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Maremoto

Al Gobierno le pega la pobreza y la defección de su rival favorito.

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El reposo del guerrero. | Pablo Temes

El 39,2% de pobreza es una cachetada no solo para este gobierno y el peronismo, sino también para el resto de la dirigencia política de la Argentina. Representa el fracaso de todos los que han tenido protagonismo y poder político desde la recuperación de la democracia hasta aquí. Y, por si hiciera falta aclararlo, nada tiene que ver la democracia con esto que se ha convertido en una verdadera tragedia. Es una tragedia que refleja el presente, pero que se proyecta al futuro de nuestro país. El 54% de los menores son pobres. Eso significa que la mayoría de ellos no tendrá posibilidades de salir de esa situación, porque hay componentes estructurales que condenan a esos pobres a seguir siéndolo. Muchos de esos chicos no podrán completar, en el mejor de los casos, la escuela primaria. Habrá otros que ni siquiera terminarán la primaria. Pero aun en el caso de aquellos que terminen la secundaria, habrá que ver qué nivel de instrucción y educación logran. En donde hay más pobreza, la educación es más pobre, porque la escuela acaba transformándose en un lugar en el que el principal objetivo es la alimentación y la contención y no la educación. Sin embargo, vale la pena hacer aquí un pequeño paréntesis: incluso en sectores de clase media, los chicos egresan sin alcanzar un nivel aceptable en matemática y no pueden comprender textos básicos.  

La alimentación, además, es otro factor clave en el desarrollo madurativo del cerebro de las personas en sus primeros años de vida. Una alimentación deficiente en proteínas e incompleta en aportes vitamínicos altera esa maduración neurológica fundamental para el desarrollo de las capacidades intelectuales de un individuo.

La Argentina de hoy se ha convertido en una verdadera fábrica de pobres

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Así las cosas, la Argentina de hoy en día se ha transformado en una verdadera fábrica de pobres. Para emitir tal aseveración no hace falta recurrir a las cifras del Indec: Se lo aprecia con solo caminar las calles de cada una de las ciudades y pueblos del país. La Ciudad Autónoma de Buenos Aires no es la excepción. La cantidad de gente que vive y/o duerme en la calle ha aumentado. El viernes por la madrugada murió una beba de 3 meses en las puertas de la Casa Rosada. Vivía con su familia en situación de calle. La tragedia social, el dolor propio y ajeno están hoy a la vista de todos. El número de concurrentes que asisten a comedores comunitarios crece a diario, así como la cifra de personas que supieron pertenecer a la clase media y que han perdido todo y hoy han tenido que ir a vivir a villas de emergencia. Al recorrer las calles de la ciudad, es notable la cantidad de gente que habla sola y deambula sin un lugar cierto a donde ir.

Las consecuencias de esta dinámica son letales. Nadie se puede extrañar, pues, de que jóvenes y adultos sean cooptados por el narcotráfico para ser agentes del narcomenudeo, actividad que les permite ganar el dinero que no tienen y que, en muchos casos, tampoco podrían obtener en una actividad decente.

Ellos son la Patria

Le toca hacerse cargo de esta catástrofe a este gobierno del peronismo porque, hay que ser claros, hoy el peronismo es el kirchnerismo. El análisis de las cifras permite observar datos puntuales de alta significación política. En un marco de generalizada pobreza, las zonas con mayor incidencia del país fueron Concordia en Entre Ríos con el 55,2% y el área del Gran Resistencia en Chaco con 54% y luego Santiago del Estero-La Banda con el 46,5% y los partidos del Gran Buenos Aires en cuarto lugar con el 45% de pobres. Para los que no lo saben, en Concordia, Gran Resistencia, Santiago del Estero y en la mayoría de los distritos del Gran Buenos Aires, gobierna el peronismo desde hace décadas. ¿Hace falta algo más para explicar que el peronismo es, hoy en día, un generador de pobreza?

Tampoco fue la oposición una fuente de creación de prosperidad y movilidad social ascendente. ¿Y entonces? Esa es la pregunta que deberían hacerse hoy en día todos los que aspiran a ser gobierno en el futuro. Y, de lo que se ve, se lee y se escucha, esa pregunta está ausente del debate público de todos los que aspiran al sillón de Rivadavia a partir del 10 de diciembre de este año.   

Crece la cifra de quienes pertenecieron a la clase media y hoy han perdido todo

El renunciamiento del expresidente Mauricio Macri no tuvo –hasta el momento– el efecto ordenador que se esperaba en la interna del PRO y de todo Juntos por el Cambio. Lo que sucede en CABA es un ejemplo gráfico de ello. El senador Martín Lousteau, que se cansó de repetir que competiría por la Ciudad, es uno de los grandes perdedores de la interna en ese distrito. Supo coquetear con Horacio Rodríguez Larreta esperando de él no se sabe qué. El alcalde porteño enfrenta demasiadas presiones y todo indica que tuvo que ceder –una vez más– a los deseos del omnipresente Mauricio Macri, que postula para el distrito a su primo Jorge. El apellido funciona muy bien de este lado de la General Paz. Atrás quedaron los experimentos electorales encarnados en los ministros porteños Fernán Quirós (Salud) y Soledad Acuña (Educación).

Donde sí ha tenido un efecto desconcertante el alejamiento del expresidente de la carrera electoral ha sido en el seno del kirchnerismo donde la pregunta que se reiteró en la semana fue: ¿y ahora qué? Sin polarización con el eterno rival, todo se torna más difícil para un gobierno que se hunde en su propio maremoto interno y arrastra consigo a toda la Argentina.