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Nuevo relato de época

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Diez años de relato menemista fueron suficientes para que una mayoría electoral se cansara de un presidente que quería sumar por derecha e izquierda y podía tratar de “mi amigo” tanto a George Bush como a Fidel Castro.

Hoy, diez años después del inicio del relato kirchnerista, comienza a tomar forma una nueva mayoría que parece aburrida de la gesta schmittiana de un país en pugna entre amigos y enemigos.

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En ambos casos, el hartazgo está acompañado por el agotamiento de sus respectivos modelos económicos.

La pregunta es cuál será la próxima narración de época que la sociedad argentina acepte como la políticamente correcta para acompañar la economía que viene. Los comicios de ayer dan una pista cierta.

Los buenos resultados de candidatos como Massa, Binner, Michetti, Del Sel (Macri), Stolbizer-Alfonsín (y la campaña Argen-Tina) o Julio Cobos, reflejan el crecimiento de posiciones que pretenden dar por cerrado el ciclo de la confrontación ideologizada como motor político.

Incluso, la relativamente buena campaña oficialista en la provincia de Buenos Aires, fue encabezada por personalidades light como Scioli e Insaurralde, en detrimento de los cristinistas duros.

A todos ellos los une, en mayor o menor medida, discursos ideológicos débiles, de pasiones controladas y utopías cercanas. La seguridad, el diálogo, la gestión, la felicidad y el deporte, son sus temas fetiches de campaña.

Si la hipermodernidad kirchnerista (reflejo argentino de “Los tiempos hipermodernos” descriptos por Lipovetzky a principios de este siglo) mezcla la modernidad setentista con la frivolidad posmoderna, el nuevo clima de época está representado por dirigentes que se proponen como síntesis superadora de setentistas, noventistas y kirchneristas.

Cristina y Carrió son reflejos exitosos de aquel tiempo beligerante (De Narváez también, pero él se adapta). Los que ahora despuntan, en cambio, son espejos de una neoposmodernidad social que recupera el escepticismo frente a la épica de los grandes relatos.

La pasión de los que defendieron y atacaron con vehemencia al Modelo empieza a ser reemplazada entonces por la moderación de los que hacen carrera prometiendo “mirar al futuro” y terminar con los antagonismos.

La encerrona económica actual, para unos significaría el certificado definitivo de defunción. Y para otros, el ADN con el que nacerá el próximo relato.