COLUMNISTAS
40 años de democracia

El 60% de los argentinos cree que el sistema funciona mal

A pesar de seguir siendo, por lejos, el sistema preferido por sobre cualquier otra forma de gobierno, más de la mitad de residentes de Argentina” cree que la democracia funciona mal. La Justicia y el desarrollo económico son considerados las mayores falencias de los años democráticos. Ocho de cada diez irían a votar aunque no fuera obligatorio. Libertad de expresión y elecciones legítimas: los temas que más les importan a los ciudadanos.

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Pausas y avances. El funcionamiento de la Justicia y el desarrollo económico son los dos aspectos más rezagados: casi 9 de cada 10 creen que no hubo mejoras. La mayoría cree que se redujo la brecha de igualdad entre hombre y mujeres. | cedoc

La velocidad con la que en la Argentina ocurren los hechos deja poco lugar para reflexionar sobre procesos más extensos, pero es imprescindible detenerse al menos unos instantes para evaluar la mirada de la sociedad sobre la democracia, sus logros y falencias, que en estos tiempos turbulentos cumple cuarenta años.

Como parte de este objetivo, la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA realizó a través de su Centro de Opinión Pública y Estudio Sociales una investigación cuantitativa para conocer la valoración de este “intangible”.

El corazón del estudio se basó en identificar la preferencia de la democracia como sistema político, la evaluación de su funcionamiento actual, el interés que la política despierta en la ciudanía y la relación entre la democracia y sus expresiones mediáticas. El estudio que aquí se presenta es el resultado de una encuesta nacional realizada en forma telefónica entre los días 17 y 22 de julio de 2023 en base a 655 casos.

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El sistema elegido. Para evaluar la preferencia de la democracia se realizó una pregunta en la que se podía elegir entre tres opciones posibles: “la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno”; “en algunas circunstancias, un gobierno autoritario es preferible a un sistema democrático”; y la tercera opción, “para algunas personas como yo, da igual un gobierno que otro”. 

Las respuestas (en gráfico 1) indican que la democracia es por lejos el sistema preferido sobre cualquier otra forma de gobierno. Más de siete de cada diez personas lo creen de esta forma, mientras que un grupo minoritario, que conforma un 14,2%, aceptaría un retorno a gobiernos autoritarios. Entre los sectores de menores ingresos ese valor escala al 17,4%, y entre quienes tienen de 18 a 29 años asciende al 18%. 

En segunda instancia se pidió una evaluación general del funcionamiento actual de la democracia en Argentina, categorizada con cuatro evaluaciones posibles: “funciona muy bien”; “funciona bien”; “funciona mal”; “funciona muy mal”. 

La evaluación mayoritaria (gráfico 2) es negativa: casi seis de cada diez encuestados plantearon que “funciona mal” o “muy mal”, y un poco más de cuatro de cada diez se inclinaron por evaluaciones positivas. Aquí se debe destacar que entre quienes creen que funciona “muy mal” solo el 56% piensa que la democracia es el sistema de gobierno preferible.

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Logros y falencias. Se consultó a los participantes sobre cuál creen que es la cuestión más importante que la democracia debe asegurar a los ciudadanos. Las respuestas –expresadas en forma espontánea– pueden sorprender.

Las dos primeras registradas se refieren a valores constitutivos del sistema democrático: libertad de expresión (19,7%) y elecciones limpias (16,4%). En cambio, el tercero y el cuarto aspectos describen demandas específicas sobre las políticas públicas: estabilidad económica (12,4%) y educación de calidad (12,3%).

Sobre los cambios registrados a lo largo de estos cuarenta años, se consultó sobre cinco aspectos relevantes en el devenir social: desarrollo económico; funcionamiento de la Justicia; transparencia en la gestión de gobierno; reducción de las desigualdades sociales, e igualdad entre hombres y mujeres. Para evaluar estas temáticas se ofreció una escala de “mucho”, “bastante”, “poco” y “nada” (gráfico 3).

La agenda de igualdad entre hombres y mujeres es, por mucho, la considerada más exitosa: el 67,6% cree que se ha avanzado “mucho” o “bastante”. No obstante, los hombres creen que se ha avanzado más (71%, “mucho” y “bastante”) que las mujeres (64,2%). En términos regionales, el mayor déficit se observa en Patagonia y en Cuyo: el 41,3% respondió “poco” o “nada”.

En el otro extremo, el funcionamiento de la Justicia y el desarrollo económico son considerados falencias de los años de democracia: el 83,7% y el 89% cree que se avanzó “poco” o “nada” en ambos temas, respectivamente. Debe considerarse que el guarismo sobre el desarrollo económico es difícil de extraer de los problemas actuales de la economía.

El ítem de reducción de las desigualdades sociales sale relativamente mejor posicionado que la cuestión del desarrollo económico, ya que una de cada cuatro personas relevadas considera que en ese aspecto se avanzó “mucho” o “bastante”. 

