar la actividad económica y garantizar la estabilidad financiera a largo plazo. La implementación cuidadosa y la coordinación efectiva entre los distintos niveles de gobierno serán clave para el éxito de cualquier medida adoptada.

*Centro de Estudios Políticos y Económicos. [email protected]