Con motivo de la guerra desencadenada en Ucrania por la invasión del ejercito ruso, que ya destruyó importantes ciudades ucranianas y produjo la muerte y lesiones de muchas personas, mujeres, niños, niñas, ancianos y adultos en general, civiles que fueron atacados en los bombardeos a edificios residenciales, hoteles, escuelas, hospitales, centros comerciales y otros ámbitos urbanos.
Desde el comienzo de la invasión se registraron ofertas y se concretaron varias mediaciones. Estas aumentaron a medida que continúan los ataques e incluso se intensifica su agresividad. En general estas misiones son realizadas por jefes de estado o presidentes, primeros ministros y otros líderes mundiales de similar categoría. Ninguna de ellas tuvo como actora o actoras a una o más mujeres.
El domingo pasado, en la sección 50/50, la diputada m.c. Cornelia Schmidt en su nota expresa cómo los procesos de paz son exitosos cuando en la mediación participan mujeres. E incluso señala que la ONU reveló que cuando ellas participan hay un 20 % más de probabilidades de éxito.
En el caso de Ucrania-Rusia, las mujeres no han aparecido en las mediaciones, en parte porque en este momento en los principales países de Europa no hay mujeres ocupando la presidencia ni primeras ministras, pero también porque no se considera puedan ser efectivas. Esto, como suele ocurrir en muchos ámbitos, son prejuicios frente a las capacidades y posibilidades de las mujeres de poder desempeñarse en cargos que hasta ahora son ocupados mayoritariamente por hombres.
Es lo mismo que experimentan las mujeres en la medicina cuando se dedican a la cirugía; en general el paciente, cualquiera sea su sexo o género, y la familia no valoran capaz a una mujer cirujana y dudan de poner en sus manos su vida, no solo su salud. Las mujeres camioneras saben lo difícil que es que se les confíe transportar una carga y trasladarse en el camión. Pocos saben que las compañías de seguros prefieren a las mujeres camioneras porque tienen menos accidentes y mayor seguridad.
Esto es similar a lo que alude Schmidt en su nota, cuando refiere los datos del estudio realizado por Naciones Unidas que demostró que los procesos de paz en los que participan mujeres en distintos roles tienen una probabilidad un 20% mayor de lograr la paz y que en esos casos los acuerdos son más duraderos.
Pero la guerra es algo demasiado grave, ya que están en riesgo de vida importante cantidad de personas, entonces frente al prejuicio que ellas no son buenas para eso, se las excluye e incluso que mujer se atreve a proponerse, algo peor porque logran la auto discriminación.
La pandemia del covid mostró cómo países presididos o regidos por mujeres tuvieron muchos mejores resultados en términos de menos mortalidad y mejor manejo que otros; sin embargo no hay antecedentes en casos de guerra como el conflicto entre Ucrania y Rusia.
¿Solo si se dieran las condiciones fortuitas de que haya mujeres presidiendo o rigiendo países que entran en conflictos bélicos podremos demostrar que son más efectivas? ¿No es posible otra forma? ¿Todos los antecedentes ya reunidos de las acciones y participación de mujeres en los procesos de paz y en la implementación de la resolución 1325 no alcanzan?
En 2020 solo el 23% de las delegaciones que actuaban en procesos de conflicto eran mujeres. Cabe señalar la ausencia de mujeres en las noticias que llegan de Rusia sobre Putin y sus equipos de asesores y ministros. No figuran mujeres ni se ve ninguna en las fotos que se difunden.
Por el contrario, en Ucrania hay mujeres en cargos de conducción tanto a nivel nacional como local. Sería interesante que se incluyeran en las negociaciones con Rusia, tal vez habría un cambio en los resultados.