Una foto del país a fin de año nos muestra paralizados. La Corte Suprema dicta un fallo que el Poder Ejecutivo Nacional sostiene es incumplible y envía una ley a Diputados para generar los recursos que tornen cumplible el fallo judicial. Diputados no puede sesionar porque la oposición no viene dando quórum, en protesta por la decisión de la presidente del cuerpo sobre quiénes deben ser los representantes ante el Consejo de la Magistratura.
Para el Frente de Todos, la Corte Suprema rompe el pacto de institucionalidad al fallar sistemáticamente en su contra, con lo que deja de ser ecuánime. Y para Juntos por Cambio, el Poder Ejecutivo Nacional rompe el estado de derecho al no acatar un fallo del máximo tribunal del Poder Judicial.
El Frente de Todos acusa a miembros de Juntos por el Cambio (Gerardo Milman) de haber tenido participación en el atentado a la vicepresidenta; a la Justicia, de no querer avanzar en las investigaciones de los autores intelectuales; y al ministro de Seguridad y Justicia de Horacio Rodríguez Larreta (Marcelo D’Alessandro), de operar junto con la mano derecha del presidente de la Corte de Justicia (Silvio Robles) para orientar la decisión sobre la coparticipación a favor de la Ciudad de Buenos Aires.
A su vez, Juntos por el Cambio denuncia penalmente al Presidente, y sus espadas mediáticas recorren los canales de noticias y radios afines insultando y despreciando a figuras del Frente del Todos.
La dialéctica altisonante escala y escala, paralizando cualquier acción, parálisis que se proyecta hacia 2023 en el último año del período presidencial de Alberto Fernández y de quien le toque asumir el 10 de diciembre próximo. Un país estancado en el reproche mutuo entre oficialismo y oposición, justo cuando se cumplirán 40 años de la recuperación democrática en 1983.
JxC y el FdT se culpan y acusan mutuamente en un contexto de creciente parálisis
¿Será la crisis de la mediana edad de la democracia? Un ejemplo que se utiliza para empoderar a los estancados en sus crisis de la mediana edad es el del águila al cumplir 40 años: “El águila es el ave de mayor longevidad de su especie y llega a vivir 70 años. Pero para llegar a esa edad, a los 40 años deberá tomar una seria y difícil decisión. A los 40 años sus uñas están apretadas y flexibles, y no consigue tomar sus presas de las que se alimenta. Su pico largo y puntiagudo se curva apuntado contra su pecho, mientras sus alas están envejecidas y pesadas por sus plumas gruesas. Volar se le hace ya muy difícil. Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar su doloroso proceso de renovación, que dura 150 días. Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedar ahí en un nido cercano a un paredón en donde no tenga necesidad de volar. Después, al encontrarse en el lugar, el águila comienza a golpear con su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo. Después de arrancarlo, espera el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas talones. Cuando los nuevos talones empienzan a crecer, comenzará a desplumar sus plumas viejas. Después de cinco meses sale para su famoso vuelo de la renovación, que le dará treinta años más de vida”. El texto motivador que estoy reproduciendo termina diciendo: “En nuestras vidas, muchas veces tenemos que resguardarnos por algún tiempo y comenzar el proceso de renovación. Para continuar un vuelvo de victoria, debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causaron dolor”.
El presidente que asuma el 10 de diciembre de 2023 inevitablemente se sentirá atravesado por la imagen de Raúl Alfonsín asumiendo en 1983 la recuperación democrática, como también sentirá responsabilidad por las deudas no saldadas de la promesa democrática sintetizadas en paz y progreso.
Quien asuma el próximo 10 de diciembre tendrá que hacer renacer aquel espíritu esperanzado de hace 40 años (“con la democracia se come, se educa, se cura”) e intentar dar vuelta la página de la neodecadencia que arrastramos después de tres grandes crisis: hiperinflación de 1989, rompimiento de la convertibilidad en 2001 y devaluaciones 2018-2019, alargadas por tercer año con el Covid.
Quien asuma tendrá como primera misión romper el estancamiento en el que estamos para finalmente poder entrar en la era madura de la democracia. Este 2023 que estamos por comenzar será un año bisagra que tendrá primero como protagonista a la economía y su gestor, Sergio Massa. El primer semestre del año será el de la economía; el segundo, ya con las candidaturas lanzadas, será de la política.
Tendremos un año intenso, difícil, no exento de amenazas y oportunidades, en el que podremos recorrer un camino tanto hacia la recuperación como quedar detenidos en el estancamiento del empate hegemónico mutuamente inmovilizante en el que nos encontramos. Decisión que tomará la sociedad al preferir representantes que aspiren a ser hegemónicos o representantes que promuevan el consenso, disyuntiva que ya planteamos en estas columnas previamente.
Así como la noche nunca es más negra que antes de amanecer o los fuegos artificiales nunca son más luminosos que antes de fenecer, esta foto de fin de año 2022 de la Argentina podría también ser el punto cúlmine de una era que comience a ser superada. La economía argentina tiene claroscuros: un presente muy complicado y un futuro muy prometedor cuando comiencen a ser realidad los gasoductos de Vaca Muerta, el litio del Norte, la nueva minería de la cordillera. El aumento del precio de los activos argentinos y el hecho de que las acciones de las empresas nacionales sean de las que más hayan crecido en dólares durante 2022 en todo el mundo indican que no pocos inversores comparten esa expectativa de una Argentina cerca de despegar, como el águila a los 40 años.
Junto al campeonato mundial de fútbol se popularizó la frase “elijo creer”, asumiendo el componente metafísico de toda prospectiva. Churchill sostenía que había que ser optimista porque era útil, ya que al elegir creer se direccionaban fuerzas a la acción que aumentaban las posibilidades de realización de ese escenario optimista.
En esta Argentina estancada en la antinomia, elegir creer podría ser igualmente útil. Feliz año.