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horóscopos

El principio mágico

Dados 20230805
Juego de dados | Unsplash | Edge2Edge Media

Estoy en un rodaje y alguien del equipo me muestra una encuesta hilarante de La Nación en tiempo real, un quiz para que uno sepa a quién va a votar y por qué. Como entretenimiento colectivo es muy logrado, porque en el acto de preguntar ya hay un recorte lúdico (por no decir malintencionado) y en el acto de responder ejercemos el derecho a replicar a esas intenciones con toda la rebeldía de la cual se nos permite gozar en un aparato propulsado a litio.

Sociólogos y politólogos especialmente preparados en estadísticas y censos para manipular un resultado simplón y hacerlo encajar en planillas cada vez más esquivas deben haber diseñado estas dos decenas de preguntas cagándose de risa. ¿Dolarizamos la economía y listo el pollo? ¿Está bien que la gente pueda armarse hasta los dientes para defender lo suyo? ¿Habría que hacer leyes que protejan a los policías? ¿Debe el Estado regular los asuntos del matrimonio igualitario? ¿El gobierno debería reprimir las protestas en cortes de calles principales? (No se aclara si la intensidad de la represión sería inversamente proporcional a la secundaridad de la calle.) Y así. Se contesta con cinco grados de acuerdo, desde estoy completamente de acuerdo a estoy totalmente en desacuerdo. Y luego de este sondeo te arrojan un nombre del menú: usted votará a Massa, a Milei, a Bregman, a Grabois.

¿Está bien que la gente pueda armarse hasta los dientes para defender lo suyo?

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Es como un efecto boomerang tranquilizador: la encuesta no problematiza sobre lo que uno piensa o pude pensar ante las complejas soluciones a problemas insolubles (explotación, extractivismo, negacionismo, sumisión a la deuda con el Fondo) sino que devuelve exactamente lo que uno ya pensaba y a cambio te lo convierte en nombre de un candidato, como si se tratara de elegir un dios griego de la paleta politeísta y adorarlo con la ofrenda (y el sacrificio) del voto.

Me pregunto si detrás del juego mediático (que tiene el mismo principio mágico del horóscopo y ofrece la misma sensación balsámica inocua) los datos irán a parar a algún pool de conclusiones. Y si de esas conclusiones los fachos redoblarán tal vez su apuesta, como engrosando ya el trazo grueso. Porque da toda la impresión de que el relato de estas preguntas solo busca verificar cuántos adeptos tiene hoy lo que en otros momentos se hubiera descartado por impensable.