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entre la crisis y el favoritismo de cristina

Massa analiza lanzar nuevas medidas

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Bajo la lupa. El ministro de Economía, en EE.UU., con el jefe de la Aduana, Guillermo Michel. | MECON

Nunca un morocho, a pesar del origen peronista de la dama. Como las pulposas pin up que jamás se enredan amorosamente con un albañil. Ella siempre con carapálidas, blanquiñosos, lo que la sociedad femenina considera bien parecidos, atrayentes. La política también requiere una estética, rinde la belleza. Y, en este caso de favoritos, al garbo para pertenecer al elenco debe agregarse cierta inclinación sumisa a lo que dice y manda Cristina Fernández.

Quizás Sergio Massa, hoy un preferido poco explicable de la vicepresidenta, sea quien responde menos a la tonalidad y pureza de piel que caracterizó a los anteriores elegidos políticos de la doctora. El ministro de Economía se ha colado en el corazón de la viuda de Kirchner, quien le renovó la confianza contra la voluntad de su hijo Máximo, Axel Kicillof y La Cámpora, entre otros quejosos.

También ella asume las consecuencias de los anuncios económicos qué quizás esta misma noche se divulguen anticipando una voluta superior para la inflación, más penuria y angustia sociales. Como obliga la deriva del FMI al cumplir tibiamente con sus propias cláusulas.

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Amores contrariados hubo entre Cristina y Massa, cálidos momentos cuando fue su jefe de Gabinete, discordia y afrentas cuando se separaron. Ahora, la vice lo sostiene e impulsa aunque dice discrepar por sus concesiones al FMI, fondos y bancos. Se molesta, claro, por la suba de precios que la obsesiona y él, tontamente, le había prometido una baja al 3% mesual en el trimestre pasado. No cumplió. Amores de estudiante, tal vez.

CFK lo defiende como ministro y candidato, tal vez para molestar al Presidente

Aún así ella lo defiende al frente de la cartera en oposición al Presidente y hasta desea –quizás como forma de eludir su propia responsabilidad– que sea el candidato presidencial de su fracción partidaria, acompañado por Wado de Pedro. Repite la fórmula a más de un cercano, está instalada en su vecindad.

Difícil esclarecer los motivos que gobiernan la cabeza de la mujer, para muchos menos entendible que la tradicional pintura de Picasso. En particular, su  entrega de cuerpo y alma a ideas opuestas a las suyas, sea por razones de cariño, necesidad o capricho. No pasan esas licencias solo por la economía o la política, hay que incluir en ese ejercicio el tema judicial, promesas familiares a cumplir, o el sometimiento a esa capacidad seductora de Massa por hacerle imaginar estrellas desde el fondo de la alcantarilla para los próximos años.

Como otro en la lista de nominados por Cristina, el ministro de Economía comparte el momento de fama que tuvo Amado Boudou en el 2011, quien por arbitrio de ella llegó a ser número dos del Poder Ejecutivo. Igual al “chiquito” Kicillof, que alcanzó un ministerio y la gobernación bonaerense, su vasallo más obediente, hoy sumido en la oscuridad por el fallo norteamericano sobre YPF que puede voltear la estantería macroeconómica de la Argentina.

Hay fiesta del Gobierno por un crédito del FMI otorgado por más de US$ 5.000 millones que nunca ingresará y nula preocupación, en cambio, por pagar o ser embargados en el futuro ante un juicio por 20.000 millones (que representa lo que este año se perdió por la sequía). Error de principiantes, Cristina, Kicillof, su equipo y Máximo, si es solo un error. O una picardía siniestra del capitalismo de amigos.

La baja de Macri no apaga incendios en la oposición pero los extiende al oficialismo

Por una ráfaga, en el elenco de mimados también estuvo entre los escogidos galanes Felipe Solá, un vinilo de escasa duración frente al más duradero Alberto Fernández, al que conoció antes de que éste empezara a servir a Néstor Kirchner y al que hace tres años le obsequió la Presidencia para mantenerlo en su huevera. Hubo interrupciones, agresiones y, como se rompió el cascarón, el pájaro anda suelto, protestando.

Queda Massa para delfín, quien presumía –como se informó en esta columna– que no suspendería la construcción nuclear de los chinos a pesar del difundido reclamo de Washington. Se justificaba para alegrìa de Cristina: no se puede abortar la obra, debemos renegociar un incremento del famoso swap oriental para equilibrar las finanzas. Pero en 48 horas, en la reciente visita a la Casa Blanca, acompañando al Presidente, debió modificar la opinión y como imponen las reglas del imperialismo, diría su jefa, se allanó a la postergación reclamada. Chau Xi Jinping, welcome Biden.

Alguien justifica el cambio de actitud: los chinos nos venden por más de US$ 9.000 millones y los norteamericanos por un poco más de 3 mil.  Esa diferencia inclina la balanza de comercio exterior y los voraces asiáticos deberían ser más prudentes a la hora de exigir la instalación de centrales, bases o puertos. No compran como Egipto, Vietnam o Indonesia, países a los que la Casa Rosada poca atención les presta cuando son clientes bastante ejemplares. Típico de la Argentina: no proteger a su ángel azul.

Habrá más tipos de cambio preferenciales y fuertes podas al sector privado

La suspensión nuclear parece geopolítica mas que económica,  y responde a una serie de objeciones que pronunció el FMI vía los Estados Unidos. Además de los planteos de la bengalí Gita Gopinah, la segunda del organismo, invulnerable y durísima, quien demandó mejor recaudación, achicamiento de la brecha cambiaria y obtención de mayores reservas.

Quizás hoy mismo anuncie Massa medidas que van en esa dirección, además de festejar un préstamo que pasó de una mano a la otra, con la necesidad de levantar el impasse en algunos mercados y redes comerciales hoy paralizados por la falta de precios.

Se vienen tipos de cambio preferenciales, en principio para la soja, tal vez para otros frutos del campo (trigo, maíz) y, naturalmente, para ciertas regiones (vino, por ejemplo). Acompañan a otra exigencia del Fondo sobre una poda al sector privado de 1 billón de pesos que habrá de encarecer las importaciones, tal vez entre el 20 y 30%. Un porcentaje a tener en cuenta para la espiral de los precios.

Nadie supone, ni Cristina, que esas medidas contendrán la inflación. Al contrario, seguramente la alimentan para crecer por más que la Inquisición de Tombolini diga que las detendrá con un control. Ni con la cruz se bloquean las subas, mientras ella sigue con su heredero temporal, como hacía Elizabeth Taylor con sus esposos. Ella fue educada en ese cine y en esa farándula.