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Interesarse por los asuntos de la “polis”, es decir, la política, y conversar sobre estos aspectos, suelen ser considerados como constitutivos de la democracia. Consultados sobre el interés que genera la política, casi el 60% expresó que se interesa “mucho” o “bastante” en este tema, mientras que poco más del 40% expresó que tiene un interés “bajo” o “nulo”. 

Seguidamente se preguntó sobre si suele conversar sobre cuestiones políticas con familiares, amigos y conocidos. Quienes conversan siempre o muy a menudo suman el 52,3%; los que lo hacen en forma esporádica son el 35,8% y, finalmente, un 12% no lo hace nunca.

Otro tema muy debatido recientemente es la voluntad sobre participar en los actos eleccionarios. En este sentido se consultó si irían a votar en el hipotético caso de que el voto no fuera obligatorio. El 79,3% respondió afirmativamente. 

Medios y democracia. En este apartado se consultó sobre la relación entre la democracia y sus expresiones mediáticas. Esto fue evaluado en torno a dos preguntas: si considera que los medios de comunicación reflejan la pluralidad de opiniones existentes en la sociedad; y en qué medida considera que existe una proliferación de discursos de odio o expresiones discriminatorias en el debate público que potencialmente pueden afectar a las instituciones democráticas. 

En ambas cuestiones las percepciones están divididas. Con referencia a la pluralidad, el 55% cree que solo parcialmente los medios expresan la diversidad de opiniones de la sociedad; en tanto que el 47% percibe totalmente la proliferación de discursos de odio.

*Sociólogo. 

Centro de Opinión Pública y Estudios Sociales de la Facultad (Copes) - Facultad de Ciencias Sociales - UBA.

 

La democracia y sus compromisos

Ana Arias*

Las discusiones sobre la democracia han sido constitutivas del momento de fundación de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. La década del 80, la de la recuperación democrática, se centró, en los estudios sobre este tema, en conceptos como los de “ciudadanía”, que fueron luego criticados por el carácter normativo que tuvieron en algunos de sus enfoques, sobre todo cuando se pensaron como categorías para evaluar procesos siempre adjetivados que se consideraban incompletos o defectuosos.

En los últimos años, el viraje a pensar la democratización como proceso pareció dar cuenta de la democracia como una construcción permanente, que tan bien describe Eduardo Rinessi, y no como un lugar de llegada. 

La democracia como proceso –no pensado solo como un sistema de reglas o procedimientos, sino también como ampliaciones de las mayorías a las formas de participación, así como al acceso efectivo de los derechos– parecía más representativa o útil para el análisis que los planteos formales o normativos. De igual modo, el concepto de democracia no dejaba de portar una serie de valores connotados como positivos o aspiracionales.

Sin embargo, cualidades tradicionalmente asociadas a la democracia vuelven a ser puestas en cuestión en esta etapa. En particular, el lugar de la igualdad y desigualdad como lugar de operación y, muy asociado a lo anterior, el lugar de las instituciones públicas como sujetadoras de la democracia o de sus valores asociados.

En este marco, es muy pertinente haber avanzado con el estudio que aquí se presenta, en un contexto en el cual la pregunta acerca de la validez de la democracia se encuentra puesta en duda. Cuáles son las expectativas, los deseos y las impugnaciones a las formas de funcionamiento actuales de la democracia es algo a ser abordado, no para denunciar lo incorrecto, sino para identificar el proceso actual sobre el que sus condiciones se construyen y se despliegan.

Las diferencias entre sectores sociales y sus evaluaciones, el lugar de lo etario o generacional como espacio de expresión diferencial de expectativas y demandas, abre abanicos analíticos que, entiendo, pueden contribuir tanto al debate público como a la acción política. La universidad pública como parte de las instituciones democráticas tienen la obligación de participar en las disputas sobre la democracia, tan acuciantes en el momento actual. Este estudio hace su aporte en esta línea.

El presupuesto de que la realidad es transformable es un requisito de la política, y esto supone, si no confianza –cuestión que podría ser puesta en duda por experiencias fallidas–, sí esperanza en que la acción política puede transformar. 

La democracia también es un proceso construido y transformable. Las amplias adhesiones a este sistema, que demuestra esta encuesta, y su crítica evaluación de su funcionamiento permiten fundamentar apuestas que politicen y abran la construcción democrática, recuperando la esperanza de que, en democracia, se pueden disputar y ganar formas de vida común más igualitarias desde lo concreto, no solo desde la formalización.

 

*Decana de la Facultad de Ciencias Sociales – UBA.

 

Ficha técnica

Encuesta telefónica realizada con sistema CATI, entre los días 17 de 22 de julio de 2023. La población abarca a todos los hogares con teléfono fijo en el territorio argentino. Se realizaron un total de 655 casos, lo que implica un error absoluto para distribuciones normales de +/-3,85 en la situación más desfavorable, donde p=q=0,50. La muestra se ha ponderado por parámetros censales demográficos. El campo fue realizado por CEIS Consultores.