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Macri 2015 vs. Cristina 2007

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El Gobierno decidió replicar la estrategia de 2015 y, de alguna manera, se sintió (siente) estratégicamente más cómodo llegando a la elección como punto que como banca. Las referencias elogiosas que desde un principio y hace tiempo lanzó Duran Barba sobre los buenos porcentajes de intención de voto de Cristina, fueron apenas un puntapié inicial: Cristina fue la campaña del Gobierno, para bien o para mal, y en lo conceptual, el oficialismo buscó que la amenaza del retorno de CFK actuara como equivalente a los riesgos que implicaba en la campaña de hace casi dos años darle continuidad a través del voto a Scioli.

Para la ex presidenta, la campaña se pareció mucho al proselitismo silencioso previo a la votación de 2007, cuando muchos  anticipaban que con ella como sucesora de Néstor vendría la etapa más institucional del Gobierno de los Kirchner. El mensaje era “Cristina, Cobos y vos” desde los afiches mudos, y no se derrochó comunicación personal ni mucho menos. No hubo reportajes ni declaraciones de la candidata que, como en el truco, eligió jugar callada.

En esta previa a las PASO, es cuanto menos extraño que los propios postulantes o sus agrupaciones no hayan dicho durante la campaña que las encuestas o sondeos que ellos manejaban los daban al frente, que tenían por delante una gran elección, como ocurre en cada comicio. Ni en Cambiemos ni en Unidad Ciudadana se escucharon voces que preanuncien un triunfo, que “vendan” victoria.

En eso, en esa cautela real o impostada, se parecen. Aunque el Presidente haya estado omnipresente y la ex presidenta apenas tuviera incursiones en las redes sociales y apariciones mínimas y no anunciadas en el Conurbano. Algo que, si no la tuviera como protagonista, parecería más propio de un partido vecinal que de quien tuvo la suma de todo el poder. Será el resultado de hoy, precisamente, el que definirá de cuál de esas dos situaciones está más cerca.