COLUMNISTAS
Historia repetida

Nuevamente una nueva era

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Discursos. Cada uno de los presidentes afirmó que recibió la peor herencia. | cedoc

Ya hemos vivido gobiernos que se autodefinieron como iniciadores de una nueva era, de un nuevo ciclo histórico. Desde que se reinstauró la democracia, escuchamos esas mismas definiciones en Alfonsín, Menem, Néstor Kirchner, Macri y ahora en Milei. Cada uno de ellos dijo haber recibido la peor de las herencias y cada uno de ellos nos indicó que el camino elegido era el único posible para resolver la crisis que le habían dejado. También cada uno de ellos armó un relato propio, un modo de contar la historia a su modo.

Una lente para interpretar el presente basados en la historia. Alfonsín, Menem y Kirchner lo hicieron apoyándose en sus tradiciones partidarias.

El radicalismo pudo apoyarse en la tradición de Alem e Yrigoyen, Menem en el Perón del 45 y sobre todo en el Perón león herbívoro del 73, Kirchner en una versión más evitista del peronismo del 45 y en los activistas del 73.

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Macri se apoyaba en la historia de la generación del 80, pero al mismo tiempo pensaba en el desarrollismo de Frondizi.

Veremos si esa generación acompaña el cambio cultural propuesto

Milei fue más allá. Decidió que todo lo sucedido de un siglo a esta parte es constitutivo de la decadencia argentina. Habríamos vivido un festival de corporativismo. Allí donde radicalismo y peronismo comenzaron su historia habrían sido los peores momentos de la Argentina. También en dicho período estuvieron los gobiernos autoritarios. Pero como se trata de un relato económico, el tema no se tocó.

El Presidente libertario viene a dar la batalla cultural contra los valores de generaciones enteras de argentinos. Pero su propio relato no está exento de contradicciones. Dice admirar al gobierno de Menem y Trump.

Allí el relato se vuelve más borroso. Menem no solo realizó un proceso de privatizaciones y reformas, era el mandamás del Partido Justicialista, tenía el apoyo de todas sus alas y construyó una alianza social y política entre los empresarios y los trabajadores. Era capaz de darles un abrazo a quienes lo pusieron preso, encolumnarse con Estados Unidos, darle a Duhalde el Fondo de Reparación Histórica del Conurbano y pactar con Alfonsín la reforma de la Constitución. Menem era sin duda un jefe político de lo que hoy se denomina la casta.

Trump es un claro defensor del sistema industrial de su país. Representa a los trabajadores del interior desplazados por la globalización.

El cambio y la estanflación

En el fondo es un nacionalista moderno. Es jefe político del sector mayoritario del partido republicano. Estuvimos en Cancún en la Cumbre de Comunicación Política donde Dick Morris explicó las profundas diferencias de visión entre su asesorado Trump con nuestro presidente.

Dijimos anteriormente que gran parte de la sociedad argentina estaba imbuida del sistema de valores del radical-peronismo. Si miramos un poco mejor, eso es parcialmente cierto. Por lo menos un tercio de la población activa tenía 10 años cuando vino la crisis del 2001.Y mientras crecían vivieron dos fenómenos en paralelo. El desarrollo exponencial de las redes sociales y el fracaso de los últimos gobiernos. Vivieron la brutal grieta política y social que abrió el conflicto con el campo, la falta de crecimiento económico desde 2011, el incremento de la pobreza, la inflación y la falta de horizontes de futuro. Ello, entre otros factores, generó un fuerte cuestionamiento al rol del Estado por ineficacia y un rechazo a la casta política tanto de carrera como salidos del mundo empresarial.

Son hijos de los portadores del sistema de valores del siglo pasado. Quiere decir que están viviendo tanto en el mundo de las redes como en contacto con el mundo de sus antecesores.

De acuerdo con los resultados de la gestión Milei, veremos si esa generación acompaña el cambio cultural propuesto, vuelve hacia viejos valores o sigue para adelante en búsqueda de otras soluciones. La historia está abierta.

*Consultor y analista político.