COLUMNISTAS
Medioambiente

La base está

Exijo responsabilidad y respeto a la Constitución y a las leyes ya vigentes. Bosques, mares, agroecosistemas y glaciares nos necesitan unidos para empezar un cambio cultural en serio.

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Quedan menos de 1.500 hectáreas de selva misionera con araucarias en estado natural. | Banco de Bosques

El Presidente de la Nación presentó su programa de gobierno. Las bases, en definitiva, son eso. Su estilo arrasador no deja espacio para la humildad, ni para un retroceso que podamos suponer genuino. Lo escrito, escrito está y a mi juicio no hay dudas de que la versión original de las bases es justamente la base de lo que el presidente y su séquito cada vez menos anónimo, quieren hacer. Su mirada de país.

En esa mirada se arrasan bosques, se queman agroecosistemas, se intensifica la extracción pesquera y se explotan más glaciares. En definitiva, se da marcha atrás con los acuerdos ya alcanzados por la sociedad, en nombre de una “libertad carajeada”. En la temática ambiental, la desregulación “en nuestras manos” es sinónimo de destrucción.

Como especie estamos luchando para mejorar, no para profundizar nuestros desaciertos. El cambio cultural, justamente, conllevaría a que nuestra ambición o “la ambición de quienes pueden ser aún más ambiciosos”, esté contenida por una sociedad que necesita de los recursos naturales para sobrevivir. No para enriquecerse a costa del resto.

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Escuchamos al diputado Espert decir que los recursos naturales si no se explotan no son recursos y no tienen valor económico alguno para el país. Cuesta entender la lógica sino desde un antropocentrismo despiadado. La naturaleza, la biodiversidad, tienen valor en sí mismo y no por lo que nosotros hagamos con ella. ¡Al igual que las personas!

Las bases del medioambiente

La Constitución Nacional fija claramente en su artículo 41 principios básicos de nuestros derechos ambientales: “Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras; y tienen el deber de preservarlo” Y a continuación establece de alguna manera nuestra relación con la naturaleza, sin priorizar abordajes, todos por igual: “Las autoridades proveerán a la protección de este derecho, a la utilización racional de los recursos naturales, a la preservación del patrimonio natural y cultural y de la diversidad biológica, y a la información y educación ambientales”.

Así, utilización racional y preservación de patrimonio natural y cultural y de la biodiversidad biológica, van de la mano como programas de los estados.

La primera etapa de la discusión legislativa pasó. Con pena y sin gloria. Desprolijidades en todos los frentes, incluidos los ambientales. Confusión, chicaneo y represión. Todo ajeno a las necesidades y urgencias de la sociedad.

Quienes seguimos de cerca la movida, aun no estamos seguros sobre cuáles son los proyectos reales a discutir. Estamos en la era de las fake news.

Igualmente, dicen que dicen que los aspectos relacionados a Bosques y a Pesca fueron “oportunamente retirados” del texto central. Y que los acápites relacionados a glaciares y quemas permanecen. Así también permanece el riesgo de ampliar la “frontera glaciaria” y expandir la actividad minera a zonas que ya fueran vedadas con serios fundamentos técnicos. Y subsiste, en cuanto a las quemas, la posibilidad de “desregular” el uso del fuego ante la falta de una respuesta técnica en un plazo de 90 días generando una autorización automática positiva sobre proyectos, que no habrían sido evaluados.

Naturalmente me sale pedir piedad y compasión. Pero no. Exijo responsabilidad y respeto a la Constitución y a las leyes ya vigentes. Bosques, mares, agroecosistemas y glaciares nos necesitan unidos para empezar un cambio cultural en serio.

 

*El autor coordina programas en Aves Argentinas.

Es Miembro de Honor de BirdLife International