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CANDIDATURA

El fantasma de la V

Ni para Macri ni para Vidal el actual parece ser buen escenario pensando en candidaturas.

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Plan Vidalita, María Eugenia Vidal. | Pablo Temes

Como un ajedrez en el cual las piezas se mueven sin lógica y sin respetar las reglas del juego, la política argentina se reconfigura para enfrentar las elecciones presidenciales del 27 de octubre.

Repeticiones. A pesar de que se había prometido una pax cambiaria hasta las elecciones, una nueva corrida pone otra vez en jaque la estabilidad de la Argentina. Mientras que para algunos economistas el dólar es “un precio más de la economía”, el Gobierno se las ve en figurillas para evitar una nueva devaluación del peso argentino que seguramente hará escalar los precios con renovado ímpetu, con todo el impacto en la capacidad de supervivencia de los sectores que gastan gran parte de sus ingresos en alimentos.

La incertidumbre crece en el propio riñón del gobierno nacional cuando abruman las presiones para correr a Mauricio Macri de la boleta presidencial. Cada reconfirmación sobre la postulación del Presidente causa nuevas suspicacias. No se puede negar que el encuentro de María Eugenia Vidal en el Hotel Alvear con las altas cumbres empresariales reunidas por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción marcó un perfil netamente presidencial. Algunos medios explicaban sin tapujos que los empresarios “ya eligieron” a Vidal por encima de Macri. Claro que la gobernadora negó que vaya a ser “la” candidata como indica la ortodoxia del código político. Una acción en contrario sería no solo ejercer un acto de traición, sino declararle la guerra al fundador del PRO. No conforme con esta aclaración, también Horacio Rodríguez Larreta salió a explicar que “decidimos en la Argentina, no es Wall Street”, comentario casi de tinte nacionalista por parte de quien algunos creen que puede ser otra carta guardada para la elección presidencial de este año (plan H), mientras apura obras en la Ciudad de Buenos Aires para acelerar las inauguraciones, un clásico de campaña.

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Espectros. El fantasma de la V no es algo nuevo, como se dio cuenta desde esta misma columna hace más de un año (https://bit.ly/2J01TLs). Al menos dos aspectos distancian a la gobernadora del purismo amarillo del PRO: maneja un estilo discursivo más popular y de cercanía, y tiene una mayor capacidad de establecer alianzas políticas, especialmente mirando al peronismo, virtud que muchos creen determinante entre la cerrazón del oficialismo en su escueta mesa de decisiones y un futuro negro por la imposibilidad de hacer frente a las obligaciones externas.

Vidal es una excelente alumna de la estética macrista (manejo de redes sociales, discursos cortos plasmados en videos, publicidad ingente con su voz en off, etc.), a lo que agrega giros discursivos cercanos al dramatismo de Cristina Kirchner. A propósito de esto, quienes no la quieren insisten en remarcar su actitud impostada en sus apariciones públicas, pero también sus ambiciones ¿desmedidas? por fuera de las decisiones de la orgánica del PRO, que colisionan con el otrora heredero político: Marcos Peña. Tener ambiciones no está bien visto en el mundo de la pospolítica, donde la responsabilidad de asumir posiciones en el Estado siempre debe estar vinculada a la idea de la voluntad de ayudar, pero nunca con el perfil de un político profesional. En este sentido se debe recordar la promesa de la propia gobernadora de no usar la Provincia como trampolín.

El problema es que, faltando menos de sesenta días para el cierre de listas, cuesta imaginar un escenario pacífico donde Macri anuncie que se baja de su postulación.

Por más que se alegre el misterioso círculo rojo, qué pensaría la mayoría de la población inmersa en las dificultades para llegar a fin de mes, ¿hay alguna explicación de este escenario que excluya la palabra “fracaso”? En cambio, si el contexto para este reemplazo fuese una economía reactivada, con un dólar calmo y una inflación domada, no se entiende por qué no se presentaría Macri, quien expresó su deseo de continuar como primer mandatario un sinnúmero de veces. En otras palabras, la profundización de la crisis hace correr el riesgo de que afecte a toda la estructura del PRO (y de Cambiemos), como pasó en su momento con el radicalismo.

Paradojas. Es claro que los planes y las previsiones del Gobierno vienen fallando sistemáticamente, generando situaciones paradójicas, como que buena parte de la población acuerde con la imposición de un congelamiento de precios y tarifas, pero no crea que Nicolás Dujovne pueda o le interese llevarlo adelante. Hasta los votantes amarillos duros notan la disonancia cognitiva de que un gobierno market-friendly y que ha sido el adalid de que “las cosas deben pagarse lo que valen” ahora pueda –o deba– imponer un tipo de medida como los Precios “Esenciales” en forma compulsiva, que el ingenio popular ya rebautizó como “precios invisibles”, ya que muchos creen que esos productos tendrán una existencia efímera en las góndolas de los supermercados.

Así están las cosas en un país donde la palabra “gubernamental” ha perdido gran parte de su credibilidad.

Tampoco ayuda la insistencia en culpar por la crisis a los argentinos por su manía de votar al peronismo. Mucho menos sentido tuvieron las declaraciones de Elisa Carrió en Córdoba sobre el fallecido dirigente José Manuel de la Sota: además de ofender a la familia del ex gobernador, enojaron a los propios cordobeses, en un territorio clave para la supervivencia del oficialismo nacional.

Todo el conjunto de cuestiones tiene su impacto en el descenso en las encuestas de intención de voto del Presidente, con la novedad de que Cristina Kirchner estaría en condiciones de ganarle en una segunda vuelta. Otro dato del que probablemente se hable en los próximos días señala que Roberto Lavagna podría aceptar participar de unas PASO con los demás candidatos de Alternativa Federal. Esta es otra mala noticia para el Gobierno, ya que abre una canilla de fuga para los votantes desencantados con el Gobierno, muchos de los cuales le han declarado su eterno adiós generando la duda sobre si volverían si el “plan V” se activara.

 

*Sociólogo (@cfdeangelis).