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Mujeres en ciencia: una larga historia de lucha hacia la igualdad

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Desigual. Las mujeres son mayoría en ciencia, pero minoría en sus áreas de ingeniería y tecnología. | cedoc

El 11 de febrero celebramos el Día Internacional de la mujer y la niña en la Ciencia. Establecido en 2015 en Naciones Unidas para promover el acceso y la participación plena y equitativa de las mujeres y niñas en la ciencia, algo que aun presenta diferencias importantes. Esta participación tan desigual, se achica muy lentamente. 

A nivel mundial las diferencias existen en todos los países. La Unesco, impulsora de la elección de este día, reconoce que en el mundo la participación de mujeres en investigación científica es alrededor del 30% y solo el 4% de los premios Nobel han sido otorgados a mujeres. Este año, la Directora Ejecutiva de Unesco y la de ONU-Mujeres reclamaron juntas que se preste especial atención a lograr la Igualdad de género en la ciencia, fundamental para avanzar en el logro de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sustentable. 

El premio “La mujer y la Ciencia “que Unesco y la Fundación L’ Oreal han instituido desde 1998 para premiar cada año a cinco mujeres científicas es un estimulo. En el 2022, referido a quienes contribuyeron a la lucha frente al covid, recayó en una investigadora en enfermedades infecciosas de Cuba, una bioquímica de Estados Unidos, una neurocientista de China, una especialista de Salud Pública de Rwanda y una especialista en embriología de España. Cabe señalar que desde 1998 se presentaron 122 candidatas y 3.800 jóvenes científicas de 110 países han sido apoyadas. La mayoría de las premiadas en general corresponde a la investigación referida a la salud, evidencia del escaso porcentaje de mujeres en investigación científica en ingeniería y tecnología.

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En la Argentina, el informe del Programa Nacional de Igualdad de genero en Ciencia, Tecnología e Innovación señala “la diferencia en liderazgo y toma de decisiones entre varones y mujeres es notable en el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, solo 22% de los directivos de organismos de ciencia y tecnología son mujeres”. 

Si bien el 60% de las personas en investigación científica son mujeres, solo el 10% lo hace en ingeniería y tecnología. Hay un alto porcentaje en matemáticas, este es un campo a prestar atención y apoyo. 

Los obstáculos son evidentes porque el 50 % de los proyectos son liderados por mujeres, pero reciben menos financiación y no llegan aún en igual medida a los lugares de decisión. Si queremos cambiar esto se necesitan políticas públicas específicas y se deben referir no solo a las de investigación científica, sino que deben abarcar las políticas educativas previas.

Tenemos que tener politicas que empiecen desde el nivel inicial hasta el universitario en el que se estimule a las niñas, adolescentes y jóvenes mujeres al manejo de la tecnología y el interés por ella y la ingeniería. 

Los esfuerzos por incluir el manejo lúdico de la programación para las niñas es clave. Para esto hay que eliminar en los docentes y directivos de los niveles iniciales los prejuicios de género que mantienen a las niñas en los juegos que sustentan el estereotipo de mujer ama de casa, madre y servidora de todos. 

Frente al modelo varonil del capaz, osado e inteligente y que concentra la preparación en el manejo de la tecnología. ¿Para qué invertir en enseñar el manejo por ejemplo de la programación a las niñas si ellas solo serán madres y amas de casa? Esto subyace a la falta de interés para involucrar a las niñas desde el nivel inicial y primario en esta capacitación. 

Como es frecuente, llegamos a la necesidad de la capacitación docente en Educación Sexual Integral en todos los niveles y especialmente el inicial, para deconstruir los estereotipos de género que la escuela alimenta y sostiene. A esto se agrega la capacitación en el manejo de tecnologías lúdicas de programación progresiva que se apliquen en los distintos niveles para avanzar en la enseñanza del STEM. Al Ministerio de Educación de la Nación no se lo ve liderando esto.