Se llama Populus tremuloides, pero en español se lo conoce como álamo temblón. Es originario de las zonas menos templadas de Estados Unidos y Canadá, intolerante a lo que se llama el permafrost, esto es, el suelo permanentemente helado. Es un árbol que raramente sobrevive a altitudes inferiores a 350 metros sobre el nivel del mar (msnm) –por lo general se lo encuentra entre los 1.250 y 3 mil msnm. El apelativo trémulo se debe al estremecimiento de sus hojas ante la más leve brisa, lo que produce un sonido suave y característico de esta especie.
En el estado de Utah, cerca del lago Fish, en la meseta de Fish Lake, en el extremo oeste de la meseta del Colorado, existe lo que los estadounidenses llaman The Trembling Giant, el gigante temblón. Se trata de una colonia surgida, se estima, hace aproximadamente 80 mil años a partir de un único álamo macho que dio origen a una formación de álamos cuyo peso sería de aproximadamente 6.600 toneladas. Todo ello lo convierte no solo en el organismo vivo existente más pesado, sino más anciano también. El nombre con que se lo conoce en español, Pando, proviene del latín, ya que una de las acepciones del verbo “pando” es “extender”.
Efectivamente, la formación de álamos se extiende hasta 47 hectáreas y está compuesta por aproximadamente 47 mil tallos –y no para de crecer. Imaginen un sistema masivo de raíces interconectado, del que cada tanto surge hacia arriba un brote que luego se convertirá en un árbol con todas las de la ley. Nadie había prestado atención a esta formación hasta que Burton Barnes, de la Universidad de Michigan, se dedicó a estudiarla en la década del 70, llevado por la intuición que luego pudo confirmar y que en 1992 terminó de investigar Michael Grant, de la Universidad de Colorado: no se trata, como a simple vista se puede suponer, de un mero bosque de álamos, sino de un organismo único.
Grant consiguió, entre otras cosas, calcular la edad de los álamos por medio de la dendrocronología, el conocido y comprobado método de cálculo de la edad de los árboles por medio del patrón de crecimiento de los anillos de los troncos. Según Grant, la edad promedio de cada árbol individual es de 130 años. Grant explica el particular sistema reproductivo del álamo temblón: “Se reproduce regularmente a través de un proceso llamado ‘reproducción asexual’. Un tallo individual puede mandar raíces laterales. Esto, bajo las condiciones correctas, puede propiciar el crecimiento de tallos erguidos por encima de la tierra que aparecen como nuevos árboles individuales. Esta colección de tallos múltiples, llamada ramete, forma una organización única genéticamente individual, usualmente denominada clon”.
Otros expertos no están tan de acuerdo con Grant, según ellos la edad del organismo no puede calcularse a través de la edad de sus integrantes considerados individualmente, y extienden o acortan la edad promedio de 80 mil años establecida por Grant. Están quienes dicen que puede tener hasta un millón de años y quienes aseguran que la evidencia indica que la aparición de álamos temblones en la mayor parte del occidente de los Estados Unidos se produjo con el cambio climático ocurrido hace 10 mil años, de modo que jamás la edad podría ser de 80 mil. En cualquier caso, siempre será el organismo viviente más viejo de la Tierra.
De modo que la próxima vez que se sientan viejos, gordos y solos recuerden que existe –y seguirá existiendo– Pando.