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Expectativas

Lo urgente o lo importante

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Caputo. El ministro se podrá contentar con logros coyunturales. | NA

En una recordada historieta un personaje, Mafalda, observando a trabajadores operando un profundo pozo en la acera, les inquiere sobre si estaban buscando las raíces del ser nacional. La respuesta airada fue: ¡NO, nena! Buscamos un escape de gas!  ante lo cual la niña reflexionaba: ¡Como siempre lo urgente reemplaza a lo importante!  

En el plano de la realidad, el ministro Caputo se podrá contentar con los resultados coyunturales que exhibe sobre equilibrio fiscal (¡bienvenidos sean!). Que son lo urgente y no poca cosa. No obstante, para darles sustentabilidad, –lo importante– deberán concretarse buena parte de las modificaciones propuestas en la ley “Bases” recientemente abortada.

Este fallido paso, había comenzado con un verdadero éxito político al conseguir el Gobierno la aprobación en general, del proyecto de ley, pero frustrada por la posterior negativa de halcones y exdialoguistas de aprobar atribuciones del Ejecutivo para poner en marcha ese intento transformador, como por ejemplo, la facultad de disponer  sobre los denominados fondos fiduciarios, (29) actualmente con controles exiguos, que concentran un presupuesto anual cercano, estimativamente, a dos puntos porcentuales del Producto Bruto Interno (PBI) del país.

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Un país más parlamentario y más federal

Por su parte, el proyecto de la ley “Bases”, era algo más que un nuevo esfuerzo para alcanzar un Estado sin déficit. Significaba también, de haber sido aprobado, un profundo cambio cultural de la Argentina, y para el cual, muchos capítulos habían logrado previamente, un consenso político y social impensable hace solo pocos años.

Aunque el frustrado destino de la ley haya generado cierta desazón,  no solo en el Gobierno, sino en una parte importante de la población, aquella que deseaba ver concretadas las esperadas transformaciones, las declaraciones del Presidente y de sus ministros muestran un renovado espíritu, incentivado por los resultados iniciales del programa fiscal, no obstante lo cual el cambio preconizado supone indefectiblemente, la necesidad de contar con un instrumento legal para efectivizarlo, esto era y es la ley “Bases”.

En este sentido, muchos analistas, y también los mercados, insisten que sin reformas estructurales y una nueva ingeniería impositiva, el equilibrio fiscal y la eventual baja de la inflación pueden ser un resultado transitorio.

Se deberá  indefectiblemente  adecuar el gasto público a un nivel de ingresos sostenible en el tiempo con un sistema impositivo que no asfixie al sector privado. Cabe recordar que  en los gobiernos K el gasto público consolidado se expandió de 29,5% al 46,3% del PBI y la cantidad total de empleados públicos, que era de 2,2 millones en 2003, pasó a más de 3,5 millones en 20 años.

¿Podrán soportar los argentinos tiempos realmente duros?

Resulta fundamental salir de una economía cerrada hacia una de mercado integrada al mundo.

Desde el punto de vista coyuntural el problema que enfrenta el Gobierno es que a medida que pase el tiempo, podrá perder popularidad, que es la base de su poder político. Si bien la inflación está bajando, esta desaceleración es a costa de una muy fuerte recesión. 

Es de desear que el Gobierno aúne su reconocido deseo de transformación, con la instrumentación de las medidas que lo conduzcan a ese objetivo, empleando el herramental más idóneo hacia ese fin, ya sea desde el punto de vista de su concepción, como a través de la mejor estrategia y los mejores ejecutores.

Le cabe a la oposición, la actitud patriótica de coadyuvar hacia ese destino. Y a la población, que pueda tener la templanza suficiente para facilitar ese tránsito.

Todos ellos son requisitos para superar una era de largas décadas de atraso y de encierro, producto de los populismos y la demagogia que han condenado al país, a través de los tiempos.

Futuro difícil, pero no imposible.

*Economista. Presidente honorario de la Fundación Grameen Argentina.