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dinero y cuarentena

Nadie va a ir al banco

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Viral. El funeral africano que circuló con finales trágicos. | captura de video

—Si no conseguimos poner en marcha esa línea de crédito, nos van a prender fuego.

El 31 de marzo salió el decreto 326 que creó un Fondo de Garantías (Fogar) para que el Estado pusiera $ 30 mil millones como respaldo para que los bancos presten hasta $ 120 mil millones a empresas en llamas porque no pueden pagar los salarios. Pero el jueves a la tarde, la desesperación del funcionario mostraba los problemas de la administración en tiempos de pandemia: el texto de la norma hablaba de que se garantizarían créditos hasta el monto de la “asignación específica” y no por la totalidad del plan, lo que demoraba el giro del dinero desde el Ministerio de Economía para que comenzara a estar operativo al menos parcialmente el intento de salvataje para pymes a través del sistema financiero.

A las fallas de la gestón se suma también que los bancos, que vienen de dos años de sorprender hasta a la agencia Bloomberg por los increíbles ratios de retorno sobre patrimonio que obtuvieron deletreando siglas como Lebac o Leliq, muestran una fiaca de bed office para ofrecer plata a tasas accesibles. “Me dijeron que la línea no está disponible”, fue el hit del encierro de los gerentes financieros en estos días, solo superada por otro más popular y estructural que refleja los límites de esa estrategia: “Nunca en mi vida saqué un crédito, cómo hago”. En la Argentina, cuando todo va bien, el crédito apenas llega al 15% del PBI.

La misma traba está detrás del Lollapalooza de jubilados que reventó las sucursales el viernes. Todo el esfuerzo sanitario de dos semanas remando para que no exploten los contagios (ahora todos decimos “aplanar la curva”) casi se arruina por una realidad llamada “mi abuela no tiene tarjeta de débito”. Es una situación hija de la informalidad, la desconfianza en el sistema y la falta de educación financiera, que por ejemplo se ve en que las preguntas más buscadas sobre finanzas el año pasado en Google fueron “cómo sacar plata del cajero” y “cómo pagar la tarjeta”.

Todo el mundo económico esperaba que las cuarentenas complicaran más a los países que arrancan sin colchón de desarrollo, pero nadie midió si hay más riesgo de expansión del virus por menor bancarización, un indicador que no siempre va de la mano con la pobreza. Según el reporte Global Findex del Banco Mundial, los países del África subsahariana como Ghana, Kenia y Zambia duplicaron entre 2014 y 2017 la penetración del dinero móvil y un 40% de los adultos cobra sus ingresos por trabajos agrícolas en el celular. Nosotros nos reímos todo el fin de semana con el cortejo fúnebre ghanés que se viralizó por WhasApp mientras los adultos mayores chupaban frío en las calles, pero es difícil que ellos se agolpen frente a un cajero.

“No esperábamos que aparecieran tantos jubilados”, soltó el Presidente, en una frase más esperable de un dirigente de Cambiemos que vive en Pilar que de un cuadro del peronismo, donde todos son José Territorio. Son días donde cada patinada se empieza a pagar más cara y no porque en la emergencia le pase alcohol en gel a Hugo Moyano o le blanquee el pin al Ejército o la Iglesia. El tema es que a medida que se acumulan días de encierro, el posteo de la clase media en Instagram comiendo el asado con el sueldo previo al parate da paso a la claustrofobia sin guita, que directamente es desesperación por la falta de changas en los sectores más pobres.

Con esa presión se viene una flexiblización de la cuarentena en una semana pero que va a ser muy light, al menos si se impone lo que dicen los considerandos del último decreto que extendió el aislamiento: que los casos con mejores resultados en el mundo tuvieron como mínimo cinco semanas de muy baja circulación de personas. Por eso será clave una asistencia social más ordenada y contener la inflación, que se arrimó al 4% el mes pasado según Orlando Ferreres.

En ese punto, una postal. El viernes a eso de las 11 de la mañana, una delegación de la AFIP llegó a la planta de Mastellone Hnos. en General Rodríguez, el cuartel general de La Serenísima, la mayor industria láctea del país. Querían ver listados de precios en el marco de los controles lanzados para evitar especulaciones. Tras resistir la inspección, la empresa informó que la persona que tenía la información requerida estaba en aislamiento y luego entregó un listado con los valores al 20 de noviembre de 2019. La visita terminó ya pasadas las 4 de la tarde y ante la falta de resultados se repetirá mañana.