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CRISIS FINANCIERA

En economía no hay magias

Días pasados en una mesa redonda mi contrincante circunstancial afirmó que mis críticas al llamado salvataje patrocinado por el gobierno estadounidense eran infundadas, puesto que los recursos de los contribuyentes estaban destinados a empresas en las que ellos mismos tenían intereses.

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Días pasados en una mesa redonda mi contrincante circunstancial afirmó que mis críticas al llamado salvataje patrocinado por el gobierno estadounidense eran infundadas, puesto que los recursos de los contribuyentes estaban destinados a empresas en las que ellos mismos tenían intereses. Respondí que esto me recordaba al comerciante que no objetaba que lo robaran siempre y cuando el ladrón comprara en su tienda con el fruto del atraco. También señalé que había que revisar la aritmética y el andamiaje conceptual de semejante conclusión.

Esto es así debido a que si el aparato estatal destina cien a rescatar entidades insolventes, necesariamente ha debido sacar esa suma de áreas consideradas eficientes. Y el traspaso coactivo de campos productivos a los ineficientes produce un efecto neto de dilapidación de los siempre escasos factores de producción. A su vez, esto no sólo perjudica a los titulares que han visto mermar el fruto de su trabajo, sino que genera consumo de capital que repercute negativamente sobre el conjunto de la sociedad, puesto que los salarios en términos reales disminuyen (ya que éstos dependen de las tasas de capitalización vigentes).

Lo que sucede es que muchos son los que pretenden preservar sus patrimonios fuera de la zona de riesgo y, simultáneamente, apuntan a que otros se hagan cargo de los platos rotos a raíz del uso irresponsable de instrumentos financieros, o simplemente erraron el camino.

El mismo concepto debe aplicarse al crédito, que significa la transferencia provisoria de riqueza para ser devuelto el principal y los intereses correspondientes en el plazo estipulado. Si el gobierno compra activos de bancos, está también traspasando por la fuerza riqueza de sectores productivos a instituciones en problemas; y si imprime dinero para “inyectar liquidez”, estará licuando riqueza de toda la comunidad con el agravante de alterar precios relativos y, por ende, engañar a los operadores más de lo que ya ocurre como consecuencia de la manipulación en la tasa de interés por parte de la Reserva Federal.

En lugar de este despliegue de aguda latinoamericanización, debería revisarse el sistema bancario de reserva fraccional. Hay un debate sumamente fértil entre partidarios de la reserva total y el free banking, pero ambos contendientes concuerdan en que el sistema actual de reserva parcial manejada por la banca central conduce al peor de los mundos, puesto que al menor signo de desconfianza o incertidumbre se modifica la demanda de dinero y se pone al descubierto que todo el sistema navega en la cuerda floja.

No voy a repetir aquí lo que he escrito en distintos medios –incluyendo éste– sobre las barrabasadas de Bush y sus adláteres en muy diversos frentes y las cifras siderales del gasto, endeudamiento y déficit estatales en los Estados Unidos. Es notable el desvío que se viene produciendo respecto de los valores y principios establecidos por los Padres Fundadores en ese gran país en cuanto a los marcos institucionales que debían respetar la propiedad y castigar el fraude.

Afortunadamente, hay reservas en esa nación, y por ello es que el salvataje fue aprobado con la oposición de más de la mitad de los miembros del partido gobernante en la Cámara de Representantes. Hay que revisar esta situación lamentable, y volver a las fuentes de respeto recíproco, y que los politicastros dejen de dar cátedras grotescas sobre temas que desconocen de modo superlativo y centren su atención en proteger derechos que son anteriores y superiores a su existencia.

Debemos escapar a los espejismos y encandilamientos fatales al aplaudir los destinos de fondos que los gobernantes retiran de los contribuyentes que exceden sus misiones específicas, sin atender graves perjuicios que se crean en los sectores a los que se esquilmó. Y en el caso que nos ocupa, son principalmente el desocupado, el verdulero y, en general, los de menos recursos y menor poder de lobby los que se ven obligados a financiar los desaguisados de ciertos aprovechadores de Wall Street.


*Doctor en Economía.