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El fuego amigo complica más a Patricia Bullrich

A la cima reciente de ruidos internos se arribó con el tratamiento en Diputados de los recortes al Impuesto a las Ganancias. JxC cayó en la trampa tendida por Massa, y fueron los únicos que votaron contra la rebaja de Ganancias, quedando más como oficialistas que opositores.

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¿Unidos? El rol de Macri en la campaña fue puesto en discusión después de las PASO. | NA

“Está muy cabeza dura, se hace difícil ayudarla”. Una fuente involucrada activamente en la campaña de Patricia Bullrich denota cierto desasosiego por el rumbo que ha tomado la carrera electoral de JxC.

Más allá de las características político-personales de la candidata, que en todo caso también pueden explicar el lugar que ocupa, en su entorno alertan respecto a los errores no forzados de la propia coalición, si se los interpreta de manera benévola.

A la cima reciente de esos ruidos internos se arribó con el tratamiento en Diputados de los recortes al Impuesto a las Ganancias. El proyecto de ley fue impulsado por Sergio Massa, en su doble rol de ministro y candidato, y avalado por Javier Milei. Se prevé que esa media sanción será corroborada esta semana por el Senado y entrará en vigor en 2024.

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Antes, Massa había establecido por decreto ese beneficio impositivo. Y previo a ello, prometió que lo haría si fuera elegido presidente. Varios dirigentes de JxC, Bullrich incluida, cayeron en la trampa que les tendió el candidato de UxP, y le lanzaron el desafío de por qué no lo hacía ahora, que lo apoyarían. Desconocían que en el Ministerio de Economía ya circulaban en secreto las iniciativas del decreto y de la ley.

Ni Macri ni Larreta asumieron con entusiasmo sumarse a la campaña de la candidata de JxC

JxC quedó en offside sin necesidad de VAR ante aquella chicana. Lo acentuó el hecho de ser los únicos votos en contra del proyecto, con el argumento de que aumentará el déficit fiscal, la emisión monetaria y la inflación. Lució más como una lógica oficialista que opositora.

Los primeros pases de factura hacia dentro afloraron por la falta de un proyecto alternativo al presentado por el Gobierno. “Nos quedamos en la negativa. En que es una locura, que lo es. Hubo descoordinación en los equipos técnicos para dar una respuesta superadora”, admite un economista que trabaja para Bullrich.

Afloran allí algunas heridas que aún están lejos de cicatrizar entre quienes armaron el programa económico de la coalición y el arribo como referente principal de Carlos Melconian. Con un plan “llave en mano” originado en el Ieral de la Fundación Mediterránea, Melconian & Cia se mantuvieron siempre a distancia de esos debates de los economistas del PRO, UCR, CC y del peronismo de Pichetto.

La mayor rispidez, sin embargo, estalló con el radicalismo de Martín Lousteau. Cuatro legisladores de ese sector, entre ellos Emiliano Yacobitti, alter ego del senador porteño, facilitaron el quórum para la sesión en la Cámara baja. A la hora de votar, sí mantuvieron la disciplina partidaria de ir por la negativa, pese a que Bullrich había deslizado horas antes en un móvil de TN que tal vez iban por la abstención.

Como suele suceder, fue Mauricio Macri el que lanzó la primera piedra. “El populismo es muy contagioso”, sentenció con una sonrisa ante la consulta por la actitud de los radicales de Evolución. Puertas adentro hubo recriminaciones más subidas de tono.

Entre la variedad de análisis de ese entuerto, aparecen dos lecturas riesgosas para Bullrich.

Una se relaciona con el rol de Macri en la campaña. Ella prefiere que la respalde y la milite sin compartir actos, recorridas o imágenes. Se exhibió claramente esta semana: coincidieron en visitar Córdoba (el exepicentro electoral de JxC, en las PASO quedaron terceros), pero con horas de diferencia.

Macri asumió más protagonismo, aumentó sus apariciones mediáticas para avalar a su candidata (siempre en espacios amigables), empezó a criticar un poco a Milei y acepta los límites que impone Bullrich. Preferiría un mayor reconocimiento, claro. Acaso lo encuentre en Miami, hacia donde viajará en unos días.

La tensión con la UCR adquiere una complejidad en alza. Se disimulará este domingo 24 si Bullrich le levanta el brazo a Alfredo Cornejo, en los comicios para la gobernación de Mendoza. El principal rival del candidato radical es Omar de Marchi, el ¿ex? referente del PRO mendocino. Allí está todo roto.

Milei, Barrionuevo y la casta sindical

Sin explicitarlo, algo similar transcurre en CABA. El radicalismo local se siente desplazado por Jorge Macri. Ya hubo salidas resonantes del gabinete porteño de funcionarios vinculados a Lousteau, quien prácticamente se ha borrado de la campaña. Brilla por su ausencia “la foto de unidad” del marketing político entre Macri y Lousteau.

Tampoco Horacio Rodríguez Larreta asumió un acompañamiento entusiasta de la candidatura de Bullrich. Cerca de él aducen que está a disposición, pero la candidata lo mantiene desconectado. En el círculo de la exministra de Seguridad explican que los respaldos que ella pidió cayeron en el vacío. Y reconocen que causaron malestar versiones de supuestos aprestos larretistas para 2027.

Mientras, Milei y Massa insisten en elegirse para polarizar, tal como volvió a quedar al desnudo en el áspero debate entre

quienes se candidatean a la vicepresidencia. Buscan ubicarse en los extremos del cambio vs. continuidad, condenando a Bullrich a un centro en el que se siente incómoda.

Para peor, la presidenciable de JxC debe lidiar con el fuego amigo, producto de una interna feroz y de intenciones de voto todavía insuficientes para llegar al ballottage, de acuerdo con los propios números que maneja la coalición. Parecen señales inconvenientes en el momento menos oportuno.