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Japoneses para todos

En el canal de Youtube de la pareja se pueden encontrar videos sobre poesía japonesa.

06-11-2021-logo-perfil
. | Cedoc Perfil

Habían pasado varios años desde mi última visita a la Feria del Libro donde encontré, como siempre, multitudes desconcertadas y expositores agotados. Pero también conocí gente feliz de estar allí (no fueron tantos, tampoco). Uno de ellos se llama Miguel Sardegna y se lo puede encontrar sonriente frente al stand de la editorial También el caracol, que fundó con su mujer Mariana Alonso en 2019. Este emprendimiento familiar es muy productivo y en poco tiempo publicaron más de una docena de libros de edición muy cuidada. Una de sus colecciones está dedicada a la narrativa argentina, pero la que los distingue de sus colegas se llama Bosque de bambú, lanzada a difundir la cultura literaria japonesa. 

Conocía a Osamu Dazai, autor de Indigno de ser humano, escritor absolutamente genial que murió en 1948 como consecuencia de su tercer pacto suicida con una amante (era el hombre que no se animaba a matarse solo). De él es el inédito en castellano Flores de la bufonería, compuesto por una novela y seis ensayos de crítica literaria del autor que, como todos los volúmenes de la colección (que ya son siete) está traducido directamente del japonés e incluye una introducción de Sardegna. Ese prólogo (al igual que el de los otros árboles) no está lastrado por la chatura del lugar común ni por la pesadez de la academia: es una invitación que se despliega hacia los otros autores que forman el bosque de bambú o formarán parte de él (Sardegna habla de “poblar el bosque”). En esas páginas, el lector se informa de lo que ocurría con la literatura japonesa de la primera mitad del siglo XX, un período que Sardegna considera uno de los más interesantes de la humanidad (estoy dispuesto a darle la razón), en la que escribieron los buraiha como Dazai o Sakunoseke Oda, bohemios que vivieron al margen del sistema y murieron jóvenes, los integrantes de la escuela de las nuevas sensaciones, como Riichi Yokomitsu, discípulo y amigo de Kawabata o los rojos escritores proletarios como Takiji Kobayashi, recogidos en la antología Bajo un cielo oscuro cargado de nieve. El bosque promete volverse muy denso en el futuro, aunque sería poco japonés que se pareciera a una selva.

Es que los Caracoles practican (los prólogos son una parte) el olvidado arte de la divulgación de lo que les gusta, una disciplina alegre que le abre a los lectores un mundo e invita a compartirlo. En el canal de Youtube de la pareja se pueden encontrar videos sobre poesía japonesa caracterizados, como corresponde, por la sobriedad y la elegancia. Uno de ellos explica el origen del nombre de la editorial a partir de un notable haiku del poeta Masaoka Shiki (próximo a ser parte del bosque). Shiki lo escribió cuando, poco antes de morir, miraba el jardín desde su lecho y dice así: “Con la cabeza erguida / también el caracol / se me parece”. Sardegna comenta que la literatura japonesa posee en general (y esto incluye desde la narración medieval o la poesía de siglos pasados hasta el manga) una particular generosidad, ya que ofrece tanto el entretenimiento de los géneros como el placer de la interpretación histórica y estética. En cualquier caso, el Proyecto Caracol es una amable vía de acceso a un universo infinitamente rico que no termina de asombrar gracias a la paradoja de su simultánea ajenidad y cercanía.

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