COLUMNISTAS
conmemoración del 24 de marzo

Olvidos, desconexiones y prescindencias

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Multitud. La nueva marcha por el 24M arrojó curiosidades. | Pablo Cuarterolo

Pasaron 47 años, algo cambió. 24 de marzo en dos etapas, l976 y 2023. De aquel golpe militar contra un gobierno democrático que nadie menciona, como si fuera una infección peronista. Memoria selectiva en la jornada de la memoria. Curioso. Y aún vive aquella mujer desalojada de la Casa Rosada (la viuda de Perón), de patética gestión, castigada luego con años de cárcel por arbitrios castrenses.

Ahora se salta a las celebraciones varias contra aquella intervención fatídica y de frustrantes resultados. Fracaso brutal de la tríada Ejército, Marina y Aviación, más duradero que la derrota en Malvinas. Casi no existen las Fuerzas Armadas, que se sirvieron de instrumentos detestables, como el terrorismo de Estado.

También otros protagonistas entusiastas del reciente acto en Plaza de Mayo se han desinflado en los últimos 50 años, sin aire, en particular la izquierda. Los proveedores de los cortes porteños, la “revolución permanente” del PO y adyacencias se ha diluido en el “piqueteo semanal”, con control de asistencia de pobres, interrupciones y la venalidad de aditivos para llevar clientes a la 9 de Julio. Casi una sociedad de socorros mutuos subvencionada por el Estado. Eso sí, pacíficos.

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Es razonable que el Día de la Memoria pase sin Alberto ni CFK: esta economía no entusiasma

Una desviación subalterna a las enseñanzas de Trotsky, un final más dañino que el picahielo de Ramón Mercader para asesinarlo en México (en rigor, un piolet). Ni pensar, claro, en otra consigna olvidada del líder marxista: el levantamiento de las masas humilladas, fenómeno tan esperado como el aterrizaje de otro mesías. Tampoco se dio en 47 años desde aquel 24 de marzo, ni un esbozo, a pesar de que los desocupados y pobres se han multiplicado en forma geométrica.

Menos existe el Partido Comunista en esta superficial descripción, el cual no se distinguía por apoyar la democracia y se asoció a la dictadura para extinguirse luego en el mamarracho. Salvo muchos de los burócratas que lo conducían y se quedaron con una inmensa fortuna para convertirlas más tarde en multinacionales. Para el pueblo lo que es del pueblo, se cantaba. Ventajas de pertenecer a la Nomenklatura. La militancia premia: tiene razón La Cámpora.

Distorsiones. Puso menos muertos esta izquierda titilenta en la confrontación con los militares. Al revés del peronismo, los gremios y  los fanáticos de la lucha armada como misión social, esos “foquistas” que ojearon a Gramsci y entendían que era necesario pasar un tiempo en la cárcel para endurecer el perfil revolucionario. Nunca se habla de esa estupidez del pensador italiano. Aristócratas de la violencia, cometían atentados, liquidaban un policía por día y se suicidaban como los kamikazes japoneses con la pastilla de cianuro (Montoneros). Un mandato o la explicación que escribió Ernest Junger en otra situación: hay peores peripecias que la muerte. Claro, se refería a la tortura como ejemplo.

Otro sector político, más radical, confiaba en que el terrorismo provocaría la ira de los EE.UU. y que esta potencia invadiría la Argentina para reprimir con los marines. Doctrina del ERP y de otros movimientos latinoamericanos, creyentes en su propia importancia y en la obediencia ciega a un slogan del Che: “No un solo Vietnam, sino muchos Vietnams”. Mayúscula necedad para enfrentar al imperio, mientras sus jóvenes adherentes convertían en ideal pequeño burgués el combate a la injusta sociedad con una bomba en la mano. A colocar en cualquier lugar. Así los mataban o desaparecían en ese afán, sin conocer siquiera a los que juraban defender (el campesinado por ejemplo, o los trabajadores).

Hoy, los adeptos a La Cámpora admiran aquellos sacrificios desatinados. Afortunadamente no se atreven a repetirlos.  

Larreta apartó a su policía de la calle para evitar riñas con los marchantes: la campaña es todo

Para colmo, los guerrilleros de otrora estaban hasta bendecidos por la Iglesia en la formación original de la “orga” (recordar Carbone, asesinato de Aramburu, aunque hubo curas más violentos), que en medio siglo han pasado de proponer la “revolución armada” a la “explosión demográfica”. Ejemplo: un cuadro de esos tiempos, hoy referente de Mario Firmenich, Emilio Pérsico, quien ya tiene diez hijos y se debe haber salvado de una colección mayor para que su mujer, Patricia Cubría, no se complique embarazada en su campaña de intendente en La Matanza.

Igual que otro publicitado devoto del Papa Francisco, Juan Grabois, quien ha transformado ciertos conceptos de estos últimos 47 años: ya no discute la guerrilla urbana (Fanon, Argelia, Frank País, Marighela) versus la rural (Guevara, Castro, Camilo Torres, Luis de la Fuente). Encontró una novedad, parece haber descubierto la “guerrilla anfibia”, descripción de sus andanzas por Lago Escondido para pugnar contra los “poderes concentrados”.

Adversidades. Sin Cristina y sin Alberto se recordó aquel 24 de marzo. Razonable. No parece el mejor momento para entusiasmar muchedumbres con las últimas medidas económicas, aunque juren que es contra la voluntad del FMI y los bancos. Mejor evadirse para la dupla cupular, desconectarse del 24 de marzo. Del reciente 24 de marzo, tan adverso en lo económico.

Mejor prescindirse, como el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, quien envió un mensaje de dolor por los años de plomo y apartó a su policía de la calle para evitar riñas con los marchantes. Desvalida la ciudad para cualquier disparate. No quiere que ningún episodio callejero le altere la campaña.

Se advertirá entonces que, en su crisis, el oficialismo de Alberto y Cristina se desprende de los recuerdos. Y el opositor alcalde evita exponerse, justo cuando en el plano personal hace poco tiempo adoptó un slogan: “Hombre feo y sin coraje no consigue mujer bonita”. Fue un desafío, disolvió su matrimonio y se fue con una mujer más joven. Uno pensaría que es un tema más sensible que el político.