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La España del tacticismo

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La semana pasada comenzó el nuevo ciclo lectivo en España, y con ello muchos programas radiales hicieron entrevistas, llamaron a especialistas en educación y compararon los antiguos modelos educativos con lo que actualmente ocurre en materia de educación.  Uno de los conductores radiales sintetizaba los primeros con un ejemplo: “Aprendíamos las tablas de multiplicar con el cantito para memorizarlas; en la actualidad, en cambio, se plantean problemas a resolver” y las tablas de multiplicar solo se usan como herramientas de resolución de problemas.   

Estos dos modelos nos muestran formas diferentes de enfrentar la realidad. Podemos pensar que estos distintos modelos de aprendizaje son aplicables a otras realidades de la vida. Es decir que, frente a un problema, podemos repetir modelos o fórmulas que en otro tiempo sirvieron para resolverlo o enfrentarnos al problema tratando de identificar las distintas posibilidades de resolución que puede tener.

Lo que es válido en el orden de la educación bien puede serlo también cuando encaramos la vida en sus variadas dimensiones: la familia, el trabajo y ...la política.

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Así, decimos que el señor Pedro Sánchez apostó a unas nuevas elecciones. Propuso diálogo, pero no lo ejerció y prefirió dejar correr el tiempo y llamar a unos nuevos comicios. No aceptó ninguna propuesta de Pablo Iglesias, no lo quiere en el gobierno, pero por sobre todo no quiere hablar de ningún referéndum o de ninguna propuesta que pueda ser diferente de lo que ya han propuesto y actuado sobre Catalunya. La opción es repetir el mantra “dentro de la Constitución” (no fue así en 2011, cuando el PP y el PSOE realizaron una reforma exprés y sin referéndum de la Constitución para cumplir el pedido de la banca: “estabilidad presupuestaria”).

El señor presidente en funciones, demostró ser un gran tacticista. Luego de un golpe muy duro que le propinaron los barones del Partido Socialista Obrero Español y que lo dejó medio moribundo, logró resurgir y pudo aferrarse al poder y al gobierno.

Hasta el martes pasado, el PSOE tenía la mayoría que se requiere para formar gobierno, pero no la aceptó. No lo hizo porque tiene que pactar, porque tenía que pedir el apoyo de Unidas Podemos y de los independentistas.  Por ello, es posible que espere a que se dicte sentencia en el juicio a los políticos independentistas, que ese dictamen sea ejemplificador y que provoque una gran indignación del pueblo catalán y que salga a la calle como sucedió en  2010 con la sentencia del Estatuto. En ese escenario, Pedro Sánchez podría remozar sus credenciales de adalid de la unidad española mostrando lo peligroso que es el enemigo y que, por ello, hay que unirse para salvar al Reino de España.

Pero claramente la vocación unitaria del PSOE es con la derecha, es decir, con los mismos que salvaron a la banca y no miraron los desalojos de la gente. El gran tacticista del momento puede hacer una lectura muy clara de la realidad y puede lograr más escaños en el Parlamento, así como también podrá lograr un apoyo de la derecha o una abstención que le sirva para formar gobierno. Para todo ello necesita del miedo que produce el cuco catalán.

Queda, así, en evidencia que allí donde hacen falta propuestas y políticas de gobierno solo hay tácticas para lograr un objetivo. Pero una vez que se haya formado gobierno, ¿cómo se gobierna?; ¿con quién se gobierna?; ¿con el IBEX 35?

Y, consecuentemente con ello, si no hay perspectiva de largo plazo y todo se agota en especulaciones, cálculos y escarceos para obtener más poder, los pueblos de España asistirán como espectadores a una comedia de enredos en la cual una nueva camada de políticos hace lo mismo que los viejos políticos, esto es, hace marketing y no política y ejercita el eslogan como sustituto de la propuesta y del programa de gobierno.

Es el modo más seguro de convertir la comedia en otra cosa; este tacticismo será solo repetir las tablas de memoria, y no resolverá el problema. Todo ello, terminará vaciando de contenido la democracia, agotando su impulso creador, y ya no será una mera crisis política, será una tragedia.

*Presidente Mutual Catalana - Miembro FIEC.