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El lado oscuro de la fuerza

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Sombras. Crece la polarización de las minorías intensas y la angustia de la sociedad civil (Nabucodonosor, obra de Wililam Blake, 1776). | cedoc

La política argentina ha entrado en una zona oscura que tiene pocos antecedentes en los últimos cuarenta años.

Recuerdos de la furia. El aire de familia más “cercano” con la crisis pos ley ómnibus fue la derrota legislativa del temprano cristinismo en 2008 por la Resolución 125. En esos días el crecimiento a tasas chinas del nestorismo comenzaba a mermar, por lo cual el gobierno decide cambiar el cálculo de las retenciones agropecuarias con el fin de tomar una mayor proporción de renta agropecuaria.

El país ardió por cuatro meses entre cortes de ruta ruralistas, cacerolazos de las clases medias y contramarchas kirchneristas. En junio, Cristina Kirchner informa por cadena nacional que sometería la medida al Congreso. En la Cámara de Diputados la ley –de “solo” 26 artículos– obtuvo una sanción favorable al gobierno por apenas siete votos –129 a 122, con dos abstenciones–. El 17 de julio a las 4.25 de la madrugada la votación en el Senado queda empatada 36 a 36. ¿qué pasó? Justicialistas como Rubén Marín, Carlos Menem, Chiche Duhalde o Roberto Urquía votaron en contra. El desempate lo llevó a cabo el vicepresidente Julio Cobos con el famoso “voto no positivo”. Las vueltas de la vida encontraron a Cobos como diputado en estos días.

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Lo particular del “conflicto con el campo” fueron las horas posteriores. Fuertes rumores planteaban que Cristina podía llegar a renunciar. También algunas voces desde el bando triunfante –casi en forma complementaria– planteaban que Cobos debía ser el nuevo presidente. El agua no llegó al río, pero como consecuencia de aquella historia surgían el antikirchnerismo y el ultrakirchnerismo, el primero corporizado en el macrismo y el segundo, en La Cámpora. Llevar al límite a la sociedad trae inevitables repercusiones que pueden cambiar el curso de la historia.

Llevar al límite a la sociedad trae repercusiones que pueden cambiar el curso de la historia

Bises. No hay tanta distancia política entre los sucesos de 2008 y 2024. Cristina había ganado las elecciones el año anterior con el 45% de los votos. La ley de Bases de Milei antes de la votación sufrió la poda del capítulo fiscal decidida por el propio ministro Caputo, el conflicto de esa parte de la ley no eran ni el blanqueo ni los cambios en bienes personales, sino el aumento de retenciones a los productos agropecuarios. Algunos diputados en la sesión reclamaron el regreso del capítulo, no sin cierta razón: ¿cómo se obtendría el déficit cero para este año sin las herramientas fiscales? Solo drama social. Aun así, la ley fue aprobada en general en Diputados por 144 a 109.

El problema surgió con la votación en particular. Milei ya tenía la votación favorable en la declaración de las emergencias y las facultades delegadas. Ya asumía la posibilidad de gobernar por decreto en varias materias; sin embargo, sufrió la derrota en los incisos que le otorgaban potestades en temas de fondos fiduciarios, energía y seguridad. El clima se terminó de enrarecer cuando se comenzó a votar el artículo 5° de la Reforma del Estado y la derrota se evidenció en el inciso “d”, cuyo título será suprimir funciones duplicadas. Era claro que los acuerdos o eran débiles o no estaban funcionando bien. Minutos después ocurre un hecho confuso ya que el bloque de LLA pide un cuarto intermedio, pero inmediatamente se anuncia que la ley volvería a las comisiones, lo que implicaba que debía reiniciarse todo el trámite desde cero.

Hoguera de las vanidades. Javier Milei buscó darle un barniz narrativo para evitar que la situación fuera percibida como una derrota, primero difundiendo la lista de los diputados que se consideraron traidores por votar en contra, aunque sea un inciso, como el caso de Carolina Píparo, y luego planteando que en realidad al propio Presidente no le interesaba que se votara la ley. La herramienta usada por el Presidente es repostear cuentas satélites de LLA en X, un mecanismo que evita la firma directa presidencial.

La fase final fue canalizar la ira contra los gobernadores, en particular el de Córdoba. Pero aquí la respuesta del Gobierno sobrepasó lo discursivo eliminando para todo el país –excepto AMBA– el fondo compensador de los subsidios al transporte. Lo extravagante de la medida es que ahora el Gobierno pasa a enfrentar a los gobiernos de 22 provincias, más allá de su signo político. Los gobernadores del PRO y los radicales quedan particularmente mal posicionados en sus frentes internos ya que repitieron decenas de veces su voluntad de ayudar al Gobierno.

El ciudadano de a pie enfrenta el cóctel fatal de los aumentos generalizados y la sujeción de salarios

Dentro de la catarata de posiciones de la semana hubo dos posturas que seguiría el Gobierno. Ambas vinculadas con el retorno al terreno electoral, en el que evidentemente Milei se siente como pez en el agua. La primera idea sería definir la ley por una consulta popular que como mucho se podría hacer en abril, cuando arrecie el ajuste. La segunda postura es reconocer que en estas correlaciones de fuerza las alianzas en el Congreso son lábiles y cambiantes, por lo que el eje gubernamental se trasladaría a octubre de 2025, en ocasión de las elecciones de medio término. Esta orientación, más racional, concentra la desconfianza no solamente sobre los bloques provinciales sino también sobre el mismo PRO. El rumor de que Mauricio Macri tiene interés de llevar su pacto con Milei a otro nivel también divide a LLA; no pocos suponen allí que si se avanzara en esa dirección el poder se les escurriría como arena en la mano. Muchos operadores salieron en la semana a criticar al entorno de Milei para preparar el terrero para la fusión PRO-LLA. Sin embargo, eyectar del Gobierno a Giordano y Royón puede funcionar para calmar el frente propio, pero generaliza la desconfianza de cara a cualquier alianza.

¿Lo que vendrá? Más allá de la furia gubernamental, las fuerzas políticas están en pleno proceso de reconfiguración, lo que hoy por hoy se traduce en alianzas informales, y una señal intensa: el peronismo se vuelve a recomponer. En la sociedad civil la extrema polarización de las minorías intensas se acelera, mientras crecen las angustias del ciudadano de a pie, que enfrenta la combinación fatal de los aumentos generalizados de precios y la sujeción de los salarios.

*Sociólogo.