Según The Atlantic un equipo sudanés de fútbol prendió fuegos artificiales hace unos días y mostró con luces especiales un retrato de Hitler, para alentar a sus jugadores. ¿A eso: qué se puede llamar? Quizás hipocresía, ignorancia, frivolidad, idiotez. En los hechos no se diferencia mucho de lo que ocurrió hace algunos años cuando un equipo rival al de Atlanta (que tiene su sede en el barrio de Villa Crespo) recibió a sus jugadores con: “judíos de mierda, los vamos a hacer jabón”.
Estas explosiones más allá de las cruces gamadas que aparecen pintadas en las paredes del mundo o destrozos en los cementerios, llenan de perplejidad. En donde la cuestión se pone muchos más oscura y escurridiza es en el Hemisferio norte que rebotará inexorablemente en el sur.
Por ejemplo, para muchos resultó grata noticia que el grupo de medios Meredith comprara por US$ 2.800 millones el inmenso imperio Time que incluye publicaciones de gran tiraje en los Estados Unidos. La noticia no pasaría a mayores si no se supiera que el grupo Koch Equity Development, el brazo del capital privado de los hermanos Koch, facilitó a Meredith US$ 650 millones en capital preferente para financiar la operación. ¿Qué hay detrás de esta movida?: nada más y nada menos que el respaldo ciego a la administración de Donald Trump. Los hermanos Koch, dueños de un enorme imperio industrial son los principales aportantes del Tea Party, el sector más duro, nacionalista extremo, ortodoxo y contradictorio del Partido Republicano.
Es indudable que algunos millonarios (no todos) se encolumnen detrás de Trump y sus disparatadas ocurrencias. El proyecto de ley tributaria que propone el presidente fue desarrollado en función de los millonarios en un país donde el 99% de la población está marginada de la vida de estos magnates dueños de la riqueza del país.
Según el economista estadounidense Martín Wolf el desafío de Trump es el “pluto-populismo” (todo para los ricos) que ejerce. Se trata, agrega Wolf, de una maniobra peligrosa. Su fracaso podría llevar al poder a alguien más autoritario, más extremo en sus decisiones. Por eso no es difícil entender cómo perdura el presidente sin ser enjuiciado por abuso de poder. Pese a todo mantiene la simpatía de los que lo votaron. Respaldan la vuelta del Klu Klux Klan y el odio contra negros latinos y musulmanes que crece. No obstante la deuda prendaria de Estados Unidos ya supera a las hipotecas en la crisis de 2008. Esta es una advertencia: el país vuelve a caminar por la cornisa de hace casi 10 años.
Los demócratas ganaron recientemente en las elecciones por gobernación y municipios como en las bancas legislativas regionales. Pero hasta ahora ello no le hace mella al jefe de la Casa Blanca.
En Europa esa derecha extrema se ha transformado en fascismo puro. El desfile con antorchas en Varsovia fue cuestionado por el perdurable Lech Walesa, ex presidente y ex líder sindical que alejó el comunismo de su país.Ha dicho que esa marcha nacionalista polarizada pone en peligro la democracia, hace peligrar la permanencia de su país en la Unión Europea y hasta puede terminar en una guerra civil.
“En esta nueva era los demonios del pasado están bien vivos. O en Europa se avanza hacia lo mejor o hacia lo peor”, declaró.
La profunda crisis económica que se arrastra del pasado ha sembrado esta extrema derecha que encuentra en la militancia nacionalista dónde expresar su ira, su descreimiento de la democracia y su odio a las instituciones ya constituidas. El Brexit es el espejo de ese sentimiento, en medio de la huida de Londres de todos los profesionales continentales y asiáticos. Los nazis ya son el tercer partido en número de votos en Alemania. No surgieron de la nada. Son los mismos que están vigentes en Hungría, en Grecia, en Francia, en Holanda.
*Escritor.