Me gustan las preparaciones más bien ligeras en la que la calidad de los ingredientes se destaque. Luis D’Elía ha propuesto esta receta: “América Latina será Nacional, Popular, Feminista, Democrática y Revolucionaria. Buscando siempre el desarrollo integral de la persona humana y de la Comunidad Organizada”.
La receta abunda en porciones más bien rancias de ingredientes de dudosa procedencia. Además, al no estar indicadas las cantidades, todo es riesgo, como cuando tenemos que agregarle limón a la crema: ¿hasta cuánto se puede, sin que se corte? Entiendo que agregar demasiado Nacional a un producto francés como América Latina podría arruinar definitivamente el resultado.
Por otro lado, ¿feminismo de la identidad o de la diferencia? ¿Feminismo rico en grasas trans o más bien desprovisto de ellas? En los supermercados especializados hay góndolas enteras dedicados a esa sazón que, como es sabido, irrita los paladares de muchas personas (yo uso siempre el transfeminismo, que no es tan invasivo como se pretende).
Luego, no se explica bien cómo se desarrolla la Comunidad Organizada: ¿hay que dejarla leudar en un lugar tibio? ¿Por cuánto tiempo? ¿Y cuál es la mejor versión? ¿Extracto líquido de Comunidad Organizada? ¿O Comunidad Organizada en crudo? ¿Saben igual? ¿Tienen la misma consistencia una vez desarrolladas?
Siempre me pasa lo mismo con ingredientes para mí desconocidísimos. Titubeo y termino adaptando la receta a mis propios hábitos. Yo haría, este verano, una ensalada sin tanto ingrediente difícil de digerir. Una ensalada latinoamericana simple, que sea “justa, libre y sustentable”.