COLUMNISTAS

Los '70s, la clave para entender a Cristina

Por Ceferino Reato | La Presidenta piensa que la muerte de Nisman es parte de una conspiración contra ella y sus aliados, como Irán.

Cristina, Stiuso y Nisman.
| Cedoc.

El mundo según Cristina Kirchner es un teatro de conspiraciones y se divide en estados buenos y estados malos; los estados buenos son los de la Patria Grande (cuando están bien gobernados) más sus aliados naturales, como Irán. Los estados malos son los que oprimen a los buenos: Estados Unidos encabeza el lote acompañado por Francia e Israel, entre otros; estados capitalistas falsamente democráticos, que mentan libertades que no son tales como la libertad de expresión.

Por eso, en su reacción inicial frente a la muerte de Alberto Nisman la Presidenta relacionó la denuncia del fiscal con la matanza en Paris, con epicentro en la revista Charlie Hebdo. Para Cristina Kirchner todo es parte de la misma conspiración, el mismo montaje hollywoodense. El objetivo es culpar al fundamentalismo islámico, estigmatizar a Irán y a otros estados que forman parte del bando de los buenos.

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La Presidenta está convencida de que Irán no tuvo nada que ver con el atentado contra la AMIA, el peor atentado terrorista en la historia del país. Esa pista es falsa, según ella, y fue sembrada por Nisman y otros jueces y fiscales, el brazo judicial de sectores vinculados o manipulados por Estados Unidos e Israel.

Como sucede con los partidarios de las teorías conspirativas, Cristina Kirchner es capaz de encontrar por todos lados “hechos” que corroboran sus dichos. Por ejemplo, los mensajes oficiales de los gobiernos de Estados Unidos e Israel por la muerte de Nisman.

Es una lectura simple, pero movilizadora porque disipa las dudas, aleja las incertidumbres, concentra la voluntad de la “militancia” en la acción. Por que pensar si tenemos a disposición una explicación como esa. Bien mirada, es una lectura setentista, donde también se enfrentaron buenos y malos, amigos y enemigos, angeles y demonios. En aquel momento, ganaron los otros; ahora, al menos en la Argentina, están ganando los buenos, pero atención que los malos están siempre al acecho y cuentan con el apoyo del imperialismo y de sus aliados. Por eso, hay que “mirar al norte” si a la Presidente le pasa algo.

Algunos de los “militantes” ultra cristinistas son aun más directos, mas explícitos, como Hebe de Bonafini y sus Madres, que, en el caso de Francia, han dicho que está recibiendo lo que sembró dado su pasado colonialista. Algunos de sus colaboradores hablan incluso de “estados asesinos”.

En este marco, la Presidenta puede decir un día que fue un suicidio y tres días después afirmar que fue un crimen perpetrado por quienes impulsaron su denuncia sobre presunto encubrimiento del gobierno y luego lo necesitaban muerto.

Suicidio o crimen en la mente de nuestra Presidenta es apenas un episodio de la conspiración eterna que mueve la política.