En tiempos donde los ciudadanos parecemos no poder encontrar un solo punto en el que todos estemos de acuerdo, la educación, como concepto y como derecho, emerge como algo de importancia indubitable. Sin embargo, en las ultimas horas, la propuesta lanzada por la exministra Patricia Bullrich; en línea con una verdadera revolución en materia de organización educativa, generó todo tipo de reacciones.
Despejando el camino de las expresiones interesadas de quien hoy sostienen un sistema que ha dado pruebas acabadas de no servir, encontramos algunas incluso dentro de nuestro propio espacio. Es este el punto que precisamente, nos obliga a insistir en la importancia de no empobrecer debates y de redoblar esfuerzos en el planteo de un verdadero cambio de paradigma en la organización educativa nacional. Explicar hasta que duela cual es la idea.
Bullrich planteó eliminar ministerios de Educación y Salud y generó polémica
La Constitución Nacional consagra en el artículo 14 el derecho de enseñar y aprender. Es la Ley nacional 26.206, sancionada en 2006, la que regula hoy la materia educativa nacional, no sin ciertos grises, y cuya máxima autoridad de aplicación es el Ministerio de Educación de la nación. Hoy, la cartera que dirige el licenciado Perczyk cuenta con 5 dependencias que le reportan directamente, de las que dependen otras 11, de las que a su vez, dependen otras 60. Un número aproximado de 70 dependencias entre coordinaciones, subsecretarías, unidades de gestión, cuerpos de asesores, auditorías y secretarías. Una estructura cuya organización ha dejado el siguiente resultado: desde 2020 un millón de chicos dejaron la escuela.
La realidad de la organización educativa nacional es bastante más compleja que lo que decide un ministerio. Cada una de las 23 provincias más la jurisdicción de la Ciudad, tiene su propio ministerio de Educación; sin contar con que incluso, muchos municipios tienen su propia secretaría de Educación, lo que genera una multiplicidad de organismos cuyo alineamiento con el diseño centralizado es una montaña rusa en cortocircuito.
Es indudable que estamos ante un sistema ineficiente y desordenado desde su génesis. Hecho que, incluso, fue mencionado en un capítulo llamado “Los gobiernos locales en Argentina: repensar funciones como oportunidad frente a la crisis”, parte integrante de un libro que analiza la situación educativa latinoamericana en pandemia y una de cuyas autoras, es, precisamente, la licenciada Silvina Gvirtz, funcionaria del ministerio de Educación actual.
Argentina cuenta con 24 jurisdicciones cuyas características son completamente diferentes conforme sus geografías, economías, demografías, condiciones limítrofes, estructuras productivas, sociales y que incluso, en algunas, convive con lenguas originarias que deben ser respetadas. ¿Es posible pensar en la viabilidad de un diseño y control centralizado? Desde luego que la respuesta es un no rotundo.
Patricia Bullrich planteó una reconversión total de la actual estructura ministerial que, en esta materia, integre los ministerios de todas las jurisdicciones y cuyo planteo educativo sea verdaderamente federal. Es decir, un organismo integrador, eficiente, en el que confluyan todas las estructuras educativas con sus respectivas heterogeneidades, fortalezas y vulnerabilidades. ¿Se puede reducir esto al título “Disolverá un ministerio”? Nuevamente, la respuesta es un no rotundo si de verdad, de lo que se trata es de debatir bajo que condiciones reorganizamos la única puerta de acceso al futuro que tenemos los argentinos: la educación.
Lorena Petrovich - Senadora provincial por la Tercera Sección Electoral - JUNTOS
