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Otros periodistas recibieron el Nobel de la Paz en el siglo XX

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En 1911 y 1935, Alfred Hermann Fried, austríaco, y Carl Von Ossietzky, contra las guerras y el nazismo. | cedoc

Estos son días de anuncios, como cada año, de los premios Nobel que plantean distinguir personajes que han contribuido al desarrollo, crecimiento y visibilización de diversas disciplinas científicas, culturales y humanitarias. El Nobel de la Paz ha sido objeto de no pocas polémicas a lo largo de la historia: fue adjudicado, algunas veces, a personajes que pueden haber actuado a favor de algunos acontecimientos vinculados con el tema pero, al mismo tiempo, haberlo hecho en sentido opuesto, promoviendo o conduciendo actos de guerra, muchas veces brutales.

Pocos premios Nobel han tenido por destinatarios a periodistas, como en esta edición: un hombre y una mujer que ejercen el oficio como instrumento para defender derechos humanos y enfrentar al poder, aun al precio de correr riesgo de vida. Ellos son la filipina María Ressa y el ruso Dmitri Muratov, a quienes se eligió “por sus esfuerzos para salvaguardar la libertad de expresión, que es un requisito para la democracia y la paz duradera”, según argumentó el comité encargado de adjudicar el premio. Esta columna no se ocupará de ellos porque seguramente serán protagonistas con mayor amplitud en otros sectores de PERFIL. Pero quisiera llevar a los lectores algunas informaciones sobre periodistas que en otros tiempos han sido galardonados con el Nobel de la Paz.

Un caso curioso es el de dos premiados en el siglo XX, ambos por sus arriesgados esfuerzos por enfrentar los males del militarismo y la guerra en el llamado imperio austro-húngaro poco antes de la Primera Guerra Mundial y en la Alemania de Adolf Hitler.

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Alfred Hermann Fried fue premiado en 1911. Había nacido en Viena en 1864 y desde su juventud optó por la lucha contra el creciente militarismo germano, por el activismo pacifista y por su vocación periodística que lo llevó a dirigir y crear medios de prensa. En 1893 se instaló en Berlín, abrió una imprenta y codirigió una revista, Die Waffen Nieder (¡Abajo las Armas!), título que cambió luego por Die Friedenswarte (La Atalaya de la Paz). Fundó la Deutsche Friedensgesellschaft​ (Sociedad Alemana por la Paz), partícipe necesaria del movimiento pacifista previo a la guerra desatada en 1914 con millones de muertos en ambos bandos. Fried defendía el “fundamentalismo pacifista” y creía que la “anarquía internacional” sería la meta a alcanzar tanto con medidas legislativas como “mediante la regeneración espiritual”. Escribió varios libros vinculados al pacifismo, emigró a Suiza para protestar contra el creciente militarismo alemán y murió a los 57 años en estado de extrema pobreza. 

Carl Von Ossietzky nació en Hamburgo en 1889 y muy joven militó junto a Fried en la Sociedad Alemana por la Paz. La Academia Sueca le adjudicó el Nobel de la Paz en 1935, pese a la oposición de Adolf Hitler, que no perdonó tamaña ofensa: desde el premio a Von Ossietzky, prohibió que cualquier ciudadano alemán aceptara la distinción. Es que la lucha de Von Ossietzky fue muy intensa: en 1922 fundó el movimiento Nie Wieder Krieg (Nunca más la guerra) y apuntó contra el poder alemán que iniciaba su rearme secretamente en contra de lo estipulado en el Tratado de Versalles. Fue subdirector del diario Volkszeitung (El Periódico) en Berlín, y más tarde dirigió el semanario izquierdista Die Weltbühne (El Escenario Mundial), en el que defendió el desarme y la paz internacional. Lo acusaron de revelar secretos militares en sus artículos y fue condenado a 18 meses de cárcel en 1931, beneficiándose en 1932 por una amnistía. No obstante, la llegada de los nazis al poder en 1933 lo devolvió a la cárcel y luego a un campo de concentración. Estuvo allí tres años, enfermó de tuberculosis y murió en 1938. Nunca pudo recibir el monto del Premio Nobel, que quedó probablemente en el bolsillo de un abogado.