Mauricio Macri y Máximo Kirchner son mucho más parecidos de lo que suponen. Comparten ser el primogénito varón en una familia poderosa sumando el pesado mandato de estar a la altura del éxito de sus predecesores. Aunque Macri logró triunfos en su carrera que Máximo Kirchner difícilmente pueda lograr algún día, el Macri actual vive su ciclo de declinación, uniéndolos en cierta frustración. La tolerancia a la frustración de aquellas personas que fueron más consentidas por la fortuna suele ser menor y sus reacciones ante ella, más primitivas.
Ese tipo de reacciones emergieron ante el incómodo –para ambos– tratamiento legislativo del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, volviendo a demostrar como, a pesar de representar universos tan distintos, tienen tanto en común. Máximo Kirchner ya había cometido su “pasaje al acto” suicida al renunciar a la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos. Y Macri, al ser menos laborioso (nadie que quiere volver a ser presidente se pasa tres meses de vacaciones a casi 1.600 kilómetros del centro político), quedó menos expuesto hasta que se visibilizó su pensamiento en la reunión de Juntos por el Cambio para decidir la posición de la coalición opositora ante la votación del acuerdo con el FMI en el Congreso.
Un día antes de esa reunión, Macri llamó a dirigentes del PRO para pedirles que lo acompañaran a fin de imponer en la coalición la posición de votar en contra del acuerdo. Sostenía que era mejor una crisis para que la sociedad tomara conciencia de la gravedad de la situación y se crearan las condiciones –como después del default de 2002– para los cambios que el país precisa. Uno de los principales dirigentes tuvo que decirle: “Pero si el país se incendia, la primera casa que la turba quemará es la tuya”.
Fueron necesarias varias negativas de distintos dirigentes ese sábado para hacerlo abdicar de su posición y conformarse con llegar al Zoom del día domingo con la posición de abstenerse. Y el domingo se fue del Zoom al ver que la mayoría se inclinaba por aprobar la ley.
Tras la abrumadora mayoría con que fue aprobado el acuerdo, Macri salió a felicitar a los diputados de Cambiemos y estos a disimular al ex presidente diciendo que nunca había pedido votar en contra, pero todos comprendieron que “su rey estaba desnudo”. Hace ya más de un año que el principal artífice de que Macri alcanzara la presidencia sostenía que el ex presidente envejecía mal, había perdido la brújula y su contacto con la realidad.
Probablemente, Máximo Kirchner nunca tuvo su brújula sintonizada con la de la sociedad y, solapado en la marca política del apellido que porta, no era tan perceptible. Pero, quizá, sus cartas ya estaban echadas, como las de su madre, que igualmente resultó tan derrotada como él en la amplia aprobación del acuerdo con el FMI. Hay quienes piensan que no fue casualidad que las piedras que destruyeron ventanales del Congreso dieran en el blanco de su oficina. Como lo dice la propia Cristina Kirchner en su elaborado y rápido video quejándose por los destrozos recibidos, ella estaba allí con su hijo Máximo cuando las piedras impactaban.
La metáfora de una “gemelidad M&M” entre Máximo y Mauricio se retroalimenta porque a la decadencia de la madre de Máximo Kirchner le cabe en proporción el deterioro del capital político de su opuesto en la polarización: Mauricio Macri. Lo que se traslada a toda el ala dura de ambas coaliciones, que son las grandes derrotadas de esta votación al tiempo que Alberto Fernández y Sergio Massa, los grandes ganadores.
Es que el macrismo nació de la misma célula del kirchnerismo: la crisis de 2001 con el “que se vayan todos” los anteriores. Y ambos envejecen juntos. Máximo Kirchner tiene políticamente la edad de su madre. Si la sociedad se corre al centro en igual magnitud, se hacen menos relevantes tanto los halcones del PRO como los “chicos” de La Cámpora. Son vidas paralelas que no tienen sentido una sin la otra. De hecho, Macri triunfó en 2015 por el miedo a Cristina y Cristina triunfó en 2019 por el miedo a Macri. Máximo Kirchner es la prolongación política de su madre.
Que el único de los fundadores de La Cámpora en 2004 con antecedente en la lucha por derechos humanos, el fundador de de Hijos en 1997 y ministro del Interior, Wado de Pedro, haya apoyado el acuerdo con el FMI y se haya distanciado de la posición de La Cámpora es otro síntoma de la pérdida de rumbo de su conductor. El otro fundador de La Cámpora que también tiene credenciales de haber sufrido la dictadura, Juan Cabandié, nacido en la ESMA, ya se había alejado de la organización que conduce Máximo Kirchner.
En el caso de Mauricio Macri, sus escuderos no se alejaron del PRO sino que lo alejan a él. La votación a favor del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, desoyendo el rumbo que Macri pidió seguir, representa una especie de destete del PRO y de todo Juntos por el Cambio, con Elisa Carrió recomendando públicamente votar a favor del acuerdo desde la semana anterior, y el radicalismo en igual postura, con Gerardo Morales militando expresamente por la aprobación y Facundo Manes desoyendo la orden de levantarse de la sesión en Diputados la semana previa. Rodríguez Larreta no tiene más que esperar que Macri comenta errores una y otra vez, habiendo fracasado en todas sus intervenciones durante el armado de listas de candidatos a las PASO de 2021 en Córdoba, Santa Fe, provincia y Ciudad de de Buenos Aires.
Si la deuda con el FMI era un presente griego que Macri le legó al kirchnerismo, fue víctima de su propio veneno demostrando, una vez más, cómo siempre “la fuente del opuesto es el opuesto”, explicado por el pedagogo y filósofo brasileño Paulo Freire.
Mauricio y Máximo, los gemelos M&M, son otro de los tantos ejemplos de las mitológicas dos caras de Jano, el dios de las puertas, de los comienzos (por eso enero) y de los buenos finales, de las puertas que se tienen que atravesar tanto para entrar como para salir, en este caso de una época que comenzó en 2002 con la explosión de los partidos políticos tras el gesto de anunciar un default, y esta de 2022 de evitarlo, quizá como gesto de cierre de un ciclo y comienzo de otra historia, dejando atrás la polarización de sus extremos.
Continúa mañana: Gemelos M&M