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Los virus de Alberto F

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Fabiola Yáñez y Alberto Fernández. | instagram

Y sí. Es un riesgo emplear la alegoría política ahora que el Presidente dio positivo de covid y una parte de la prensa canalla aprovecha para cuestionar la efectividad de la vacunación. Otro capítulo de “el fin justifica los medios”, aunque sea a costa de la salud pública.

Pero de lo que se trata aquí es de repasar qué virus políticos afectan la gestión de Alberto Fernández, para los cuales no es tan claro que haya vacunas.

Más allá obviamente de la pandemia, la crisis socioeconómica es la principal expresión de este cuerpo enfermo que es la Argentina. El 42% es pobre y en los menores de 14 años la pobreza alcanza casi el 60%, de acuerdo al Indec.

La estimación oficial es que esos índices pueden empeorar. Es cierto que la reactivación es incipiente aunque despareja según los sectores. Ocurre que la tasa de pobreza se calcula sobre los ingresos, que no paran de caer en términos reales por la pérdida de puestos de trabajo y por la sobrecarga viral de un antiguo mal nacional: la inflación.

Con el aumento de casi $ 600 mil millones de la base monetaria en 2020, producto de las necesidades oficiales de enfrentar el parate ecónomico por la cuarentena y de tentar con pesos a los ahorristas para que el dólar no se dispare, es un milagro para varios consultores privados que el aumento de precios no se haya descontrolado peor.

El Gobierno enfrenta ese desafío a los volantazos. El ministro Guzmán cree que es bajando el déficit a niveles manejables. El kirchnerismo cree que es controlando precios, cadenas de producción y empresas. Hasta ahora unos y otros hacen agua y por eso se acelera la inflación, en especial la del área más sensible a los sectores vulnerables: alimentos.

Contra lo que se expresa en público, al Presidente lo tiene más irascible el desborde repetido de los precios que la agenda judicial. Sucede que entiende que debe sobreactuar su ofensiva contra parte de la Justicia, como forma de abroquelar al Frente de Todos y disimular sus disidencias, en especial las económicas.

Cierto es que ciertos jueces y fiscales contribuyen de manera impúdica a dejar servidas en bandeja las diatribas oficialistas, como quedan expuestas ante las documentadas visitas a Olivos y la Casa Rosada de varios de ellos durante el macrismo. Igual, a no engañarse con la “novedad”: también ocurrió de Menem a los Kirchner, solo que esos encuentros o partidos de tenis y paddle no se registraban…

Fuentes oficiales anuncian que vendrán en los próximos días más revelaciones en torno a las relaciones carnales entre miembros del Poder Judicial y la gestión de Mauricio Macri, en las que no faltarán los soportes mediáticos, forzados o no.

Alberto F deja hacer al respecto, habiendo ya entregado a su amiga Losardo y ungido a Soria, que se subió con entusiasmo al tren del lawfare el año pasado. Tuvo su premio.

El Presidente, también: obtuvo algo de sosiego en su difícil relación con Cristina. Volvieron a hablar más seguido y ella lo llamó el viernes con motivo de su cumpleaños. También lo contactó al saber del contagio por covid.

Acaso ese reposo le permitió a Alberto F tomarse con tranquilidad cumplir 62 años y enterarse de que se infectó. Puede disfrutar de tocar la guitarra, como dijo ayer en una entrevista radial amiga, otra vez. Razones no le faltan: recibió al menos cuatro de esos instrumentos como regalos de cumpleaños y tal vez sea la paz que necesita antes de animarse a tomar decisiones difíciles como las que se vienen. Pese a que es él mismo quien se resiste a tomarlas.